A 20 minutos del cierre de las urnas, en el Colegio Adianez, ubicado en la PR-199 de Guaynabo, unos 300 electores hacían fila frente a sus respectivas unidades.

“Ahora mismo llegamos”, indicó una de las electores, ubicada al final de una línea con unos 20 electores, de diversas edades.

“Es mejor venir a esta hora, porque yo llegué a las 2 y acabo de salir. La fila estaba brutal”, comentó Pedro Colón, mientras esperaba a que su nieta menor ejerciera el voto por primera vez.

Y, aun con la lentitud de las máquinas, opinó que todo había corrido en orden.

Bajo un chubasco, a las 4:57 p.m., entró la última electora: una mamá con su bebé en coche. “Vengo desde el otro lado”, expresó casi sin aliento, en referencia a que estacionó en el lote más distante a la entrada.

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“Cerramos los procesos electorales en esta unidad. Todos los que están en la fila manténganse y su voto se va a garantizar”, orientó Wilnerié Rivera al cerrar el portón, justo a las 5:00 p.m.

A las 5:12 p.m., se acercó un hombre al portón “a ver si me dan break”.

“Lo lamento mucho”, respondió Rivera tras explicarle que no podía hacer la excepción.