Si de algo está seguro el secretario interino del Departamento de Educación, Eliezer Ramos, es que a partir de agosto los estudiantes del sistema público tendrán contacto con el personal docente, dando paso al retorno a escuelas presenciales a través de diversas estrategias que van desde ofrecimientos en horarios de interlocking, en modalidad híbrida, utilizando escuelas que fueron cerradas o rotando alumnos entre planteles.

En declaraciones a la prensa, Ramos dijo que la meta de la agencia es “que la totalidad de escuelas operen en forma presencial”. Actualmente, hay en la isla 856 planteles del sistema público de enseñanza.

En cambio, dijo que hay variantes que harían diversa la experiencia del estudiantado, incluyendo cómo se proyecte para agosto la cantidad de contagios de COVID-19 en Puerto Rico. Durante las pasadas semanas, en la isla se ha percibido un descenso de casos de coronavirus y de hospitalizaciones, al tiempo que un mayor número de ciudadanos han logrado vacunarse para prevenir infecciones del mortal virus. Las expectativas del gobierno son lograr la inmunidad de rebaño (75% de la población vacunada) para entre agosto y septiembre.

“Pero también está la variable de la construcción sobre la mesa”, reconoció Ramos al explicar que de los 856 planteles en la isla, 685 tienen problemas de columnas cortas, entre otros asuntos que requieren rehabilitación o reconstrucción.

Con este escenario dijo que se diseña un plan de trabajo en consenso con alcaldes y autoridades escolares para evaluar el retorno que tendrá cada escuela, priorizando que lo importante es la seguridad de los empleados docentes y el estudiantado.

“El interlocking está puesto sobre la mesa. Igualmente los ofrecimientos híbridos se están considerando y planteando a las comunidades escolares... lo que sí está claro es que hay un compromiso de no cerrar las escuelas, sino de habilitarlas y regresar a la mayor brevedad posible a la modalidad presencial”, indicó. “También se pueden utilizar planteles cerrados como ha ocurrido en el área sur...todo se está contemplando”, agregó.

Sin embargo, reconoció que las labores de construcción que se contemplan en el sistema público “son masivas”, por lo que habrá retraso en algunos planteles.

La educación en el sistema público de Puerto Rico se ha interrumpido durante los últimos cuatro años a causa de diversas emergencias como lo han sido los huracanes Irma y María (2017), los terremotos (2019-2020) y la pandemia del COVID-19 (2020-2021). La mayoría de los estudiantes no visitan un salón de clases, optando por educación virtual, desde marzo de 2020 cuando se decretó la pandemia del novel coronavirus.

Las consecuencias de la falta de acceso a las aulas han impactado el desarrollo emocional, social y académico de miles de alumnos.

Precisamente, el miércoles el secretario interino del DE dio a conocer que hasta el viernes pasado un total de 24 mil estudiantes del sistema público de enseñanza había fracasado. Para las 30 semanas de aprovechamiento académico el número expectado era de 37 mil estudiantes fracasados. De estos, 444 corresponden a jóvenes que no pudieron graduarse de cuarto año.

Reveló que en años anteriores el porciento de estudiantes que fracasaban era de entre un 4 y un 6. Sin embargo, este año aumentó a cerca de un 10%.

Ramos enfatizó en que el fracaso escolar como efecto de los retos que trajo la pandemia se ha visto en los sistemas educativos del mundo. “Inclusive, muchas jurisdicciones en Estados Unidos tienen el problema de repeticiones de clases y repetición de año escolar”.

“Aquí es importante decir que el 91% de los estudiantes sí pasaron y ese es un reconocimiento que hay que hacerles a los maestros y familiares que hicieron una labor tan difícil en este año educativo”, puntualizó.

Mientras, aceptó que “como país nos debemos preparar para eventuales emergencias y próximamente se anunciarán unos planes que se irán preparando para que nuestros salones y maestros puedan contar con las herramientas necesarias en futuras emergencias como lo son los huracanes, terremotos o pandemias”.

Por lo pronto, Ramos adelantó que los estudiantes que fracasaron -en su mayoría alumnos de séptimo a duodécimo grado- recibirán seis semanas de clases de verano. Tradicionalmente, las escuelas de verano se extienden por 20 días lectivos (cuatro semanas). Para el proyecto se vislumbra “reclutar al mayor número de maestros posibles”. La nómina de los recursos que laboren en el proyecto se sufragarán con fondos federales que “ya están disponibles”.

La dinámica -que se anunciará en detalles en los próximos días- habilitará clases en modalidad presencial y a distancia “para aquellos padres que todavía no se sienten en confianza”.

“Durante el verano, nosotros vamos a estar atendiendo principalmente lo que es la llamada ‘F’ o puntuaciones que están por debajo del 60 en esas clases para que nuestros estudiantes puedan seguir su rumbo escolar y el rezago que es un tema que lo queremos atender a largo plazo, pueda ser atendido”, dijo el funcionario al añadir que en agosto se administrará una prueba diagnóstica a todos los estudiantes a find e conocer dónde están en términos de su dominio académico.

Adelantó que los ofrecimientos serán por grado y los salones serán segmentados en grupos de 15 estudiantes. Sin embargo, se fomentará la enseñanza indivudalizada para aquellos que tengan más rezagos. De igual forma, habrá un catálogo de actividades recreativas para los alumnos.

Ramos aseguró que el sistema de transporte escolar operará durante el verano.