Villalba.-  No tiene memorias de su padre, pero lo conoció a través de los recortes de periódicos y de los relatos de familiares y amigos.

 Manuel Lenín Rosado Rivera tenía un año cuando miembros de la Policía asesinaron a su padre, Arnaldo Darío Rosado, junto a Carlos Soto Arriví, dos jóvenes independentistas militantes en la lucha por la independencia de Puerto Rico.

“La primera foto que tuve de él fue una de periódico”, afirmó Rosado Rivera a este medio durante los actos de recordación del Día de los Mártires en el Cerro Maravilla.

“Aquí mismo (en el Cerro Maravilla) hace dos años una amiga personal de él me dio una foto que le habían tirado. Me la entregó con el negativo. La tengo en casa con los recortes de periódicos”, agregó.

 De hablar pausado, el hombre de 35 años creció sin conocer la historia de su padre, un hombre admirado y considerado un mártir por el movimiento independentista del País.

 “Mi mamá pocas veces tenía una anécdota que contarme sobre él”, mencionó el empleado de una ferretería.

“Creo que no me hablaban de él para protegerme, para que no sintiera dolor”, añadió.

Pero, ese misterio se quebró un día que encontró guardado en una gaveta un recorte de periódico. Aquel papel contenía el nombre de su papá “Arnaldo”. Tenía 9 años.

Por curiosidad, le preguntó a su mamá, Angélica Rivera, por la información en el corte de prensa. Ella, sin embargo, no ofreció mucha información.

“Recuerdo que estábamos en el cuarto y ella me dijo que cuando 'tengas mayoría de edad vas a conocer lo que sucedió' y todo ese tiempo crecí desinformado, sin saber exactamente la realidad", explicó.

Pasarían cuatro años hasta que su abuela paterna, Juana Torres, le contó la historia de su padre. Después de esa conversación y un día en que se conmemoraba su muerte, visitó junto a su abuela el Cerro Maravilla para colocar una ofrenda floral donde se encuentran las dos cruces que marcan el lugar donde asesinaron a su papá y a Soto Arriví.

“Subir al Cerro Maravilla es algo importante para mí, ya que yo no lo conocí como debía haber sido, como un padre a un hijo, mi mayor orgullo es venir a las actividades a representarlo a él”, indicó Rosado.

Pese a las circunstancias en que murió su padre, Rosado aseguró que no guarda rencor contra los oficiales que lo mataron.

“Considero que dieron unos pasos donde ellos mismos se hundieron y troncharon sus vidas”, apuntó el hombre, que al igual que su padre cree en que Puerto Rico debe ser libre.

Contó también que si pudiera hablar con su papá le diría que lo apoya y lo respeta por sus ideales.

“Si estuviera vivo lo hubiera acompañado a sus actividades”, manifestó. "Los que tienen hijos y nietos deberían abrazarlos y en ningún momento dejarlos solos, que los ayuden, porque yo no nunca tuve ese privilegio de tener a un padre que me dirigiera".