Ella está clara: “No trabajo en un beauty... yo brego con grasa”
A sus 20 años de edad, Jomaryliz Negrón, la especialista en vehículos pesados, se abre paso en la mecánica, un entorno laboral dominado por hombres.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
PUBLICIDAD
Tumbada boca arriba en un cajón con ruedas, Jomaryliz Negrón Córdova, mecaneaba debajo de un camión de 18 mil libras de peso. Sus manos pequeñas y sus uñas cubiertas de grasa daban fe de la ardua labor de la experta en mecánica pesada que cambiaba la chicharra de frenos del enorme vehículo que había sido llevado al taller para un mantenimiento preventivo.
Jomaryliz, de 20 años de edad y con 5′1″ de estatura, es la única mecánica certificada especializada en vehículos de equipo pesado en Puerto Rico y pronto podría ser la primera mujer mecánica en la isla de vehículos pesados eléctricos, aseguraron sus jefes en el taller Sonnell Truck Center, en el Parque Industrial Corujo, en Bayamón.
En el taller es la única mujer en la plantilla de 10 mecánicos y, con su empuje, disposición y su excelente trabajo se ha ganado el respeto de sus colegas de labores, algunos ya avezados en el oficio.
Cuando Primera Hora llegó un miércoles a media mañana a su centro de trabajo para entrevistarla, la joven -que estudió mecánica diésel en Mech-Tech College- terminaba la labor en el camión Peterbilt, marca de vehículos de equipo pesado que distribuye en Puerto Rico la empresa Sonnell.
“Eso es de hombres”
Con sentimientos encontrados, narró que de niña “no jugué nunca con Barbies, tenía maquinitas Tonka, máquinas de construcción, todo lo que usaban los nenes”.
“Me vi como camionera”, dijo al relatar con ojos húmedos que la pérdida de su papá en 2020, quien era camionero, fue el punto de inflexión, lo que la hizo decidirse por estudiar una carrera en la mecánica.
“Mi papá no era el mejor papá del mundo, pero me dejó los camiones en la sangre y todas esas cosas”, afirmó Jomaryliz, quien nunca se visualizó como mecánica de vehículos de equipo pesado.
Subrayó, además, que su padrastro, Gilberto Báez, otro camionero, también la impulsó en la industria de equipo pesado. “Con mi padrastro aprendí más la mecánica”, detalló.
“Realmente, yo quería guiar camiones, pero mis papás me decían, ‘no, eso es de hombres, vienen los dolores de espalda y todo lo malo que tienen los camiones’. Después me dije: ‘no me van a dejar guiar camiones, pues yo me voy a ir por la mecánica diésel’ y me fui por la mecánica diésel”, relató la joven natural de Vega Baja. Actualmente, reside en Toa Alta con su madre, Ivelisse Córdova, su padrastro y cuatro hermanos varones, todos menores que ella.
A los 16 años, Jomaryliz enfrentó la pérdida de su papá y abandonó la escuela. “Estaba rebelde y no me gustan los estudios. Cogí el examen (de cuarto año) y adelanté todos los grados que tenía. Estuve como seis meses fuera y después estudié un año y tres meses en Mech-Tech College. Me fue super difícil en la universidad, mi papá falleció y el proceso se me hizo bien duro. Los compañeros que yo tenía me ponían obstáculo, tras obstáculo, porque era fémina y menor de edad. Me decían, ‘esto es para hombres’, pero yo soy bien terca y seguí. Metí mano y dije: ellos no van a mí, yo voy a mí”, dijo.
Relató que cuando terminó los cursos se comunicó con Sonnell Truck Center para que le dieran la oportunidad de hacer la práctica.
“Estuve tres meses con ellos, en otro taller en el área industrial de Guaynabo. Yo creía que no me iban a dejar, porque ellos eran unas bestias mecaneando. Dos semanas después me llamaron y me dijeron: ‘te quedas’. Fue la emoción más grande del mundo Ya llevo un año aquí”, expresó la joven, quien como técnica de taller 1 devenga un salario base de $10 la hora con comisiones, que pueden llegar los $14 la hora.
“Yo no trabajo en un beauty, ni hago uñas ni pelo, yo brego con grasa. A mí me gusta la grasa”, expresó la especialista en mecánica, quien se mostró escurridiza sobre su vida personal.
Es novia de un camionero, pero no soltó ni un ápice de la relación.
“Él me acepta como soy, toda apestosa, llena de grasa. Es camionero también”, dijo tímidamente.
A Jomaryliz no le gusta mucho salir y prefiere las actividades familiares. “Me encanta estar en mi casa. Soy más de estar en familia. No soy muy sociable”, admitió la mecánica, quien dijo que de vez en cuando asiste a juegos de pelota para acompañar a uno de sus hermanos, que es pelotero.
Cuesta arriba
De sus inicios en el centro de trabajo cuenta que para abrirse paso fueron tiempos difíciles, pero poco a poco comenzó a ganarse la confianza de sus compañeros de labores.
“Hasta pensé que me ponían el pie para no progresar, pero era lo contrario”, relató. Confesó que ha llorado en momentos en que no encuentra rápido el diagnóstico de un vehículo y que le han tocado clientes que, de primera intención, han dudado de su capacidad, pero al ver su trabajo, cambian de opinión.
“Todavía hay mucha gente que no acepta que una mujer esté bregando mecánica diésel en un taller grande junto a un grupo de varones. Yo me siento bien. Yo soy yo, voy a todas”, aseguró.
“Si alguien va a escuchar (y leer) esto, y hay más mujeres como yo, (que sepan) que nada les impida trabajar”, afirmó la joven, quien confesó que “bajar un diferencial” ha sido uno de los retos más fuertes que le han tocado.
“Ha sido lo más difícil y lo más pesado que pueda haber”, dijo para establecer que tan difícil es extraer el conjunto de engranajes del sistema de transmisión de la carrocería, como volverlo a colocar en su lugar.
“Como es algo tan pesado necesitaba ayuda, pero como yo soy bien terca, no pedí ayuda y lo bajé yo sola”, rememoró una de sus anécdotas. “Lo logré y, gracias a Dios, que no ha vuelto el camión para acá”, contó entre risas la joven mecánica, cuya fotografía adorna algunos de los salones del taller.
En un futuro, admitió, se ve como dueña emprendedora de “un gran taller y de una flota de camiones”, para lo cual reclutaría y adiestraría mujeres.
Elogian su organización
“Es una brava y no le tiene miedo al trabajo. Esta es una industria fuerte, pesada y es una industria que está cambiando mucho. La mecánica que se hacía hace cinco años en la industria de camiones ya no es la misma. Son retos y Jomaryliz ha hecho un excelente trabajo. Tiene un excelente futuro en la industria”, expresó Omar Marrero Hernández, gerente de servicios del taller.
El supervisor indicó que la joven está asignada “a los mismos trabajos y a las mismas unidades” que los mecánicos varones.
“Está graduada como mecánica de equipo pesado, no le tiene miedo a la grasa”, dijo Marrero Hernández.
“Las mujeres tienen algo que nosotros los hombres carecemos por mucho y es la organización”, dijo el propietario de la empresa, Ricky Sonnell. Indicó que en Transporte Sonnell, otra compañía que opera la empresa, el 35% de la flota de 150 guaguas son operadas por mujeres choferas.