Juan Dalmau y Griselle Morales viven su milagro de amor
Comparten cómo la vida de pareja y familiar toma una nueva dimensión con la recuperación de salud de la abogada.
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Desde que Griselle Morales sufrió una hemorragia cerebral aguda días previos a las elecciones generales, cada día se ha tornado en una celebración. Vivir, sonreír con complicidad, estar junto a su esposo Juan Dalmau, cuidar de sus hijos Gabriel (21 años) y Sofía (18), anhelar llegar juntos a la vejez, y hasta continuar en la vida política, ha cobrado un nuevo significado.
Muchas cosas se hicieron menos importantes. Ahora, estar en la casa y compartir en familia, aunque sea cuando su hijo Gabriel le “apesta la casa por tres días” al cocinar un costillar, ha tomado un nuevo propósito para la pareja, quien lleva 24 años casada.
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“Es una dimensión distinta de apreciarnos mutuamente, de continuar cultivando y cosechando este amor, con Gabriel y Sofía, y seguir creciendo juntos. Es una nueva oportunidad, así que lo valoramos mucho”, afirmó Dalmau, quien fue candidato a la gobernación por el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y la alianza con el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC).
No todo ha sido color de rosa para esta pareja que se conoció en la Universidad de Puerto Rico (UPR), recinto de Río Piedras, cuando ambos estudiaban ciencias políticas. Pero, la llama no surgió hasta que llegaron a la Escuela de Derecho y tuvieron que estudiar juntos para participar de un juicio simulado.
El amor que hoy se profesan fue labrado al enfrentar muchas pruebas, al apoyarse en cada elección general, al enfrentar un diagnóstico de cáncer cuando su hijo Gabriel tenía 12 años, cuando en los ataques políticos se le achacaba a Dalmau alguna infidelidad o cuando, recientemente, Griselle enfermó.
“Ha sido un proceso de crecimiento por distintas etapas. Primero, pues, obviamente el casarnos, construir un hogar, a los tres años de casado nace Gabriel, posteriormente ya, entonces, nace Sofía y cada una de las etapas con nuestros hijos, de la construcción de esa familia y del matrimonio, los retos que hemos tenido que enfrentar profesionalmente, políticamente, en la salud familiar. Ha sido una gran aventura y una aventura que nos ha fortalecido como pareja, como familia, y no puedo pensar en otra compañera de viaje, de vida, que no sea Griselle”, afirmó el líder independentista.
La pareja destacó que lo más importante es que en ese amor que se profesan está presente la amistad y el respeto.
“Yo cuento con Griselle y Griselle cuenta conmigo”, dijo Dalmau.
Sonrisas de complicidad, apapaches que en ocasiones dejaban saber que exageraban para las “fotos de boda” que se le hacían para este reportaje y comentarios que solo ellos parecían entender fueron lanzados en la hora y media en la que Dalmau y Griselle compartieron su historia de amor.
En este año, celebrar ese amor ha cobrado mayor relevancia, pues se trata de la vida en sí.
El político describe que es “una bendición” tener a su lado a su media naranja.
Pero, para celebrar San Valentín, Griselle no quiere flores o gestos que conlleven una inversión económica para que el líder del PIP le demuestre lo mucho que la ama. Tampoco anhela cumplir uno de esos tantos deseos de viaje que han acumulado por falta de tiempo o dinero.
Solo quiere “estar en casa y estar juntos y vivir. No hay que ir a ningún país para ser feliz, ni viajar para ser feliz. En casa estoy feliz”, manifestó la abogada muy entusiasmada.
Un milagro
En general, Griselle está “bien”.
Todavía presenta las marcas que le dejó la hemorragia cerebral que le afectó días antes de un debate de los candidatos a la gobernación. Específicamente, ocurrió hace exactamente cuatro meses, el lunes, 14 de octubre, cuando acudió a un salón de belleza para prepararse para el evento.
Un punto de mariposa en el cuello, un “punk” en el área de la cabeza que le fue afeitada para operarla y sangrado nasal son los signos más visibles que tiene la abogada de este percance de salud. Menos visible, enfrenta adormecimiento en su pierna izquierda. No recibe terapias para tratarlo.
“Es milagroso”, repetía Dalmau, al hablar sobre lo atravesado.
La repentina enfermedad jamaqueó a la familia. El político vivía momentos trascendentales en la contienda electoral y se encontraba a menos de un mes de las elecciones generales, pero tuvo que cesar sus actividades públicas para atender la emergencia. También tenía que lidiar con que su hijo Gabriel se enojó con la vida y su hija Sofía “se trancó”. No quería hablar con nadie.
“Una de cada tres personas que sufren lo que ella sufrió, no llegan vivos al hospital. El 40% que llega al hospital, no sale vivo del hospital, y que las personas que salen vivas del hospital, lo hacen con problemas motores o con problemas de recuerdo, conciencia o de habla. Y, el hecho de que Griselle se encuentra como la misma Griselle de antes del derrame, es milagroso”, precisó Dalmau, quien llegó a limpiarle una que otra lágrima que su esposa dejó brotar mientras hablaba de su condición.
Pero, la mujer se percibe diferente. Aseguró que tiene más energía y hasta aprecia el tapón.
Desde que fue dada de alta el 31 de octubre, la abogada de la Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras (OCIF) ha permanecido en su hogar.
La pareja bromeó, porque supuestamente, le ha reclamado a Dalmau por estar mucho tiempo fuera de la casa. Pero, cuando se queda para acompañarla por muchos días seguidos, le cuestiona si no tiene una entrevista o algo que hacer que no sea estar pendiente a todos sus movimientos.
Es que, en esta recuperación, Griselle ha estado más activa en los quehaceres del hogar. Eso obligó a que los hijos y Dalmau estuviesen más pendiente de ella, pues no puede caerse o lastimarse.
Este nuevo impulso de vida, Griselle lo achaca a las oraciones que recibió de todos los puertorriqueños.
“Yo decía: ‘me tengo que levantar de esta cama’. O sea, hay tanta gente orando por mí, tanta gente pensando en mí, que yo no me puedo morir… sentía esa energía. Creo que todo eso, la intervención de papá Dios, obviamente, no lo tengo que decir, pero eso se cae de la mata, o sea, esas oraciones fueron escuchadas”, precisó la mujer.
De hecho, por haberles acompañado en esta última prueba familiar, Dalmau sólo tiene agradecimiento hacia el pueblo.
“Gracias, gracias. No tenemos esta, ni futuras vidas, para agradecerles el cariño, el amor, la solidaridad, las oraciones y lo que podemos hacer nosotros como familia es desearle a ese pueblo que el amor pueda lograr enfrentar obstáculos enormes. Le agradecemos que en este proceso estuvieron con nosotros”, puntualizó el político.
A trabajar
Por otro lado, la única limitación que ha enfrentado Griselle en este periodo es presentarse en lugares donde se pueda afectar su estabilidad emocional, por lo que le han limitado el trabajar. Pero, señaló que ya recibió el visto bueno de los médicos para iniciar sus funciones de abogada en la OCIF el próximo 24 de febrero.
El líder del PIP también comenzará en agosto próximo un trabajo que no es político. Reveló que se convertirá en profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad Interamericana. Mientras, está centrado en la reorganización de la colectividad.
Lo que la pareja no cambiará es su vida en la política. Reconocen que en cada etapa este tema ha estado presente en su relación. Pero, Dalmau dijo que no está preparado para hablar sobre la candidatura por la que optaría.
Para el futuro, de lo que está seguro Dalmau es que desea envejecer junto a Griselle.
Dijo que desea “continuar amándonos, vivir nuevas etapas de la vida, nuevos retos, crecer juntos hasta que seamos ancianitos, ancianitos con un bastoncito por ahí. Que tú me saques a pasear. Me estaciones en un centro comercial para que yo coja aire en lo que tú compras, y yo viendo a la gente pasar. Pero, la verdad es que yo estoy deseoso de ver ese futuro y disfrutarlo, porque sé que lo vamos a disfrutar. Así que nos queda mucho todavía en este viaje lleno de muchas aventuras”.