Llamados a la acción, a tomar la calle, a ser combativos y a no dejarse imponer recortes que afecten a la clases pobres. 

La manifestación corría de manera tranquila hasta que empezó a caer el sol y un grupo de jóvenes le pegó fuego a un muñeco en tamaño real que tenía una identificación con el nombre de José Carrión, presidente de la Junta. El acto causó una gran llamarada. 

El grupo también quemó banderas estadounidenses. Luego, otros manifestantes se pararon frente a las vallas que apenas los separaban de decenas de policías en línea. Frente a ellos continuaron cantando consignas hasta que de pronto volaron huevos y agua hacia los agentes. 

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De inmediato, un contingente de la fuerza de choque del interior del Capitolio y se apostó en el descanso de las escalinatas y hasta una de la agentes desplegó la macana. 

Aunque hubo momentos de tensión, la situación no pasó de ahí.

Ángel Figueroa Jaramillo, presidente de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (UTIER), fue enfático al decir que “con marchas tranquilas y pacíficas no vamos a lograr revertir leyes injustas… Si estás arrinconado tienes el derecho legítimo de levantarte frente al que te quiere arrinconar… si un grupo tiene que marchar militantemente, que lo haga”.

Jocelyn Vázquez, una de las portavoces de la Jornada Se Acabaron las Promesas, criticó que por años los legisladores han tomado decisiones que propiciaron la crisis fiscal. Por lo tanto, dijo que era hora de tomar la calle y no solo para exigir que se audite la deuda fiscal y protestar contra las imposiciones de la Junta, sino para “construir el país que queremos y la sociedad que nos merecemos”.

Mercedes Martínez, presidenta de la Federación de Maestros, dijo en un aparte que no le sorprendía el anuncio de la consolidación de escuelas ni reducción de beneficios, pero señaló que es hora de que la gente entienda que en esto “se nos va la vida”. “Los trabajadores en este país se van a levantar. Hay que luchar por revertir las leyes que son injustas”, expresó.

Al lado norte del Capitolio la dinámica era diametralmente opuesta: unas 2,000 personas en grupos hablaban animadamente mientras que en una pantalla gigante se transmitía el mensaje del gobernador.

Abundaban hombres vestidos con camisas de manga larga o gabán y corbata y mujeres con tacones altos, vestidos y encajes.

Fueron muchos los que rechazaron intercambiar opiniones sobre lo que decía Rosselló Nevares.

Mario Meléndez, quien lleva 18 años laborando en la Administración de los Sistemas de Retiro, dijo que hay muchos empleados públicos que ya tienen unos derechos adquiridos y que no estaba claro cómo se eliminarían beneficios.

“De todos modos está bien que toquen solo las pensiones altas, hay muchas personas que no pueden con un recorte. De lo demás hay que esperar a que se explique bien”, dijo el hombre que hablaba con dos compañeros de trabajo.