Contemplan liberar mosquitos infectados con bacteria para control de Aedes aegypti
El microbio, implantado en millones de insectos, se llama Wolbachia y actuaría como un método anticonceptivo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
PUBLICIDAD
Mientras las cifras sobre los casos de dengue en Puerto Rico continúan sin ser publicados por el Departamento de Salud, métodos de monitoreo implantados por la Unidad de Control de Vectores confirman que hay mosquitos con la carga viral en la isla, que los peligrosos vectores son resistentes a los insecticidas más comunes utilizados para eliminar el insecto y que urge que el gobierno abra paso a métodos alternos de control como lo sería la liberación de millones de especies infectados con la bacteria Wolbachia.
Así lo indicó en entrevista con Primera Hora la doctora Marianyoly Ortiz, directora asociada de la Unidad, al precisar que la isla ya recibió una autorización experimental -solicitada por MosquitoMate, Inc.- por parte de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) y del Departamento de Agricultura local. En cambio, es prescindible la aprobación del Departamento de Salud, cuyo secretario Lorenzo González, se encuentra aun evaluando la propuesta. Primera Hora solicitó a portavoces de prensa de la agencia de sanidad información sobre los avances de la evaluación y la posibilidad de que inicie el proyecto en la isla, pero al cierre de esta edición no se recibió respuesta.
A preguntas de este diario, la doctora Ortiz dijo que entre las gestiones que realiza la Unidad para prevenir brotes de dengue en Puerto Rico se encuentra la promoción de la campaña “Páralos en seco”, el cual busca orientar a la ciudadanía sobre la importancia de eliminar criaderos de mosquitos en sus casas; establecer un plan de manejo de vectores con los municipios enfocado en el uso de larvicidas; y tratar de impulsar que evalúen técnicas novedosas de control como lo es la liberación de “millones de mosquitos machos con Wolbachia”. Esto último, destacó, sería un paso de avanzada como método de prevención y control para minimizar la presencia del Aedes aegypti en la isla.
“La Wolbachia es una bacteria que se encuentra en más de un 60% de los insectos, pero no en el Aedes aegypti. Cuando los científicos descubrieron que poner la bacteria en el Aedes le afecta la capacidad de reproducción lo sugirieron como método de control. La mejor manera de explicarlo es decir que funciona como un método anticonceptivo”, explica Ortiz. El científico que descubrió el método en 1996 se llama Scott O’Neill y su idea fue implementada inicialmente en Australia.
Según datos provistos por el World Mosquito Program -una organización sin fines de lucro que ha diseñado programas de liberación de mosquitos con este método en 12 países- la Wolbachia reduce la capacidad de los mosquitos Aedes aegypti para infectarse con el virus del dengue, Zika y chikungunya. Es decir, que cuando un mosquito con Wolbachia pica a una persona infectada con alguno de las tres enfermedades mencionadas, la bacteria impide que el virus se reproduzca en su cuerpo.
“Si los mosquitos no pueden infectarse con estos virus, no pueden transmitirla a las personas”, detalla en un informe la prestigiosa organización en la que también se asegura que los mosquitos no pueden transmitir la bacteria a los humanos cuando pican porque estas son “demasiado grande” u no caben por el conducto de la glándula salival.
Mientras, la doctora Ortiz explicó que la emisión de mosquitos machos portadores de la bacteria -los cuales no pican- provocará que estos puedan aparearse con los mosquitos hembras, pero que los huevos que se reproduzcan de ese contacto nunca nacerán. “Esto en un efecto a largo plazo ayudará a disminuir la población de mosquitos hembra de Aedes aegypti que pueden transmitir el virus (del dengue)”, sostuvo al hacer hincapié en que la alternativa debe ser combinada con los otros métodos que mencionó anteriormente.
Por su parte, el Secretario Auxiliar de Integridad Agrocomercial, Jesús M. Santiago Olivero, confirmó a Primera Hora que el pasado 14 de febrero autorizaron a la Unidad de Control de Vectores a utilizar el método experimental, al tiempo que destacó que la agencia cataloga el proyecto – el cual ya ha sido probado en jurisdicciones como Florida, California y Texas- como uno “simpático”.
“Es un proyecto simpático. Anteriormente en Puerto Rico se ha trabajado con otros programas de controles biológicos, pero este tipo de proyecto siempre es más simpático porque minimiza el uso de cualquier tipo de plaguicida y puede resultar mejor para el ambiente”, dijo Santiago Olivero.
Agricultura consultó la otorgación del permiso de liberación de mosquitos con la junta asesora de la agencia y con entomólogos de la Universidad de Puerto Rico, agregó el funcionario al aclarar que la autorización de otras agencias como el Departamento de Salud es esencial antes de considerar liberar los mosquitos.
“Estuvieron de acuerdo y lo que nos han expresado es que este método ha sido bastante efectivo en otras jurisdicciones donde se estima que ha bajado hasta más de un 75% la población de mosquitos… claro, como otros controles biológicos que se han trabajado en la isla hay que probarlos primero porque unos dan resultado en nuestro clima y otros no. Por eso se hacen liberaciones controladas”, determinó.
El permiso experimental de la EPA establece que en Puerto Rico se podrían liberar hasta 156 millones de mosquitos con Wolbachia, pero de forma paulatina. El protocolo establece una cantidad límite -no precisada- de insectos que podrán liberarse semanalmente en puntos localizados.
“Los municipios donde se vaya a hacer también tienen que ser partes del proceso. Además tenemos la división de Sanidad Vegetal que necesita endosar la gestión por tratarse de seres vivos”, expresó sobre otros requisitos contemplados en el permiso experimental que, según datos provistos por la EPA, caduca el 31 de diciembre de 2020.
Santiago Olivero dijo que se le solicitó a la Unidad de Control de Vectores un informe detallado sobre las liberaciones.
“La verdad es que hace mucho sentido el proyecto y durante varios años se ha estado discutiendo diferentes posibilidades para trabajar con esta situación y en el caso de la liberación de mosquitos entiendo que todos los entes reguladores han estado de acuerdo… es alentador y, como dije, es una manera bastante amigable al ambiente para combatir un problema persistente en Puerto Rico”, expresó.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) fomenta la investigación de este nuevo método para el control de los mosquitos. En marzo de 2016, el Grupo Consultivo sobre Control de Vectores de la OMS – organización que estima que cada año mueren 700,000 personas a causa de enfermedades transmitidas por mosquitos- recomendó la liberación experimental de mosquitos portadores de la bacteria Wolbachia para probar la eficacia del método y la realización posterior de un seguimiento y una evaluación independientes.
Mientras, los CDC ven el uso de mosquitos infectados con Wolbachia como una opción “prometedora” para controlar los mosquitos que propagan los virus de dengue, chinkungunya y zika, al tiempo que hacen la salvedad de que el método solo no funcionará para detener algún brote detectado en alguna zona.
En aumento los zancudos y los casos de dengue
Un informe publicado el 18 de marzo por la Unidad de Control de Vectores de Puerto Rico alertó a las autoridades que el último reporte de monitoreo hecho en la organización confirmó un 30% de aumento de mosquitos Aedes aegypti en comparación con el año pasado.
Confirmaban, a su vez, la presencia de dengue en la isla tras evaluar los resultados de unas pruebas moleculares que se les hizo a los insectos. Pruebas posteriores realizadas en los CDC revelaron que la carga viral de los mosquitos analizados en la isla -particularmente en el área de San Juan y Carolina- era del dengue tipo 1, la cepa que causó una epidemia en Puerto Rico para el 2010 cuando se registraron 22,000 casos y 33 muertes asociadas a la enfermedad. En la memoria histórica también queda la epidemia de 1998 cuando el año cerró con 16,683 casos. Cifras similares se percibieron en 1994 y 1992. Mientras, en 2016 Puerto Rico registró 38,058 casos confirmados de zika, dengue y chikungunya, tres enfermedades que son transmitidas por el mismo vector: el mosquito Aedes aegypti.
Las cifras oficiales del Departamento de Salud no han sido divulgadas, aun cuando el secretario ha indicado que sí están disponibles. Primera Hora ha solicitado los informes del Sistema de Vigilancia -los cuales no se actualizan desde diciembre del año pasado- durante los últimos dos meses. Sin embargo, cifras reportadas por los CDC -quienes alertan a los viajeros a tener precaución aludiendo a un brote en la isla- indican que hasta el mes pasado la presencia del virus ha sido confirmado en 122 pacientes, cinco veces más que la cantidad de enfermos confirmados para el 2019 cuando se reportaron 19 contagios. En 2018, los reportes de la agencia indican que no hubo un solo caso de dengue.
El dengue es una enfermedad viral causa por una infección con cualquier de los cuatro virus vinculados a la enfermedad (DENV -1,-2,-3,-4). La persona infectada por uno de ellos queda inmunizada de ese tipo de virus, pero no de los otros tres. Según el Departamento de Salud, en la isla se han reportado casos de los cuatro grupos. Aunque su síntoma más común es la fiebre, el dengue también pudiera incluir náuseas, vómitos, sarpullido, molestias y dolores (detrás de los ojos, muscular o en articulaciones). Estos síntomas duran entre 2 a 7 días y, en general, comienzan de 3 a 14 días luego de la picadura del mosquito infectado.
El director ejecutivo de la Unidad de Control de Vectores y entomólogo Grayson Brown aseguró que la prevalencia del mosquito con la carga viral es sostenida en sectores del área metro e, incluso, aseveró que hay zonas en “las que tenemos familias enteras con dengue… hay casos de dengue circulando en la isla”.
Por eso urgió a la ciudadanía a tomar medidas de prevención destacando la importancia de eliminar criaderos en sus hogares, sobretodo, en este periodo de “lockdown” o cuarentena. Además, sostuvo que la sequía no afecta en nada la reproducción de los mosquitos pues los huevos de estos insectos pueden permanecer vivos y eclosionar hasta 8 meses después de ser puestos por la hembra.
Como en otras ocasiones, Brown advirtió que los mosquitos en Puerto Rico presentan resistencia a insecticidas comunes por lo que el rol más importante es eliminar los focos de infección y el uso de repelente. Además, recomendó a los gobiernos municipales la asperjación en sus zonas con larvicidas a gran escala (WALS, por sus siglas en inglés). El larvicida recomendado es basado en Bti, una bacteria que mata las larvas de los mosquitos.