Claribel Martínez: “Ese escaño no tiene banderitas”
La herencia política le viene por el abuelo que fue un revolucionario perseguido por Trujillo y Balaguer.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Se podría decir que es dominico-boricua. Sus vínculos con la Isla trascienden sus propias vivencias como residente de nuestro país, porque el sabor de lo boricua lo conoció desde niña en la República Dominicana, a través de su madre.
A la mamá de la aspirante a representante por el Partido Popular Democrático (PPD) Claribel Martínez la conocían en la República Dominicana como la “Reina del Mofongo”, un plato boricua al que ella le impartió un toque especial, con un salsa especial.
La madre de Claribel se llevó a la tumba aquella receta sabrosa, pero la hija asegura que más o menos adivina los ingredientes de una amalgama culinaria en la que se unen dos pueblos hermanos.
Claribel llegó a Puerto Rico a los doce o trece años -ella no los precisa- y la trae su mamá, una comerciante que solía viajar entre los dos países caribeños para llevarse mercancía de aquí a Puerto Plata.
Claribel llega a la Isla en 1970 y estudia desde el noveno grado, en las escuelas Labra y Central. Estudia Química en la Universidad Interamericana y ejercerá esa profesión en varias compañías farmacéuticas.
¿Qué hace que una química se interese en la política?
Hay que mirar de nuevo hacia la República Dominicana.
Claribel recuerda con orgullo que su abuelo -que la enseñó a leer el periódico y que quería que fuera abogada como él- fue un revolucionario perseguido por Rafael Leónidas Trujillo y Joaquín Balaguer; que estuvo vinculado al Movimiento Revolucionario 14 de Junio.
“A mi abuelo lo buscaron para matarlo, pero no pudieron. Él se escabuyó… Él se convirtió en abogado de los campesinos, de las personas que no tenían forma de defenderse… Todo eso él me lo inculcó a mi”, dijo la líder del PPD, quien interrumpió su estadía en la Isla -por un año- cuando se casó con un paisano. Se fueron a residir al vecino país.
Allá los sorprenden las revueltas durante el mandato de Jorge Blanco, periodo en el que escasearon los alimentos y les sobrevino un sentido muy grande de inseguridad. La pareja se divorcia.
El deseo de involucrarse en la política partidista de la Isla se le mete por las venas cuando en una ocasión escuchó al ex gobernador Rafael Hernández Colón.
Dice que del PPD le llamó la atención porque defendía la justicia social y era el único partido que tenía “a un ser humano” como insignia.
En esa colectividad ha estado activa en tareas tan sencillas como colocar cartas en sobres hasta desempeñarse, en minoría, como asambleísta municipal de San Juan. También colaboró con la campañas de Sila M. Calderón y Eduardo Bhatia. Quiso ser senadora en 2012, pero no tuvo éxito.
¿Ha estado apoyando a la comunidad dominicana en la Isla?
Siempre hacemos trabajo con la comunidad… Yo digo que quien niega su origen, niega su madre.
¿Será legisladora de los dominicanos solamente?
No quiero ser representante de sólo un grupo. Quiero trabajar para todos los puertorriqueños, para los dominicanos, para los colombianos, para todos los que viven en Puerto Rico... Ese escaño no tiene banderitas...
Su agenda de trabajo incluye el área del desarrollo económico, por su experiencia en la industria farmacéutica. También le atraen los asuntos de la mujer, un área en que quiere que se establezca un banco de talento femenino.
Y, ¿para los dominicanos?
Aquí se está perdiendo un talento bien particular, el de los extranjeros que no pueden ejercer su profesión inmediatamente hasta que no se regulariza su status migratorio. Debemos aprovechar ese talento.
¿Dónde se coloca en el tema del status? ¿Es liberal o conservadora?
Martínez contesta con cautela. Comenta que apoya la “Constitucional” (la Asamblea Constitucional de Status).