Empleados públicos seguirán haciendo malabares
Se preguntan qué harán ante la intención de la Junta de Supervisión Fiscal de reducirles días de trabajo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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Orlando Silva lleva 18 años laborando como oficial de seguridad en el Departamento del Trabajo y aunque que se las ha visto grises antes, si se reduce su jornada laboral a cuatro días semanales se vería obligado a buscar “otro guisito”.
“¿Qué va a hacer uno?”
“Uno tiene que esperar lo peor de la Junta”, afirmó Ruth Díaz Rivera, quien también lleva 18 años como secretaria en la agencia.
José Julián Díaz, del área de sistemas mecánicos, no piensa muy distinto.
“Sabemos que cuando hicieron las primeras recomendaciones, ellos habían pedido una disminución de la fuerza laboral del País a través de cesantías. Lo que la Junta determina ahora, no me es extraño”, sostuvo Díaz, quien lleva 22 años trabajando en la agencia.
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De ejecutarse una medida como esa, los empleados públicos se verían haciendo malabares en una cuerda floja, con una reducción de casi un 20% de su jornada mensual y por tanto de sus ingresos.
“Yo, que tengo una carga familiar de mi esposa y mis dos hijos, va a ser un poquito fuerte porque ahora mismo, con lo que me gano aquí, se me es difícil”, aseguró Ely Castro Diodonet, de Seguridad y Planta Física.
En grupo discutía lo perjudicial que sería para los casos de otros compañeros que, con condiciones de salud o familiares enfermos, “la situación es más complicada”.
Además, coincidieron en otro asunto: los recortes siempre empiezan por “los de abajo”, los que menos cobran.
“En vez de empezar desde arriba, empezando desde los jefes de agencia hasta los asesores más mínimos, que cobran unos salarios de 7,000 pesos mensuales, a ellos pueden reducirle por cientos mayores y eso no les afectaría tanto”, argumentó Castro Diodonet.
“A nosotros, sin embargo, nos hacen este daño”, añadió.
“Que empiecen con los de arriba, con los que cobran más, porque nosotros cobramos mil pesos mensuales. ¿Qué nosotros vamos a hacer?”, continuó.
Para Brian López, también de planta física, resulta insostenible la propuesta.
Y esa es la pregunta que resuena en todos los casos. ¿Qué vamos a hacer? ¿Buscar otros trabajos o “chiripiar”? Lo que queda es incertidumbre.
Según la JSF, reducir cuatro días al mes lograría ahorros de $35 a $40 millones mensuales que para los empleados en sus hogares, en sus vidas diarias, serían un “boquete”.
En el caso de los maestros, la recomendación es que sean dos días al mes, así como para personal de primera línea en instituciones que operan 24 horas al día.
También recomiendan recortar en un 50% gastos por contratos de servicios profesionales. La suma de las medidas, al parecer de los entrevistados, es poner en jaque los servicios que se ofrecen a la ciudadanía.
“Nosotros somos los pilares de esta agencia”, afirmó enérgicamente Edwin González, uno de los dos electricistas que tiene la agencia.
Según José Julián Díaz, tocarle los bolsillos a los trabajadores es continuar poniéndole la soga al cuello a la economía del país porque “está basada en el consumo”. Si la gente tiene menos dinero, consume menos, dijo.
“Hasta que no se busque subsanar con capital nuevo toda esta debacle, este hoyo no se va a llenar porque vamos a seguir sufriendo lo que menos ganamos”, dijo el trabajador.