En un emotivo acto legisladores, ex legisladores y empleados de Cámara y Senado rindieron tributo póstumo hoy en el Capitolio, al representante José Aníbal Díaz Collazo.

El cortejo fúnebre con los restos del representante a la Cámara arribó a la Casa de las Leyes a eso de las 10:43 de la mañana para ser honrado por sus pares en su última morada en la Asamblea Legislativa. Díaz Collazo, natural de Cayey, falleció el lunes a los 52 años, en un hospital de San Juan, tras batallar contra un agresivo cáncer.

A su llegada a la Casa de las Leyes, el féretro fue escoltado en la escalinata sur, cubierta por una alfombra verde, entre aplausos sonoros, por un séquito de representantes y senadores del Partido Popular Democrático (PPD) al que se unieron legisladores de las distintas delegaciones políticas. También escoltaban al difunto representante, los alcaldes de Cidra, Ángel David Concepción González, y de Cayey, Rolando Ortiz Velázquez, municipios que representaba Díaz Collazo en la Legislatura.

El féretro blanco fue colocado sobre una base de madera en el Salón Julio Tomás Martínez, en el primer piso, del Capitolio. Dos arreglos grandes en flores blancas y las banderas de Puerto Rico y Estados Unidos, flanqueaban el ataúd. En el fondo, yacía el escudo de la Cámara y a cada lado, cubrían las paredes fotografias en blanco y negro que captaban la trayectoria del legislador, quien fue elegido dos veces.

El salón se hizo pequeño para acomodar a las personas que acudieron al velatorio. Empleados de ambas cámaras legislativas coparon las escaleras, accesos y pasillos que conectan con el segundo piso del edificio capitolino.

Los pares del legislador, quien falleció el lunes tras batallar contra el cáncer, lo honraron esta mañana en el Capitolio.

“Qué gran vacío nos deja, no solo como trabajador responsable, sino como ser humano. Luchó con gallardía hasta el final”, expresó el representante popular por el distrito de Guayama, Luis “Narmito” Ortiz, quien tuvo a su cargo la semblanza de Díaz Collazo

“Si algo lo distinguía era esa sonrisa, que de mirarlo era una apertura a sincerarse, a lograr acuerdos para adelantar causas y si este salón está lleno es porque dejó huellas”, indicó por su parte, el presidente del Senado, José Luis Dalmau Santiago, quien pronunció uno de los mensajes.

El presidente de la Cámara, Rafael “Tatito” Hernández Montañez despidió el duelo y resaltó las cualidades de Díaz Collazo como hombre de familia, como hijo, padre, sobrino, abuelo.

“Estaba claro que las causas se adelantaban en equipo, sus luchas las daba en el caucus, pocas veces hablaba, cuando hablaba se acababa el debate”, indicó Hernández Montañez, quien además recordó palabras de Díaz Collazo, de que “Puerto Rico necesita una Asamblea Legislativa fuerte, que no sea sello de goma de nadie”

“Era un hombre de grandes valores, de principios, un hombre leal. Donde ponía su compromiso y su palabra, la honraba. Era un hombre de gran fe. Vino aquí hace siete años en un momento difícil”, sostuvo al recordar que Díaz Collazo llegó a la Cámara en 2016 para llenar la vacante por el distrito 29 (Cayey y Cidra) dejada entonces por Carlos Vargas, quien murió de un infarto cardíaco, mientras conducía.

Luis René Aponte Avilés, empleado de la oficina de Díaz Collazo en un breve mensaje resaltó que “más que un jefe era un amigo, un hermano, con un gran don de servicio”. Otros empleados de Díaz Collazo, que asistieron a la actividad con camisetas de la campaña política del fenecido representante a la Cámara, se abrazaban llorosos.

El pastor, Federico Morales Báez de la Iglesia de Dios Incorporado del Barrio Jájome Bajo en Cayey, a donde asistía el fenecido legislador, habló de su fe religiosa, mientras, el cantautor de música sacra Samuel Hernández llenó de emotividad el acto póstumo cuando interpretó los temas “No me digas adiós” y “Levanto mis manos”.

Don Aníbal Díaz, padre del fenecido legislador agradeció a nombre de su familia las muestras de cariño y solidaridad, tanto en la Legislatura como por las comunidades de Cayey y Cidra, donde al pasar el cortejo fúnebre les lanzaron flores.

“Aunque el corazón nuestro esté destrozado por la ausencia y pérdida de un hijo, eso también sirve de regocijo, pues lo querían, lo amaban como nosotros a él. Mi hijo nació para servir, no para ser servido y quiero que así lo recuerden, como un hombre de un corazón noble, que tenía un espíritu de lucha”, sostuvo.

Los tres hijos de Díaz Collazo participaron en la ceremonia póstuma. “Siempre vamos a tener a Papi en nuestros corazones porque siempre nos transmitió ser servicial, ser honrado, todo lo bueno”, expresó Aneisha, de 24 años.

Luego de concluidos los mensajes protocolares las exequias fúnebres continuaron con nueve guardias de honor en las que participaron, el secretario de Estado, Omar Marrero, representantes, senadores, ex legisladores, alcaldes, empleados de la Superintendencia y de las oficinas legislativas de Díaz Collazo.

Los portavoces de la mayoría del Partido Nuevo Progresista (PNP) en la Cámara, Carlos “Johnny” Méndez y Gabriel Rodríguez, así como, los portavoces del Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), José Bernardo Márquez Reyes, del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), Denis Márquez Lebrón y del Proyecto Dignidad, Lisie Burgos Muñiz, fueron algunos de los legisladores que se unieron a las guardias de honor.

Posteriormente, un oficial de la Policía retiró de las astas las banderas de Puerto Rico y Estados Unidos y se las entregó al Presidente de la Cámara, quien a su vez, se las entregó al padre de Díaz Collazo.

Poco después de la 1:00 de la tarde, ya finalizado el acto protocolar, el Presidente de la Cámara junto a varios miembros de la delegación popular escoltaron al féretro hasta el coche fúnebre en la Avenida Constitución. En la vía se unieron a la comitiva varios vehículos de equipo pesado del Departamento de Obras Públicas Municipal de Cayey, donde laboraba Díaz Collazo antes de llegar a la Legislatura para partir hasta el Cementerio Municipal cayeyano, donde el legislador recibiría cristiana sepultura.

Mickey Ríos, maestro de ceremonias, dijo que como parte de la solemnidad, los cuerpos legislativos guardarán siete días de duelo, período en que las banderas de Puerto Rico y los Estados Unidos, ondearán a media asta en el distrito capitolino.