Despiden en el Capitolio a Carlos Romero Barceló
El féretro con los restos del exmandatario arribó a La Casa de Las Leyes alrededor de las 10 de la mañana.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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La ex senadora Melinda Romero Donelly, hija del exgobernador Carlos Romero Barceló agradeció hoy a nombre de su familia las condolencias y muestras de solidaridad ante la muerte de su padre.
“No se puede hablar de mi papá si no se habla de la estadidad”, dijo la exlegisladora, quien junto a la viuda y exprimera dama, Kate Donelly encabezó el tributo póstumo que le rindió hoy la Asamblea Legislativa al exgobernador.
“Soy la menor de mis tres hermanos y fui la que salió igualita a mi papá en el carácter de terquedad, impaciencia, pero también con un corazón bien grande”, expresó Donelly Romero
Legisladores, exlegisladores alcaldes y otras figuras de gobierno se dieron cita en las exequias de Romero Barceló que comenzaron hoy en el Capitolio, continúan mañana en la Alcaldía de San Juan y La Fortaleza yt culminan el viernes en acto familiar en la funeraria Puerto Rico Memorial.
El féretro con los restos del exmandatario arribó al Capitolio alrededor de las 10:00 de la mañana donde estará expuesto, hasta las 5:00 de la tarde de hoy en la rotonda frente a la urna donde yace la Constitución de Puerto Rico. El acto protocolar en el Capitolio culminó al mediodía. Algunas personas de distintos puntos del País han llegado hasta el lugar en postrer adiós al político, que fue dos veces gobernador, alcalde de San Juan, comisionado residente y senador por el distrito de Bayamón.
Romero Barceló murió el domingo a los 88 años de edad tras haber estado complicado de salud por una afección pulmonar.
A su llegada al Capitolio, una comitiva de la Unidad de Operaciones Tácticas de la Policía cargó el féretro, mientras un grupo de legisladores, muchos de ellos del Partido Nuevo Progresista, recibió los restos del exmandatario.
A la llegada del cortejo fúnebre legisladores novoprogresistas y presidente del Senado abrazaron a Melinda Romero Donelly y les expresaron condolencias a la exprimera dama de Puerto Rico, Kate Donelly de Barceló. Otros miembros de la familia del exprimer ejecutivo también llegaron al lugar.
En la entrada de La Casa de Las Leyes había poco público y se observaba de forma estricta el protocolo contra el COVID-19.
La lista de unos 30 invitados la encabezaban la comisionada residente en Washington Jenniffer González, la secretaria de la gobernación, Noelia García y el presidente del Senado, José Luis Dalmau.
“Por la pandemia el grupo de invitados fue seleccionado de acuerdo a la dispensa de La Fortaleza”, dijo la directora de protocolo del Senado, Yolanda Rodríguez.
La funcionaria legislativa definió que el acto protocolar como una despedida legislativa a Romero Barceló quien en 1983 sustituyó a Juan Hernández Ferrer y se convirtió en senador por el distrito de Bayamón.
Rodríguez sostuvo que después que culmine el acto protocolar a eso del medio día, el público que llegue hasta el Capitolio podrá desfilar frente al féretro hasta las 4 de la tarde.
En la oficina de la senadora María de Lourdes Santiago, que ubica en el sótano del Capitolio, se colocaron letreros en las ventanas de cristal que leían “Ni perdón, ni olvido” con una fotografía del mausoleo que simboliza las muertes de los jóvenes independentistas, Arnaldo Darío Rosado y Carlos Soto Arriví, asesinados por policías en el Cerro Maravilla, en Villalba, durante la gobernación de Romero Barceló.
Al velatorio no acudieron los legisladores del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) ni el senador independiente José Vargas Vidoto ni tampoco los senadores del Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), Ana Irma Rivera Lassén y Rafael Bernabe.
El representante José Bernardo Márquez del MVC, participó del acto protocolar junto a los demás invitados, mientras que la representante Mariana Nogales, se presentó, pero se mantuvo fuera de la rotonda del Capitolio y llevaba prendida en el pecho en señal de protesta una fotografía de los dos jóvenes que fueron asesinados el 25 de julio de 1978 en el Cerro Maravilla.
“Para mí era un deber moral estar aquí... entiendo el duelo familiar, pero hay otras familias que tuvieron un duelo no resuelto e inconcluso”, expresó la legisladora.
Una investigación legislativa conducida por el Senado en el cuatrienio de 1985, bajo la gobernación del Partido Popular Democrático (PPD), arrojó que los jóvenes Darío Rosado y Soto Arriví, murieron de rodillas a manos de policías.