Los primeros partidos políticos
Fueron fundados con el fin de defender los derechos individuales de las personas, así como los derechos a la libertad de culto, pensamiento y expresión.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
PUBLICIDAD
La Revolución Gloriosa, ocurrida en España en septiembre de 1868, interrumpió el reinado de Isabel II y estableció un gobierno provisional que favorecía al liberalismo.
Las bondades de este nuevo gobierno se palparon en la Isla de inmediato, cuando los insurrectos -los del llamado Grito de Lares- recibieron una inesperada amnistía a pesar de sus “actos de traición”.
En 1870, otra acción liberal de parte de la metrópoli se materializó con la llegada del mariscal de campo Gabriel Baldrich a Puerto Rico, para ocupar el cargo de gobernador. Baldrich era un militar que simpatizaba con el liberalismo de la Revolución Gloriosa. Por tal razón, puso en marcha medidas de gran beneficio para la sociedad puertorriqueña.
Entre estas, Baldrich derogó los destierros sentenciados a mediados de año por el gobernador Julián Juan Pavía y abolió las censuras que antes impedían el desarrollo del periodismo puertorriqueño.
La fundación del Partido Liberal Reformista
El gobierno de Baldrich contribuyó al fortalecimiento político de la Isla al restablecer la Diputación Provincial, que garantizaba la participación de los delegados puertorriqueños en las Cortes españolas. Sin embargo, el suceso de mayor importancia durante su gobierno fue la Fundación de un partido político puertorriqueño, en 1870.
El Partido Liberal Reformista representaba los intereses de dos grupos de liberales: los asimilistas, aquellos que defendían la capacidad del Gobierno español para introducir reformas sin perder el vínculo con España, y los autonomistas, quienes aspiraban a crear un gobierno propio para la Isla. Para difundir sus ideales, el partido se valió del periódico liberal El Progreso, instrumento que sirvió para el reclutamiento de nuevos adeptos.
Se destacaron en este partido los políticos Román Baldorioty de Castro, Luis Padial Vizcarrondo y Manuel Corchado Juarbe, entre otros.
La creación de este organismo político propició, de inmediato, la fundación de un partido que representara los ideales de la minoría conservadora de la Isla. Así, en 1871, se fundó el Partido Liberal Conservador, que pasó a conocerse formalmente como el Partido Incondicional Español. Éste se identificó políticamente con el periódico El Boletín Mercantil.
El Plan de Ponce y el Partido Autonomista Puertorriqueño
Durante la década de 1870, los cambios políticos en España propiciaron la creación de la primera república española, en 1873. Aunque tuvo una corta vida, la república resolvió abolir la esclavitud en la Isla, gracias a la labor ejercida por los abolicionistas puertorriqueños. En Puerto Rico, los esclavos liberados se integraron a duras penas a la fuerza laboral asalariada, mientras los demás obreros del país creaban organizaciones o gremios laborales.
Ya a mediados de la década de 1880, los cambios en la metrópoli continuaron, obligando a los reformistas a reunirse y reagruparse para participar en las actividades políticas de España.
Así, Baldorioty de Castro convocó una gran reunión en el Teatro La Perla de Ponce. Una congregación de más de 700 personas aprobó allí la creación de un nuevo comité presidido por Baldorioty. El 14 de noviembre de 1886, el comité aprobó un documento conocido como el Plan de Ponce para la reorganización del Partido Liberal de la Provincia.
El Plan de Ponce, entonces, comprometía al partido a defender los derechos individuales de las personas, así como los derechos a la libertad de culto, pensamiento y expresión, entre otros. Además, favorecía la inviolabilidad del domicilio, el sufragio o voto universal y la creación de un gobierno nacional democrático y republicano.
En 1887, sin embargo, las diferencias en las posturas entre los autonomistas de Ponce y los de San Juan forzó en una nueva asamblea en Ponce a aceptar un cambio en el tipo de autonomía que apoyarían. Acordaron favorecer reformas que descentralizarían el gobierno local, fortaleciendo la autonomía política y jurídica de los puertorriqueños.
Como resultado, quedó constituido allí el Partido Autonomista Puertorriqueño, creado sobre los cimientos de su precursor, el Partido Liberal Reformista.