Enfermero boricua que fue a trabajar a Estados Unidos da positivo a coronavirus
José “Joy” Santiago convalece en un hotel en New Jersey.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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El mayor temor que tenían sus padres ocurrió: el enfermero José “Joy” Santiago -quien en plena crisis de la pandemia fue despedido de su trabajo en la isla y encontró una nueva oportunidad laboral hace tres semanas en un centro de enfermería especializada en New Jersey- dio positivo a la COVID-19.
“Quiero dejar saber que me infecte con Covid, es lo peor que he pasado en mi vida. Es horrible, llevo desde el 15 de abril con síntomas pero desde el miércoles pasado mi cuerpo no aguanto más”, expresó el enfermero en la red social Facebook.
Enfermero boricua despedido durante crisis del COVID-19 narra escenario laboral en New Jersey
El profesional de la salud de 40 años detalló que la situación le ha impedido comer durante algunos días y que presentó todos los síntomas relacionados a coronavirus SARS-CoV-2.
“Mi gente, este virus no juega no he podido comer en días, a penas puedo levantarme de la cama, la parte peor ya la pasé. No puedo apenas hablar. Me dio todo los síntomas. Diarrhea, vomitos, calambres, dolores musculares tipo quemazón que me queman la piel literal”, sostuvo el profesional de la salud, natural de Carolina.
A través de mensajes de texto, el enfermero le comunicó esta noche a Primera Hora que aunque está mejorando se le hace difícil hablar.
“Estoy recuperándome… casi no puedo hablar”, manifestó a este diario. Agregó que la compañía para la que fue a trabajar en New Jersey lo mantiene a él y a otro boricua en aislamiento.
Joy, mostró preocupación por lo que pudiera ocurrir en Puerto Rico si la mayoría de la población enfrentara a la enfermedad, al tiempo que enfatizó que tomó medidas cautelares para prevenir un contagio.
“Honestamente no sé si PR esté listo para esto en masa, me cuide como nunca me eh cuidado en carrera profesional, lo intenté, usé todo el equipo a diario y como quiera me infecte. Esta condición pasarla solo es lo peor del mundo no se lo deseo a NADIE”, expresó al agradecer el apoyo de su familia quienes aun en la distancia se han preocupado por su salud.
Agradeció también al doctor Jaime “Jimmy” Salas, quien dijo lo atendió y medicó en el hotel evitando que tuviera que ir a pedir auxilio a un hospital.
“Gracias a todas las oraciones y vibras positivas que me escriben y me dejan saber”, finalizó el especialista en cuidado de pacientes con úlceras y diálisis.
“Quiero dejar saber que me infecte con Covid, es lo peor que eh pasado en mi vida. Es horrible, llevo desde el 15 de abril con síntomas pero desde el miércoles pasado mi cuerpo no aguanto más” - Joy Santiago
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Joy, quien tiene 18 años de carrera profesional, llegó a Estados Unidos el pasado 10 de abril y si algo tenía claro desde que se montó el avión que lo llevó a su destino -junto a otros ocho enfermeros boricuas- es que se enfrentarían como “soldados de batalla” a un “enemigo invisible” al que estaba convencido que vencerían.
En entrevista con Primera Hora, el enfermero dijo que nunca imaginó que el ambiente en su nuevo trabajo fuera tan desgarrador pues 48 de los 55 pacientes que están ingresados en la unidad a la que fue asignado están contagiados con el SARS-CoV-2.
“Casi todos son positivos… aquí todas las enfermeras se infectaron con el primer paciente. Y eso fue lo que provocó que se quedaran sin empleados en los centros… fue un caos, porque muchos aun no han vuelto y otros renunciaron. El ambiente es de mucha tensión… demasiado fuerte. No puedo negar que lloré en ese primer turno”, relata al mencionar que, al momento, todos los pacientes parecen recuperarse satisfactoriamente.
El pasado 10 de abril, José "Joy" Santiago partió a Nueva Jersey junto a otros enfermeros para cuidar a pacientes con coronavirus.
De hecho, dijo que sentía que su pasada experiencia laboral lo preparó para lo que estaba enfrentando, pues “durante seis meses trabajé en procesos rigurosos de control de infecciones. Aprendí a duplicar los procesos de protección con cada persona con la que intervengo… creo que eso fue un propósito de Dios”.
Aun cuando el escenario es de riesgo, afirmó que se sentía seguro, pues se les estaba proveyendo todo el Equipo de Protección Personal (EPP) para garantizar que no haya contagios cruzados.
“Eso fue algo en lo que nosotros fuimos bien estrictos… marcamos ese asunto de seguridad y lo establecimos en blanco y negro en nuestros contratos”, explica al mencionar como el único obstáculo “la barrera del idioma… pero es algo con lo que estoy trabajando para reforzarlo”.
“Pero como le dije a mi familia: en Puerto Rico, en Estados Unidos o en cualquier otro país la pelea es contra el mismo enemigo. Y si me infecto trabajaremos con eso. Los enfermeros estamos acostumbrados a bregar con enfermedades, incluso, más peligrosas que estas”, destacó.
Sobre su futuro no se atrevió a hacer predicciones. Por lo pronto, sólo deseaba cumplir con su contrato hasta el 5 de junio y regresar a su hogar, en Carolina, como se lo prometió a sus padres José Santiago y Nitza Avilés.
“Me siento como si me hubiera ido a una misión de guerra y quiero ser ese soldado que regresa a casa… eso será memorable porque, si algo he aprendido en esta etapa es la importancia de la familia en tiempos de incertidumbre. Mi papá es una persona que nunca llora y no ha dejado de hacerlo desde que me fui… él tampoco es decir mucho ‘te amo’ por la manera en que lo criaron, y con todo esto no deja de expresarme lo importante que soy para él. Todo el tiempo me dice: ‘cuídate, mi flaco’, ‘vamos a ti’, ‘ya queda menos’, ‘quiero que vengas sano’. Te lo digo llorando porque, ahora que me lo preguntas, esto ha sido lo más difícil: separarme de la familia. Añoro poder llegar, ya luego pensaré en el futuro”, dijo quien aseguró que hablaba constantemente por videollamada con sus padres, sus hermanas y su hijo Ian, quien tiene 12 años y vive con su mamá en Texas.
Joy y el resto de sus compañeros puertorriqueños fueron contratados para trabajar por un tiempo determinado hasta el 5 de junio. La promesa de salario fue de $70 por hora, $105 la hora extra, $60 diarios para alimentos y gastos de traslado, hotel y transporte.
“Mi contrato equivale al sueldo de un año en el lugar donde trabajé hasta el 27 de marzo cuando fui despedido… eso sin el ‘overtime’ que estamos metiendo diariamente. ¿Quieres saber cuánto se supone que cobre el viernes en mi primer cheque? Mi estimado es que serán $10,000. Eso soy yo que estoy trabajando unas 12 horas diarias. Tengo compañeros que están trabajando 16 horas diarias y seis días a la semana”, manifestó al agregar que, actualmente, hay ofertas de trabajar en Nueva York por $10,000 semanal durante un periodo de 21 días.
Con estas tentadoras ofertas, auguró que serían muchos los profesionales de la salud que buscarán futuro laboral fuera de la isla. La posibilidad de este panorama cobra fuerza luego que hace dos semanas trascendiera que varios hospitales suspendieran empleados para lidiar con los problemas económicos que enfrentan ante la drástica baja en la atención de los pacientes.
Entre las suspensiones se destacan 244 en el San Jorge Children & Women’s Hospital; 150 en el Bayamón Medical Center; y cesantías en otras instituciones como Metro Pavía, Hospital del Maestro y Manatí Medical Center. A esto se suma que los Centro 330 Salud Integral de la Montaña suspendió a 137 empleados, incluyendo enfermeras graduadas, de sus instalaciones de Barranquitas, Comerío, Corozal, Naranjito, Orocovis, Bayamón y Toa Alta.
Al día de hoy en New Jersey se han registrado 113,856 casos positivos a la COVID-19 y 6,442 muertes asociadas a la enfermedad, según datos registrados en Worldometer.