La falta de acceso de cientos de miles de puertorriqueños a servicios primarios de salud visual en los municipios donde residen y la disparidad que padecen los optómetras puertorriqueños frente a sus iguales en todo Estados Unidos, son algunas de las principales razones que a juicio del Colegio que agrupa a estos profesionales justifican la aprobación de la legislación que les autorizaría a recetar tratamientos y fármacos terapéuticos a sus pacientes.

A estas razones se une además, la fuga que experimenta el País de estos profesionales, ante lo que la presidente del Colegio de Optómetras de Puerto Rico, Celia de Lourdes Feliciano, calificó como el “discrimen geográfico” en contra de los que ejercen la profesión en la Isla.

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La portavoz del Colegio, que compareció este viernes ante la Comisión de Salud del Senado, aclaró además que la legislación propuesta no autoriza a los optómetras, ni ellos lo están solicitando, a realizar cirugías como parte del ejercicio de su profesión.

Afirmó Feliciano que los optómetras son profesionales de la salud debidamente entrenados y con un mínimo de ocho años de estudio. “Primeramente hay que establecer que cuando se habla de un doctor en optometría, se está hablando del profesional de la salud encargado del cuidado primario de los ojos”, sostuvo.

Indicó que estos están al mismo nivel que otros profesionales de la salud como lo son los odontólogos, podiatras y osteópatas “los cuales, sin ser médicos, son precisamente profesionales de la salud de cuido primario, que poseen un doctorado especializado en un área del cuerpo humano, que pueden ejercer una práctica terapéutica con el uso de agentes farmacológicos. Pueden recetar a pesar de no ser médicos”, dijo.

Destacó, por otra parte, que para cumplir con los requisitos de la acreditación de la escuela de optometría y los estándares de la American Optometric Association, y su ente acreditador, los estudiantes utilizan y administran agentes farmacológicos para tratar enfermedades visuales.

Se preguntó, entonces “¿cómo es posible que se le exija como requisito para estar apto para ejercer la profesión el poder brindar tratamiento con agentes farmacológicos a nivel de clínica como estudiante y luego no puedes ejercer una práctica terapéutica?”.

Sobre el acceso de la población del país a servicios primarios de salud visual, indicó que en Puerto Rico sólo hay 147 oftalmólogos, de los cuales el 70% están en la zona metropolitana y que no hay oficinas de estos en 50 de los 78 municipios.

Feliciano también afirmó que “el 60% de los oftalmólogos en Puerto Rico rechazan los pacientes beneficiarios de la reforma de salud del gobierno. Es decir, rechazan a los más pobres”.

Según la presidenta del Colegio, cerca del 90% de los doctores en optometría emigran de Puerto Rico “para poder ejercer su profesión y vocación según la estudiaron, sin injusticias profesionales y con una mayor facultad para darle el más excelente cuidado de salud visual primario a sus pacientes”.

Informó que el año pasado se graduaron 12 doctores en optometría y solo uno de ellos se quedó en Puerto Rico. “Los demás abandonaron la Isla”.

Defendió la aprobación del Proyecto del Senado 991y afirmó que ello “logrará el reconocimiento de las destrezas adquiridas y desarrolladas por nuestros optómetras de manera que podamos ponerlas todas al servicio de los puertorriqueños y eliminará el discrimen geográfico entre los optómetras de la Isla y los optómetras que ejercen en cualquier estado de Estados Unidos”.

Esta legislación es objetada vigorosamente por la Sociedad Puertorriqueña de Oftalmología, que cuestiona la capacidad de los optómetras para realizar en Puerto Rico las labores que se les autorizarían en la medida.