Controversia por la convención del PNP
Este año el evento no va a culminar con una asamblea general como en otras ocasiones.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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La convención del Partido Nuevo Progresista vuelve a suscitar controversia entre las distintas facciones de esa colectividad, esta vez porque la convención de este año no va a culminar con una asamblea general como en otras ocasiones.
Seguidores principalmente de Ricardo Rosselló han criticado al presidente del PNP, Pedro Pierluisi, por no querer celebrar la asamblea, dicen ellos que por miedo a medir fuerzas con su candidato.
En las redes sociales, por otro lado, han aparecido hasta insultos contra el presidente de la colectividad, a quien han llamado “cobarde”.
El secretario general del Partido, José Aponte, dijo ayer que la asamblea no se puede celebrar durante la convención de los días 26, 27 y 28 de septiembre sencillamente porque la colectividad no ha terminado el proceso de su reorganización.
La asamblea que está en agenda es precisamente la de ratificación de la reorganización del partido, un proceso inconcluso principalmente en lo que respecta al liderato de barrio o de unidades electorales.
Aponte sostuvo que no hay nada en el Reglamento del PNP que ate la convención a la celebración de asamblea alguna; que no es la primera vez que hay una convención sin asamblea.
“No podemos celebrar una asamblea con delegados nuevos y viejos. Quedaría una gente fuera del proceso y no puede haber un híbrido de delgados”, dijo, tras explicar que en la mayoría de los pueblos aun no culminado la selección de los representantes de las unidades electorales.
Para poder hacer a una asamblea se requiere que se congelen además las listas de delegados 45 días antes del evento. De haberse hecho, la reorganización se habría atrasado, dijo.
La historia de las asambleas y las convenciones
Las asambleas generales les han servido a distintos líderes el Partido Nuevo Progresista de plataforma para demostrar que ellos son los líderes que apoya la base del partido.
La euforia ha caracterizado, por otra parte, las convenciones de esa colectividad, que es la que trae de los Estados Unidos esa modalidad política.
En Estados Unidos las convenciones de los dos partidos principales son un espectáculo grande y costoso, pero las de aquí, sobre todo las pre-electorales, son toda pasión.
“La Presidencia está disponible. El que la quiera, a la una; el que la quiera, a las dos; el que la quiera a las tres”, retaba en 1982 el ex gobernador Carlos Romero Barceló al entonces alcalde de San Juan Hernán Padilla, en medio de la más famosa de las asamblea del PNP.
Padilla se había convertido en némesis de Romero Barceló, pero ese día el Alcalde no se inmuto. Fue todo silencio ante la invitación del Gobernador de que le disputara allí mismo la Presidencia y la eventual candidatura la Gobernación por el Partido Nuevo.
Hernán Padilla no le quitó a Romero Barceló su puesto en la papeleta del penepé, pero hizo otro partido y provocó la derrota de Romero.
En el 2003 eran Carlos Pesquera y Pedro Rosselló los que peleaban por la presidencia del partido y fue otra asamblea el escenario perfecto del “quítate tú para ponerme yo”.
Rosselló llegó con los suyos al Coliseíto Pedrín Zorrilla y “se le quedó” con la asamblea a Pesquera.
En 2007 se dio una situación parecida en Fajardo, en otra asamblea novoprogresista, y los protagonistas fueron Luis Fortuño y Pedro Rosselló.
Fortuño le ganó esa vez la partida a Rosselló, padre.
En cuanto a las convenciones, han sido sin dudas las del PNP las más coloridas e ingeniosas, como los famosos Idols, de 2008, en que los artistas no eran otros que los líderes del partido, principalmente los legisladores.