Mudo el gobierno con aparente inicio de brote de dengue
Primera Hora ha solicitado durante cuatro semanas los informes de vigilancia del virus.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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El inicio de un brote de dengue en Puerto Rico parece haber sido silenciado en medio de la lucha por la pandemia de la COVID-19 y aunque el Departamento de Salud (DS) tiene un nivel bajo de alerta con el virus -que en lo que va de año casi ha quintuplicado los casos en comparación con los registrados en todo el 2019-, en los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) advierten a los viajeros sobre el asunto al tiempo que ubican a la isla en primer lugar de contagios sobre todos los estados y territorios de Estados Unidos.
“Alerta: hay un brote de dengue en Puerto Rico. El dengue se transmite por los mosquitos. Los viajeros que van a Puerto Rico deben tomar medidas para evitar las picaduras de mosquitos”, detalla el aviso clínico de los CDC.
En la sección de orientación a los que buscan información de destinos turísticos señalan que Puerto Rico está en la lista de 15 países que “informan un número de casos de dengue mayor al habitual” por lo que recomiendan a las personas a estar conscientes de que si visitan alguna de las jurisdicciones “pueden estar en mayor riesgo”.
El dengue es una enfermedad viral causada por una infección con cualquiera de los cuatro virus del dengue (DENV -1,-2,-3,-4). La persona infectada por uno de ellos queda inmunizada de ese tipo de virus, pero no de los otros tres. Según el Departamento de Salud, en la isla se han reportado casos de los cuatro grupos. Los virus se transmiten a las personas por medio de la picadura de un mosquito de la especie Aedes infectado (Ae. aegypti o Ae. albopictus). Estos vectores también transmiten el virus del zika y el chikungunya. Aunque su síntoma más común es la fiebre, aunque también pudiera incluir náuseas, vómitos, sarpullido, molestias y dolores (detrás de los ojos, muscular o en articulaciones). Estos síntomas duran entre 2 a 7 días y, en general, comienzan de 3 a 14 días luego de la picadura del mosquito infectado.
El dengue -en su categoría grave- afecta a 1 de cada 20 personas que se enferman y la misma podría causar shock, hemorragia e, incluso, la muerte. Los bebés, las embarazadas y las personas que ya han tenido una infección por dengue anteriormente corren riesgo de presentar dengue grave, según los CDC.
Un vistazo al mapa de los CDC sobre el reporte de casos de esta enfermedad registrados en lo que va del 2020 en Estados Unidos y sus territorios -una información que recopilan con datos que ofrecen las jurisdicciones- confirma que de los 224 casos a nivel de nación, 123 corresponde a Puerto Rico. De la cifra, sólo un caso está relacionado a un viaje y el resto fueron transmitidos localmente.
En el caso de los 50 estados los 99 registros fueron de personas que contrajeron el virus durante algún viaje. De hecho, los CDC detallan en su página web que “la mayor carga de dengue en los Estados Unidos se encuentra en los territorios de Puerto Rico y las Islas Vírgenes de los Estados Unidos, donde es endémica”.
En su informe agregan que la mayoría de los casos de dengue reportados provienen precisamente de estos dos territorios donde existen sistemas de vigilancia para capturar tanto la incidencia, como el espectro de la enfermedad. Los Centros establecen en sus guías (2015) que la clasificación de casos que deben informar las jurisdicciones se divide en tres categorías: clínicamente compatible, probable (caso clínicamente compatible con resultados de laboratorios indicativos de infección probable) y los confirmados (con resultados confirmatorios de laboratorio a través de análisis de títulos de dengue).
Un brote es una clasificación para denominar la aparición repentina de una enfermedad debida a una infección en un lugar específico y en un momento determinado.
Y si bien es cierto que en la isla se han registrado epidemias de dengue -elevando las cifras a miles de contagios anuales- la realidad actual es que en los últimos tres años hubo un freno sorprendente de infecciones. Por ejemplo, en 2019 la cantidad de enfermos confirmados fue de 19 y en el 2018 los registros indicaron que no hubo un solo caso. Previamente, en 2017, se reportaron 11 casos. Ese mismo año hubo 39 reportes de chikungunya y 1,641 de zika. Al menos, así se desprende del Informe Semanal de Enfermedades Arbovirales que el Departamento de Salud debe reportar cada tres semanas pero que no se actualiza desde el 16 de diciembre del año pasado.
Con el escenario anterior hay que poner la lupa sobre el 2020 porque en los primeros tres meses del año-enero, febrero y marzo- los casos confirmados a dengue por infecciones locales es de 122, un número similar al que ofreció el 9 de abril el director de la Oficina de Epidemiología del Departamento de Salud, David Capó, cuando rectificó una información inicial que le dijo al país al aseverar que en la isla había más de 1,000 casos de dengue.
Posteriormente, se “corrigió” la cifra pero no hubo voces dentro de la agencia que advirtieran sobre la aparente escalada que mes tras mes ocupa el dengue en Puerto Rico, justamente, cuando casi todos los esfuerzos de a nivel de salud pública por parte del gobierno están centrados en desacelerar los contagios de la COVID-19.
Primera Hora ha solicitado a portavoces del Departamento de Salud durante cuatro semanas las estadísticas detalladas de casos confirmados de dengue en Puerto Rico, pero la información no ha sido provista aun cuando el secretario de la agencia, Lorenzo González, confirmó a este diario el martes 5 de mayo que los informes están preparados e, incluso, firmados por él. El secretario fue enfático en que se proveyera a este medio la información solicitada lo antes posible, pero al día de hoy no se han recibido documentos estadísticos. De hecho, reiteró que aún con la crisis de la COVID-29 en el DS hay epidemiólogos dirigidos a atender los casos de dengue.
Se le inquirió saber si tenía conocimiento sobre el aumento de casos en comparación con años anteriores y dijo que la información que le han provisto es que “no hay nada fuera de lo normativo”. “Me tienes que dejar verlo… te invito a departamento a discutirlo”, expresó cuando Primera Hora le señaló los contrastes de datos informados por los CDC y los informes de los años 2018 y 2019 del DS. Al día de hoy no hemos recibido invitación para discutir el tema.
Con los datos publicados por los CDC y que aluden a 122 casos de dengue informados por el DS a inicios de abril- se refleja que en tres meses hay casi cinco veces más personas enfermas al virus que las registradas en todo el año pasado. Sin embargo, es imperativo conocer dónde están focalizadas las infecciones y tomar medidas para que la enfermedad no siga ganando terreno.
González insistió en que la vigilancia de dengue sí es importante y describió como “matador” enfrentar una crisis con esta enfermedad justo cuando comienza la temporada de huracanes y se trabaja con el coronavirus.
Aseguró que se disponía a hacer un acercamiento a la Junta de Calidad Ambiental para que iniciaran el recogido de neumáticos en la isla antes de que reabriera la economía, incluida la industria automotriz. Adelantó también que hablaría con la gobernadora Wanda Vázquez Garced para revertir la orden administrativa que prohibió a los alcaldes -en el inicio de la cuarentena- a fumigar en sus municipios. En esa ocasión se explicó que siendo la COVID-19 una enfermedad con manifestaciones pulmonares era peligroso asperjar. “Se habló con la persona de Salud Ambiental para rectificar, hablar con los alcaldes y darles un adiestramiento para que puedan hacer lo de asperjar, pero que antes lo informen a la comunidad para que los que tengan afección pulmonar o COVID lo sepan y no se vean afectados”, dijo.
Preocupación con los pediátricos
La pediatra Ana Figueroa, con oficina clínica en Río Grande, afirmó estar preocupada porque desde febrero comenzó a ver una “tendencia mayor de casos de dengue” a los que atendió en los pasados dos años. En el 2019 recibió a dos niños con el cuadro febril del virus.
“Este año, a finales de febrero tuve el primer caso que presentó fiebre y al cuarto día comenzó a sangrar. Estuvo 10 días en el Hospital Auxilio Mutuo y no fue hasta esta semana que llegó el resultado confirmatorio de títulos de dengue que se le hizo cuando estuvo ingresado. Luego en marzo tuve dos casos, incluyendo a un bebé de un año. Ellos tuvieron cuadro febril, le bajaron las plaquetas, el rash… esos casos los calificamos como casos clínicamente probables por los laboratorios que se les hicieron, pero el resultado confirmatorio todavía no ha sido provisto a sus padres. Y hace una semana llegó otro nene con el cuadro clínico de dengue clásico. Ese no ha requerido hospitalización pero estamos monitoreándolo constantemente con laboratorios y las plaquetas ya le subieron”, explicó Figueroa.
“Lo que me preocupa es que en menos de tres meses he visto el doble de casos de lo que vi en 2019 y el 75% los he tenido que mandar al hospital. Y, lo más seguro los casos se han triplicado porque estoy segura que hay madres o padres que están manejando las fiebres en sus casas y no están yendo a las oficinas médicas o a los hospitales porque tienen miedo a causa de toda esta situación del COVID… lo más probable -y eso espero- que están manejando un dengue leve”, agregó al aclarar que los últimos tres casos atendidos se les hizo prueba molecular y serológica de la COVID-19 y arrojaron resultados negativos. Tres de los pacientes atendidos -tres varones y una fémina- son menores de 11 años; el otro es un adolescente.
“Honestamente, lo que me preocupa es que aumenten los casos mientras llega la temporada de lluvia y otra cosa que tenemos que tener alerta y que el Departamento de Salud debe decirnos es qué tipo de cepa del dengue es la que se está viendo… eso nos podría ir preparando para el tipo de casos que podríamos atender. Recuerdo que en 2010 fue terrible. Se nos llenaban las salas de emergencia con casos. Ese año tuve más de 10 hospitalizaciones… este año ya voy por tres”, alertó.
La última epidemia de gran escala que tuvo Puerto Rico ocurrió en 2010 cuando se registraron 22,000 casos y 33 muertes asociadas al virus. En la memoria histórica también queda la epidemia de 1998 cuando el año cerró con 16,683 casos. Cifras similares se percibieron en 1994 y 1992.
Mientras, en 2016 Puerto Rico registró 38,058 casos confirmados de zika, dengue y chikungunya, tres enfermedades que son transmitidas por el mismo vector: el mosquito Aedes aegypti.
Figueroa destacó que los pediatras deben estar atentos a los síntomas pues en un principio el cuadro febril es similar al de otros virus, incluido la COVID-19. “Se pueden escapar casos… hay que hacer todo tipo de pruebas porque al principio se nos complica un poco pues los síntomas por ejemplo del dengue clásico son fiebre alta, cansancio, gastroenteritis. Y eso mismo lo podemos ver en COVID”, sostuvo.
Opinión epidemiológica
¿Qué indicadores epidemiológicos representan las estadísticas de este año en comparación con los pasados?, ¿qué implicaciones tienen a nivel epidemiológico que la enfermedad esté circulando en la isla? y ¿cuáles son las medidas urgentes que debe agilizar el gobierno y la ciudadanía antes que el escenario se complique?
Estas son sólo algunas de las interrogantes que la epidemióloga Idania Rodríguez Ayuso trató de responder con los pocos datos publicados por el Departamento de Salud, agencia a la que urgió -como explicó la doctora Figueroa- a informar en detalle el perfil de casos de dengue en la isla. Particularmente hay tres factores importantes que se deben conocer: las edades de los infectados, el género, las comunidades específicas en las que está circulando el virus y el tipo de dengue que está afectando a los pacientes.
“El issue no es que tengamos 122 casos es que no hayamos tenido ninguno en 2018 y que en 2019 sólo hayan sido 19… es interesante o hubiese sido bueno conocer las edades de las personas infectadas el año pasado y los serotipos que están circulando porque en Puerto Rico son más común el 1 y el 2. Cuando entran epidemias, usualmente es con un serotipo que típicamente no circula. Probablemente, se creó en inmunidad de grupo o de rebaño, pero por eso es bueno conocer la edad o características de los infectados. Pero es bien curioso que hayan tan poquitos porque en la isla el dengue es endémico y conociendo la historia de la enfermedad en Puerto Rico se me hace difícil pensar que en un año no haya habido casos”, dijo la experta al hipotéticamente analizar que los pacientes de los pasados años pueden ser personas nacidas después de las epidemias de 2009 y 2010 o ciudadanos que se mudaron a la isla luego de ese periodo.
Agregó que otro panorama de análisis es confirmar si a nivel de gobierno o de organizaciones que dan vigilancia al dengue se hicieron gestiones diferentes que hayan provocado que se esté retomando este año la concienciación de reportar y de hacer pruebas diagnósticas del virus.
“Asumiendo que los datos son los que son pues levanta preocupación dadas las circunstancias en las que nos encontramos. Si tenemos muchos mosquitos circulando con la carga de la enfermedad y hay muchas personas vulnerables que no han estados expuestas a este serotipo, eso crearía vulnerabilidad y que haya un aumento descontrolado de casos. Me preocuparía mucho lo que ocurra, por ejemplo, en el área sur donde todavía tenemos personas en campamentos a raíz de los eventos sísmicos”, sostuvo la epidemióloga.
El río suena desde hace un par de meses
Un informe de la Unidad de Control de Vectores de Puerto Rico – publicado el 18 de marzo- reportó un 30% de aumento de mosquitos Aedes aegypti -en comparación con el año pasado- y la presencia de dengue en la isla tras evaluar los resultados de pruebas de monitoreo que se llevan a cabo en sus laboratorios.
“El número de pruebas de dengue positivas, su porcentaje del total y su distribución, indican que la enfermedad está circulando en la isla. El mosquito hembra Aedes aegypti adquiere este virus de humanos infectados y nuestros resultados muestran claramente que la transmisión activa del dengue está ocurriendo en el área metropolitana”, indicó entonces el entomólogo Grayson Brown, director ejecutivo de la Unidad. “Aunque el COVID-19 es el tema de actualidad y este virus no es transmitido por mosquitos, es importante recordar que el Aedes aegypti vive entre nosotros todo el año y en 2019 se rompió el récord de dengue en el Caribe y Latinoamérica”, advirtió en las declaraciones escritas en las que se informó que la prueba molecular confirmó que el tipo de dengue presente en los mosquitos evaluados es el serotipo 1 (DENV-1), el más común circulando en el Caribe.
Gestiones realizadas por Primera Hora para entrevistar a Brown y a la doctora Marianyoly Ortiz, directora asociada de la Unidad no pudieron concretarse.
En abril, un nuevo informe de la Unidad -la cual está adscrita como un programa del Fideicomiso para Ciencia, Tecnología e Investigación de Puerto Rico-, instó a la ciudadanía a tomar medidas de prevención a través de la campaña “Páralos en seco”. La misma destaca la importancia de vaciar, cepillar, tapar o botar todo aquello que implique criaderos de mosquitos en el hogar.
La comunicación advertía que los mosquitos en Puerto Rico presentan resistencia a los insecticidas más comunes utilizados para eliminar el mosquito adulto por lo que el rol más importante es seguir los cuatro pasos mencionados y el uso de repelente. Ante la situación de resistencia que presenta el Aedes aegypti el doctor Brown recomienda a los alcaldes, por ejemplo, la asperjación en sus municipios con larvicidas a gran escala (WALS, por sus siglas en inglés). El larvicida recomendado es basado en Bti, una bacteria que mata las larvas de los mosquitos.
Otra alternativa es liberar machos estériles (el mosquito macho no pica) para que puedan aparearse con hembras de la naturaleza “lo que hace que sus huevos no eclosionen (las larvas no nacen). La Unidad recomienda comenzar a evaluar este tipo de técnicas en Puerto Rico.
¿Hay vacuna contra el dengue?
Según los CDC una vacuna llamada Dengvaxia está disponible en algunos países alrededor del mundo para las personas de entre 9 y 45 años de edad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la vacuna solo se administre a las personas que hayan tenido una infección anterior por el virus del dengue confirmada. “El fabricante de la vacuna, Sanofi Pasteur, anunció en el 2017 que las personas que reciban la vacuna y no hayan estado infectadas por el virus del dengue anteriormente podrían estar en riesgo de presentar dengue grave, si contraen el dengue después de ser vacunadas”, se advierte en la página del CDC.
La organización indica que en mayo de 2019 la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) aprobó el uso de Dengvaxia en niños de entre 9 y 16 años que vivan en un área donde el dengue sea común -incluyendo a Puerto Rico- y que hayan tenido una infección previa por el virus del dengue confirmada por laboratorio. Se desconoce si esta vacuna ha sido probada en algún miembro de la población infantil de la isla durante los pasados meses.