Con Voto2024, Primera Hora recorre todos los municipios de Puerto Rico para conocer el sentir de los ciudadanos antes de las elecciones generales. Cuáles son sus mayores preocupaciones y qué acciones toman los alcaldes y alcaldesas ante los problemas expuestos, lo leerás en nuestra edición impresa y en primerahora.com

Comerío. Reabrir las fábricas que la Compañía de Fomento Industrial tiene en Comerío representaría un renacer para la “Cuna de Trovadores” y evitaría que los comerieños se marchen a otros pueblos o a Estados Unidos en búsqueda de empleo.

Esta es la esperanza que tienen los residentes del montañoso municipio, asediado por la fuga de trabajadores y en el que se ha quedado una marcada población de adultos mayores, contaron los residentes de Comerío a Primera Hora.

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El día era lluvioso. Aun así, los preparativos de las fiestas patronales y el cierre de varias calles en la zona urbana demarcaban un aumento del movimiento peatonal en los alrededores de la plaza pública de Comerío.

Abigail Marín Vázquez, de 31 años, era una de las que caminaba con su hijo preadolescente y otro niño en un coche. La joven madre describió el panorama que se vive en su pueblo por la falta de desarrollo económico y empleos.

“Hay muchos locales cerrados. No sé de qué manera ellos estarán moviéndose (en el municipio), porque no estoy muy al tanto con sus propuestas. Pero, ahora mismo hay muchos locales cerrados y las rentas son muy caras. Para el que pueda y quisiera emprender, se le dificulta”, manifestó la joven, que reside en la zona urbana.

Lo que relató Danilo Fontánez Cruz, un barbero de 40 años y residente del barrio Paloma, que ocurre en su municipio es que los trabajadores salen de Comerío todas las mañanas a trabajar a otros pueblos, principalmente a la zona metropolitana, y el municipio se queda sin personas que hagan compras o busquen de servicios como los que ofrece en su negocio.

Edificio que invadió el municipio para establecer el Programa Municipal de Reciclaje, edificios vacíos y el proyecto de JL Aparel Development.
Edificio que invadió el municipio para establecer el Programa Municipal de Reciclaje, edificios vacíos y el proyecto de JL Aparel Development. (Frances Rosario)

“La gente no llega al pueblo. Los comerciantes no los visitan. El pueblo es un pueblo pequeño y dependemos del barrio. Yo tengo que buscar la manera de que la gente llegue al pueblo y no llegan. No hay tiendas, no hay muchas facilidades, la transportación es mínima”, se quejó.

Reclamó que se incentive al comerciante para poder lidiar con las dificultades que tienen para subsistir. Identificó que el gasto mayor para ellos son las rentas. También reclamó que se tome acción para que otras personas de pueblos cercanos, como Bayamón y Barranquitas, vean a Comerío como una opción.

“El mismo municipio tiene que mercadearse. Decirle tenemos esto, tenemos lo otro, tenemos aquello, enseñarle las cosas bonitas que hay en el pueblo”, opinó Fontánez Cruz.

Pero, la alternativa principal que resonó entre los comerieños entrevistados fue la necesidad de poner las fábricas de Fomento a funcionar.

Algunos ciudadanos, como José Nieves Vázquez, de 67 años y residente del barrio Naranjo, así como Juan Rivera Burgos, de 72 y residente de Río Hondo 2, relataron que el estancamiento que se percibe se podría solucionar si el trabajo se consigue en el mismo pueblo. Dijo que hace años así ocurría cuando las fábricas de Fomento estaban ocupadas por empresas, principalmente por la industria de la aguja.

“Esto es un pueblo fantasma. Antes era un gentío cuando estaban abiertas las fábricas. Ahora, mayormente la gente trabaja afuera, pudiendo estar aquí trabajando”, destacó Rivera Burgos.

Primera Hora acudió a la zona industrial. Allí encontró cinco edificios, de los cuales a simple vista uno se ve que es utilizado por el municipio para el Programa Municipal de Reciclaje. Los otros edificios parecían cerrados. Pero, al caminar por la zona se percibió un movimiento dentro de una estructura. Eran seis personas que trabajaban en la confección de uniformes escolares.

Se trata de un matrimonio de Naranjito, compuesto por Jania Rivera Morales y Leudán Miranda, quienes perdieron su residencia tras el paso del huracán María y se marcharon al estado de la Florida.

Rivera Morales, una diseñadora que había trabajado hace más 20 años en una de las fábricas de Comerío, contó que en la pandemia comenzó a enviar sus productos desde Florida para venderlos en Puerto Rico. Dijo que el que más tuvo éxito fueron sus mascarillas con transparencias, en las que se podía ver la boca.

Explicó que cada vez recibía más pedidos de clientes en Puerto Rico, por lo que decidió establecerse en una de las fábricas de Comerío. Reconoció que en el pueblo hay mucha mano de obra diestra y que, “como toda aventurera”, se dio a la oportunidad de reiniciar su retorno a la Isla.

Pero, desde abril pasado la mujer no logra que le hagan la conexión al sistema eléctrico. Además, contó que tuvo que pagar $15,000 de fianza para que le pusieran el servicio de agua potable y hacerse cargo de las mejoras del edificio, cerrado por años.

Fue el 1 de julio que el matrimonio decidió abrir el local, bajo el nombre de JL Apparel Development. Pero, para poder operar instalaron generadores eléctricos.

En la foto, Jania Rivera Morales y Leudán Miranda, así como el cortador Fernando Ortega.
En la foto, Jania Rivera Morales y Leudán Miranda, así como el cortador Fernando Ortega. (Frances Rosario)

“Somos siete (trabajadores), porque tenemos desde abril la situación de la luz. Tenemos todos los permisos, estamos en ley, pero no nos han instalado la luz… Empezamos por el alto volumen de clientes que tenemos. En Cidra cerró Mariestella, Inc., después de 40 años de servicio, y los clientes los han referido. Mi plan y mi visión de este proyecto es desarrollar un sistema sustentable aquí”, afirmó.

No obstante, los tropiezos que enfrentan con la falta de luz les ha dificultado emprender. Dijo que, aunque quisiera aceptar más contratos y tener a más trabajadores, no puede. Indicó que, si prende más de tres máquinas de coser, comienzan a marcarle error. Además, señaló que no hay incentivos ni ayudas del gobierno o el municipio de Comerío.

“El sistema es como bien lento y no nos ayuda a adelantar. Porque gente hay (para trabajar), y gente buena. O sea, operarias bien capacitadas, de muchos años de experiencia”, afirmó, al mostrar todas las solicitudes de empleo que le han llegado.

En la actualidad, Rivera Morales dice que se siente “acuartelada”. Aun así, Rivera Morales señaló que tiene mucho empeño en lograr que su negocio funcione, no sólo para generar empleos en Comerío, sino para lograr que toda su familia regrese a Puerto Rico tras el embate de María.

“Nosotros vivimos tan bien en Puerto Rico, pero son cosas sencillas que nos matan”, señaló frustrada la mujer de 44 años.

Otros problemas que identificaron los comerieños fue el estado de las carreteras, así como la falta de ama de llaves para la población envejeciente.

María Luisa Santos, una maestra jubilada de 86 años, habló “que el problema de amas de llaves es tan grande, porque hay tanta gente mayor que necesitan esa ayuda tan importante”. Reconoció que por la condición económica del municipio no han podido contratar a más personal.

Conoce más

  • Comerío es un pueblo montañoso en el que el 46.6% vive en un nivel de pobreza. Allí, el ingreso per capita es de $6,755, cuando en todo Puerto Rico se registró un promedio de $12,914, según el Censo del 2020.
  • La población ha disminuido con el pasar de los años. Los datos del reciente Censo establecen que hay unos 18,883 habitantes. Su actividad económica principal lo es la agricultura, principalmente el cultivo del tabaco.