Confinados se certifican como artesanos y comienzan sus negocios desde prisión
Crean piezas que les ayuda a la rehabilitación.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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Una mala decisión les ha privado de su libertad por muchos años, pero desde los barrotes algunos han tomado conciencia del error cometido y trabajan para intentar enmendarlo y aportar económicamente a sus familias.
Ellos son los reos participantes del programa de artesanías del Instituto Educativo Correccional del Departamento de Corrección, quienes a diario invierten parte de su tiempo libre en aprender y crear artesanías, al punto que ya dentro de la misma cárcel tienen una microempresa y generan dinero que va a diferentes cuentas creadas bajo la cooperativa Vencedores Coop.
Joseph Villalobos Marcano, de 40 años, cumple una sentencia de 26 años por violaciones a la Ley de Armas y secuestro. Ingresó al Complejo Correccional de Bayamón en el 2011 y ya busca ser útil para la sociedad y su familia. Actualmente, se dedica a sacarle provecho a lo aprendido en el taller, creando piezas en barro escultural, con el que le da forma a sus quijotes y reyes magos.
Durante su periodo libre, Villalobos, al igual que otros compañeros, se dedican a la producción de piezas que luego son expuestas para la venta en el “coffee shop” en el mismo complejo correccional, así como a las distintas ferias de artesanías a los que son invitados a participar. De las ventas generadas, Corrección solo retiene un 25% de lo recaudado que invierte en la misma transportación y personal correccional que necesita para que los confinados puedan ir a las actividades.
“Esto se hace a diario, este es nuestro trabajo ‘full time’ y yo lo divido un poquito en las gestiones que me tocan en la cooperativa, porque en la cooperativa tenemos un ‘coffee shop’ en la parte de afuera de Corrección (entrada al complejo) donde exponemos nuestras artesanías y, además, hacemos desayunos livianos y café”, dijo el también presidente de la cooperativa.
“Es un programa que tiene muchos propósitos. Llegamos a las personas, le demostramos nuestra rehabilitación, le demostramos nuestro arte, le damos la mejor cara de Corrección para que la gente vea que todo lo que pasa no es negativo, que tienen también una cara positiva que enseñar”, añadió.
Los reos aseguran que desde la cárcel siempre se han creado artesanías, pero que estas se limitaban a jabones. Ahora han evolucionado al convertirse en artesanos certificados por Fomento Industrial. Desde el Instituto se preparan piezas a gran escala, como los Tres Reyes Magos creados en caoba por Pedro Santiago Martínez, así como las distintas aves endémicas preparadas por Abiziel Torres Santa, las lámparas en PVC realizadas por el Carlos Ritter García y los trabajos en madera de Melvin Pastrana Collazo. Sin embargo, no se limitan a piezas artísticas, sino que están abiertos a cualquier pedido, incluso de gabinetes, mesas y hasta camas.
“En la artesanía encontré ese alivio, esa paz mental, todas esas cosas, y aparte de que puedes ayudar a tu familia con las cosas que tú haces; ya uno es bendecido. Dios me bendice haciendo estas cosas”, comentó Pastrana Collazo quien está sentenciado a 99 años en prisión por asesinato, Ley de Armas y tentativa de asesinato.
Ahora los confinados se preparan para llevar sus piezas al Velorio de los Reyes, el 5 de enero en Camuy, y al otro día al Festival de los Reyes en Juana Díaz, así como en la entrega de regalos del gobierno en El Morro en el Viejo San Juan. El talento de los presos también está disponible para que tanto empresas como particulares puedan hacer sus pedidos para sus actividades.
Según explicó Santa Silva, promotora artesanal de Corrección por los pasados 18 años, en el programa también participan los sumariados de las cárceles de Guayama y Guayama 500, Aguadilla y el Campamento El Zarzal, en Río Grande.
Indicó, además, que la certificación que logran con Fomento Industrial es una herramienta para que cuando salgan a la libre comunidad puedan establecer su propio negocio. Sin embargo, desde las instituciones comienzan a hacerlo, pues Corrección les permite invertir en sus herramientas de trabajo y una vez cumplan su sentencia podrán llevárselas a su taller.
“Cuando ellos salen a la calle, al no tener un certificado de buena conducta, la artesanía es un trabajo que lo tienen al momento de la salida. Ya son artesanos certificados por Fomento y pueden ejercer su profesión de artesano. Automáticamente, ya tienen un empleo”, dijo.
Para los interesados en alguna de las piezas u orden, pueden comunicarse con Santa Silva al 787-645-3675. También, puede visitar el “coffee shop”, de lunes a viernes de 6:00 a.m. a 2:00 p.m., localizado en la entrada al Complejo Correccional de Bayamón.