Mientras, generó inquietud entre líderes comunitarios e incluso entre economistas como Antonio Fernós Sagebien el tema de los servicios esenciales que se argumenta no se afectarían por las austeras medidas que se encaminen a corto y mediano plazo. 

“El Estado tiene, y la carta lo menciona y están siendo sensatos, en cuanto a cuáles son los servicios esenciales, que no se pueden eliminar, pero nadie sabe cuáles son. Uno nunca sabe, y las áreas programáticas de estos servicios son seguridad pública, educación y salud, pero el público no sabe a ciencia cierta cuál es la lista de los servicios que da el gobierno, los urgentes versus los importantes”, sostuvo el profesor del Recinto Metropolitano de la Universidad Interamericana de Puerto Rico.

Relacionadas

“Hay servicios esenciales que no se pueden analizar desde el punto de vista de rentabilidad, contable, porque son parte del contrato social que el estado tiene con la ciudadanía. Por ejemplo, las lanchas a Vieques son uno, tiene que haber un subsidio, y que a los turistas se les cobre más”, comentó en entrevista con Primera Hora.

Sobre el tema de las privatizaciones de servicio públicos y agencias cuestionó su rentabilidad. 

Con ese planteamiento coincidió el economista José Alameda, quien señaló a Primera Hora que la Junta ve la privatización como la respuesta a la crisis de las agencias “y la gente aplaude eso como foca, pero todas las compañías, la Autoridad de Energía Eléctrica, la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, la Autoridad de Carreteras, tienen ocho mil millones de dólares en deudas. La pregunta es, si tu privatizas eso, ¿quién paga la deuda? Se hace sumamente cara una transacción donde una empresa privada lo que busca es una ganancia rápida y buena”.

Además, la privatización choca de frente con el llamado contrato social y la responsabilidad del Estado benefactor. “El Centro Médico jamás va a ser rentable, pero da un servicio esencial. La gente de Vieques tiene una incidencia de cáncer altísima, no podemos pedirle que paguen cincuenta, treinta o veinte ida y vuelta por cada pasaje (para atenderse)”, indicó Fernós Sagebien.

Otro punto que hay que tomar con pinzas es la reforma laboral. “Se menciona que hay demasiados empleados públicos. Mi opinión es distinta. No creo que hay demasiados, sino que hay demasiados en agencias que no deberían existir porque no se justifican, pero en términos totales no, no son demasiados. Se necesitan más médicos, más policías, pero hay servicios impuestos porque a alguien se le ocurrió, donde se ubica un servidor público en una agencia que hace un trabajo totalmente irrelevante. Por ejemplo, el Cuerpo de Bomberos no puede tener como función prioritaria la certificación de los negocios para que abran. Los bomberos son para fuegos, investigaciones forenses, algo operacional. A lo mejor lo que debemos plantearnos es cuál es el modelo en término mundial, cuáles son las mejores prácticas”, argumentó el educador.

En cuanto a insertar más gente en la fuerza laboral se pronunció el profesor Alameda. “Dicen que hay que aumentar la tasa de participación y se deja entrever como que aquí hay muchos vagos que reciben ayudas del gobierno y que no quieren trabajar pero el problema no es ese, es que muchos sí trabajan, pero en economía subterránea”.

En tal sentido, el economista y profesor de la Universidad de Puerto Rico, en la Isla hay fuera de la fuerza laboral de 1,688,000 personas y 1,140,000 sí trabajan. “Pero vamos a analizar, de los que están fuera, el 85% son amos de casa, envejecientes, pensionados e incapacitados; eso nos deja un 15%, más de 250,000 personas que no ‘quiere’ trabajar o no encontró empleo, pero en verdad no es que estén desempleados, puede que sí trabajen, pero no rinden al sistema y ése es el dinero que ellos quieren. Para que participen, tendrías que tenerles empleo y hacer que se auto empleen”, explicó.