Resucitan el proyecto del cobro de los cinco centavos por cada envase de bebida  de aluminio, cristal o plástico, pese a que en vistas públicas el Departamento de Hacienda advirtió que debía evitarse cualquier legislación que conllevara cargas económicas adicionales.

Se refería Hacienda a que en este momento el Gobierno estaba inmerso en la implantación de la reforma contributiva y a los costos que podría tener ese proyecto para erario.

La medida de la “tarifa” de los cinco centavos, reembolsables si se devuelven los recipientes, se volvió a radicar como un proyecto sustitutivo el pasado 1 de junio y fue referido a la Comisión de Reglas y Calendario de la Cámara de Representantes, con el propósito de que se lleve a votación.

El lunes también “bajó” un informe positivo de la medida.

Algunos de los cambios incorporados al proyecto son los siguientes:

La medida ahora establece que todo establecimiento operado por un comerciante, con una cabida mayor de 50 mil pies cuadrados, o que tenga 20 o más establecimientos en Puerto Rico, que contienen bebidas para el consumo fuera del establecimiento comercial, deberá operar un centro de redención certificado para los envases, salvo que ya exista uno en operación dentro un radio de una milla.

También se saca del panorama al  Banco Gubernamental de Fomento, que originalmente tenía la responsabilidad de crear un fondo en el que se depositarían las “tarifas” que pagaran los distribuidores por cada envase de  bebida.

El BGF había objetado  en vistas públicas que le asignaran funciones para las que no tiene infraestructura.

El depósito de los cinco centavos que pague el consumidor por cada envase en el sustitutivo irán a una  cuentas que los retenedores van a abrir, que se conocerán como  “cuentas de valor de reembolso”.

El dinero que no reclamen los consumidores, la Administración de Desperdicios Sólidos (ADS) los depositará a su vez  en una “cuenta en fideicomiso”.

El proyecto parece anticipar que muchos consumidores no van a reclamar nada, porque el 10% de ese fondo se usará para manejo y cierre responsable de vertederos, otra cantidad se usará para incentivar la creación de fábricas de reciclaje y  otra para sufragar el propio programa.

El proyecto del depósito de los  cinco centavos por envase ha sido fuertemente criticado  por la industria y el comercio desde que se presentó por primera vez.

En vistas públicas, el  propio Departamento de Hacienda sostuvo que aquí la práctica del reciclaje es muy limitada y que los esfuerzos del Gobierno para tratar de incentivarlo no han tenido éxito; que faltan mercados.

Hacienda expresó preocupación con la fase inicial del programa de los depósitos,  que va a requerir incentivos gubernamentales, para que esas botellas y envases en efecto terminen siendo reciclados en otros productos aquí en la Isla.

Se supone que más tarde, con los fondos no reclamados, el Gobierno podrá fomentar este tipo de industria.

Los comercios se oponen al proyecto de ley porque entienden que los supermercados se van a convertir en grandes recolectores de basura; que los negocios en Puerto Rico, en medio de una crisis económica,  van a tener que invertir grandes cantidades de dinero establecer una infraestructura de reembolsos y de almacenamiento de envases bien sofisticada.

En las vistas públicas también se cuestionó qué va a pasar si un comerciante recibe más  envases que los que vendió.

Los envases, según el proyecto de ley, estarán rotulados con el importe del depósito de los cinco centavos y su devolución puede  ser rechazar, por ejemplo, si contienen algún tipo de líquido.

El pago de los cinco chavitos extra no aplicará en algunas bebidas, como el café.

No aplicaría tampoco a los envases con líquidos que sean “syrup”, a las medicinas en estado líquido, a los líquidos que actúan como suplementos dietéticos, a los productos congelados a la hora de venderse a los caldos vegetales y ni a la leche y otros derivados de la leche.

No se cobrarán los cinco centavos en los restaurantes, pero sí en las llamadas compras “carry out”.