El país ya está acostumbrado a ver al alcalde de Canóvanas,  José “Chemo” Soto, en atuendos y acciones que le imparten cierto folklore a su función municipal. Haga bien o no su trabajo, desde 1993 está sentado en la alcaldía, así que ha habido tiempo para observarlo. 

Además de alcalde, Chemo cultiva muchas otras facetas que ha dado a conocer  a través de los años. Algunas son para reírse; otras, no tanto.

1. Chemo es coleccionista de sombreros y zapatos. Para los pies tiene más de 80 pares de calzado  y para la cabeza casi 50 sombreros. Los zapatos le gustan en piel y no tiene reparos en usarlos en rojo o lavanda.

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2. Sus trajes son a la medida. Le encanta la ropa de diseñador y hecha a la medida. Tiene el clóset lleno de conjuntos que utiliza según la actividad. No pide asesoría. Él sabe qué es lo que le queda bien o, al menos, eso cree.

3. Sin perfume no hay Chemo, así que tiene muchos, aunque sea del mismo Declaration, de Cartier. Lo compra por caja.

4. Lo de Chemo es estar en forma, así que acostumbra a ejercitarse en la pista de correr y en una máquina de hacer abdominales. No quiere perder su cintura 34, la misma que tenía cuando ganó concursos de salsa. Sí, también fue bailarín. Y detective.

5. Es una faceta que tiene un poco abandonada, pero Chemo no parece temerle a la oscuridad y al chupacabras y ha sido, aunque sin éxito, cazador de esta criatura. Por lo menos salió a buscarla.

6. Organizador de eventos, también. A Chemo se le ocurrió que su municipio fuera la casa del Festival del Sombrero, una actividad en la que coleccionistas, precisamente como él, pueden dar rienda suelta a la fijación con esta pieza.