El retiro acentúa la pobreza femenina en Puerto Rico
Estudio de la Universidad Católica abarcó una muestra de 1,604 personas retiradas, en su gran mayoría mujeres.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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En su gran mayoría, se trata de una mujer que vive sola, con una edad promedio de 66 años y que recibe una pensión de entre $100 y $2,499 mensuales. Cada 30 días tiene que hacer malabares para cubrir sus necesidades básicas y no confía en que el gobierno hará justicia a los retirados.
Lejos de recoger los frutos de una vida dedicada al trabajo, la precariedad económica le hace sentir ansiedad, preocupación y tristeza y, en muchos casos, ha considerado volver a trabajar.
Este es el perfil socioeconomico de una persona retirada en Puerto Rico, según se desprende del más reciente estudio del Observatorio de Sociedad, Gobernanzas y Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico (PUCPR), cuyos hallazgos fueron dados a conocer ayer.
“El 74.6% de la muestra eran mujeres y el retiro pareciera ser una época en la cual se acentúa la pobreza entre la población femenina del país”, destacó el catedrático de Administración Pública y director del Observatorio, Hernán Vera Rodríguez, quien lideró la investigación junto a la psicóloga industrial Jennifer Castellanos Barreto.
Vera Rodríguez sostuvo que los resultados del estudio “Un acercamiento a la situación de las personas retiradas en Puerto Rico”, refuerzan los hallazgos de otra investigación que realizó el Observatorio en 2012 que, para la mayor parte de los encuestados, el retiro no es una época de júbilo, alegría y descanso, sino más bien una continua lucha por que el dinero les alcance para cubrir sus necesidades básicas. De hecho, uno de los hallazgos principales del estudio es que un segmento de los retirados ha tenido que continuar laborando para encarar los gastos de su vida diaria.
El ingreso de las personas retiradas proviene mayormente del Seguro Social y de sus pensiones, casi la mitad (47%) ha pensado en regresar a trabajar y el 20.8% recibe otras fuentes, como trabajos “part-time”, rentas, incapacidad, pensiones de viuda (o) o cupones.
Vera Rodríguez, quien era decano del Colegio de Estudios Graduados en Ciencias de la Conducta y Asuntos de la Comunidad de la PUCPR, explicó que la muestra abarcó 1,604 personas retiradas o jubiladas mayores de 40 años, que respondieron la encuesta por internet. El análisis destaca que un 74.6% de los participantes eran mujeres y un 25.4% hombres. No se detalló el lugar de residencia de las personas encuestadas, pues el investigador dijo que fue una muestra aleatoria.
La Alianza para la Salud del Pensionado, la Asociación de Pensionados del Gobierno de Puerto Rico y la Asociación Americana de Personas Retiradas (AARP), capítulo de Puerto Rico, colaboraron en la recopilación de datos.
Vera Rodríguez indicó que la nueva investigación les brinda un panorama más claro sobre la situación social, económica y anímica, de las personas retiradas en el país en momentos en que el segmento de mayor crecimiento poblacional en la Isla son los adultos mayores.
“Esto resulta particularmente importante ante las reformas que han ocurrido y otras que todavía se gestan en los diversos sistemas de jubilación en el país. La investigación cuenta con una muestra amplia y analiza también los ajustes que han tenido que hacer las personas retiradas en su vida diaria, el sentimiento de soledad, su intención de volver a trabajar y la percepción de los retirados frente el rol del gobierno”, agregó el académico con más de 30 años de labores y un doctorado en Administración Pública.
Castellanos Barreto indicó, por su parte, que el estudio se realizó en los meses de marzo y mayo de este año.
“Llamamos el interés de más de 4,000 personas en la plataforma ‘online’. En este sentido, el proceso del estudio fue más rápido de lo esperado, gracias a la aceptación y a la participación de las personas jubiladas. Entendemos que la aceptación del proyecto es un reflejo de la necesidad que tienen las personas por contar la situación económica y anímica por la que atraviesan en estos momentos”, sostuvo la psicóloga.
Agregó que el estudio, que se hizo entre personas retiradas o jubiladas mayores de 40 años, reveló que un 75% de los encuestados expresó haber hecho ajustes en sus gastos básicos, que incluyen una dramática reducción en sus actividades de ocio, como salidas de entretenimiento.
“Un gran segmento de los retirados encuestados vive en una situación precaria y un 84% entiende que la situación económica del país ha afectado sus finanzas. Pero más allá de eso, una cuarta parte de los participantes ha visto empeorar su situación económica tras la pandemia, y un amplio segmento de los encuestados asegura sentir soledad, tristeza y perciben poco apoyo social. El retiro en Puerto Rico no es una época de júbilo, es un tiempo en el cual se acentúa la pobreza, especialmente entre la población femenina”, subrayó por su parte, el doctor Vera Rodríguez.
Según el director del Observatorio, la situación de precariedad económica durante el retiro es de tal magnitud que el 73% aseguró haber hecho ajustes comprando alimentos más baratos para rendir el dinero y el 53% asegura que los altos costos de la salud afectan su calidad de vida. Una tercera parte de los participantes indicó no tener ahorros y aunque un 66% dijo tener dinero guardado, ese grupo aseguró que esos ahorros no les alcanzarían para vivir más de un año.
Según el estudio, el 85% de los retirados recibe entre $100 a $2,499 mensuales de pensión; el 14% recibe de $2,500 a $5,000 mensuales y el 65% también recibe Seguro Social.
Entre las conclusiones más relevantes del estudio mencionó que el 56.3% de los encuestados asegura que el dinero que reciben no les permite vivir cómodamente y el 60% asegura que no confía en que el gobierno les hará justicia a los retirados.
La mayoría de las personas retiradas aseguran que su vida era más cómoda antes de la jubilación y que dejar el mundo laboral ha creado estrechez económica que ha estado acompañada por tristeza y preocupación en una época de vulnerabilidad por ser adultos mayores, abundó.
Los investigadores urgieron entre sus recomendaciones a que se formulen políticas públicas para atender la situación económica de los retirados. Recomendaron una revisión continua de las pensiones de los retirados puertorriqueños, así como posibles beneficios contributivos para aquellos pensionados que laboren luego de su jubilación, pues se entiende que ya han aportado significativamente al país durante sus vidas.
Asimismo, deben ampliarse las oportunidades de ocio gratuitas o a bajo costo disponibles para los retirados “lo cual pudiera ayudar a mejorar su salud física y a disminuir sus niveles de tristeza y soledad social”.
Recomendaron, además, llevar a cabo un estudio más profundo sobre la situación psicosocial de las personas retiradas en el país.
El estudio se puede acceder en https://publicaciones.pucpr.edu/version_digital/retirados_pr/