Desde diciembre, periodo en que Ómicron comenzó a ganar terreno en Puerto Rico, se han reportado 151 muertes a causa de COVID-19, reflejándose un alza considerable en los casos ocurridos en enero donde en los primeros once días del año ya se suman 102 decesos a causa del virus que muchos minimizan degrándolo como un catarro.

“Degradar a Ómicron como un catarro fue una desinformación grande y esto había que tomarlo con el respeto que merece porque sin duda estamos viviendo una situación que debe manejarse con la seriedad que amerita cualquier caso de coronavirus. Tenemos que entender que estamos contra un virus que no conocemos, no sabemos nada todavía. Apenas llevamos mes y medio con la variante Ómicron”, acotó el gerente de investigaciones del Fideicomiso de Salud Pública, Marcos López Casillas.

Según el científico y miembro de la Coalición Científica, aunque los contagios con Ómicron son menos severos que las infecciones provocadas por Delta, la realidad es que en ambos escenarios hay riesgos considerables de una enfermedad seria de COVID-19, particularmente entre las personas que no se han vacunado con el refuerzo, los mayores de 60 años y entre los inmunocomprometidos.

De hecho, entre las 151 muertes ocurridas desde el 1 de diciembre hasta el 11 de enero hay 128 (85%) que corresponden al grupo de personas mayores de 60 años. Mientras hay 23 decesos adjudicados en el grupo de personas de 59 años o menos. Al momento, no se reflejan fallecimientos en individuos menores de 30 años.

“Aún así vemos que hay seis personas entre los 31 y 37 años. Vemos por ejemplo una mujer de 31 año; un hombre y una mujer de 32 años, un varón de 33 años y otro de 35 años y una fémina de 37 años. Es decir, este virus no se puede subestimar y hay que tomarlo con seriedad. Y nuestro enfoque siempre será promover la vacunación y la dosis de refuerzo como el mejor mecanismo para evitar hospitalizaciones y muertes”, acotó López Casillas, quien también es profesor de la Universidad de Puerto Rico.

El profesor de bioestadística en la Universidad de Harvard, Rafael Irizarry, alertó que las últimas cifras reflejan que, aunque Ómicron tenga efectos más leves que otras variantes, los récords de hospitalización de esta semana y los casos detectados en este nuevo repunte son 10 veces más que los récords establecidos en las olas anteriores.

De hecho, a través de la red social Twitter sostuvo que se están viendo “sobre 10 muertes al día por COVID-19 en Puerto Rico otra vez”. Según el dashboard de datos que analiza el bioestadístico, el 5 y 9 de enero murieron 17 personas (cada día) a causa del coronavirus. Mientras, el 8 de enero fallecieron 12 y el 3 de enero perdieron la vida otras 10 personas.

“Si Ómicron hizo algo fue demostrar su poderío pues en cuestión de nada estableció récords mundiales de contagios y Puerto Rico no fue la excepción. Y este es el resultado de muchas personas que se confiaron en la baja positividad para bajar la guardia y en el poco respaldo que se ha dado a la dosis de refuerzo”, puntualizó López Casillas.

Entre diciembre y los primeros doce días de enero se han reportado 219,299 contagios de coronavirus a través de pruebas moleculares y de antígenos. Mientras, se han establecido cifras récord de hospitalización incluyendo las del miércoles que reflejaban 873 ingresos, incluyendo a 100 pediátricos. En cuanto a vacunación, aunque hay un 75.4% de la población con la serie inicial (dos dosis para Pfizer o Moderna y la unidosis de Janssen) lo cierto es que hay sobre un millón de ciudadanos que requieren la dosis de refuerzo. Hay estimados de la Coalición que indican que solo el 25.2% de la población puertorriqueña tiene el booster.

Bill Burleson, miembro del Task Force Ciudadano, realiza diariamente un análisis de los datos del BioPortal de Salud y su último informe indica que de las 151 muertes ocurridas desde diciembre unas 65 ocurrieron en personas no vacunadas, 78 entre vacunados (una o dos dosis iniciales) y ocho en personas vacunadas con refuerzo.

“La incidencia o tasa de mortalidad por cada 100,000 habitantes nos dice que ocurren 9.3 muertes por cada 100,000 personas entre los no vacunados y 4.6 muertes por cada 100,000 personas vacunadas. Sin embargo, la tasa es de una muerte por cada 100,000 entre las personas que tienen la dosis de refuerzo”, acotó Burleson.

Estableció, además, que sin vacunación en Puerto Rico se hubieran reflejado 296 muertes entre diciembre y lo que va de enero, en lugar de las 151 que van al momento.

“Estadísticamente, una persona no vacunada tiene nueve veces más probabilidad de morir por COVID que una persona vacunada con refuerzo”, subrayó.

A la fecha, en Puerto Rico se han reportado por análisis de pruebas moleculares y de antígenos unos 415,755 contagios. De otra parte, se han registrado 3,421 muertes relacionadas al virus. De los fallecimientos hay 2,619 (76.5%) que corresponden al grupo mayor a 60 años.