Lares-Ceiba. En un país en el que en los últimos dos años fallecieron aproximadamente 36,968 personas -reportando cifras récords de acuerdo a datos del Registro Demográfico- poder sepultar a la gente se ha convertido en una preocupación extrema para los alcaldes ante los pocos espacios disponibles en los cementerios.

La situación -agravada por la aceleración de muertes registradas a causa del huracán María y, posteriormente, la pandemia del Covid-19- trae de cabeza a muchos jefes de ayuntamientos, quienes han tenido que recurrir a la exhumación de restos para ocupar esos espacios y construir nichos mientras hacen malabares para rehabilitar y extender la vida útil de los camposantos municipales, que ya están casi llenos a capacidad. A otros no les queda más remedio que buscar terrenos para la construcción de nuevas tumbas.

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Alcaldes como el de Lares, Fabián Arroyo Rodríguez, adjudican a la mala planificación la crisis que se atraviesa en los cementerios, pues recalcó que los estragos en muchos de estos lugares comenzaron antes del azote del huracán María, la poderosa tormenta que en 2017 dejó prácticamente flotando las tumbas y panteones del camposanto lareño.

Estamos pagando las consecuencias de una mala planificación y aquí en Lares se veía venir el problema mucho antes de María, pues ya para el 2011 hubo una situación en la que los militares de la Guardia Nacional tuvieron que hacer un muro de contención -que se fue con el huracán María- porque ya las tumbas estaban cediendo. Entonces, se improvisaron esos nichos que están en la entrada del cementerio y que también empiezan a dar problemas, porque tienen mucho peso y siguen deteriorando toda el área que ya está afectada”, acotó Arroyo Rodríguez.

La historia de terror en Lares

La situación más crítica en el tema de los cementerios ocurre, precisamente, en Lares, donde más de la mitad de las 6,000 tumbas que ahí yacen están deterioradas, rotas o a punto de colapsar por la condición del terreno que cedió con los huracanes, empeoró con terremotos y que está en una eterna vulnerabilidad, porque queda cerca de unos siete ojos de agua, incluyendo la quebrada Los Muertos, la cual desemboca en el lago Guajataca.

En entrevista con Primera Hora, el alcalde de Lares explicó que el histórico cementerio -que data de 1855 y tiene una parte en la que yace el Mausoleo de los Mártires de la Revuelta de 1868- está parcialmente cerrado por instrucciones del Departamento de Salud, ante el peligro a la salud ambiental que representan los deslizamientos en el camposanto, el cual cede con cada lluvia que cae en la zona.

“El cementerio sigue moviéndose. Eso significa que cuando vamos al área de las tumbas se prueba que en un mes se mueve dos o tres pulgadas. Hay una que yo sigo, que es la tumba de Toño Bicicleta (Francisco Antonio García López, notorio criminal puertorriqueño conocido por sus fugas carcelarias) y esa se ha movido en tres años más de ocho pies... es que tú puedes ver bien la tumba arriba, pero abajo tiene varios ataúdes juntos. Y hay cadáveres ahí que es casi imposible sacarlos... otros están a punto de caer a la quebrada”, dijo el alcalde.

Arguyó que dos estudios de suelo en el área concluyeron que el terreno está sumamente afectado por lo que la recomendación de geólogos es que se trasladen las miles de tumbas que hay en el terreno a otro lugar.

En Lares se analiza la posibilidad de tener que reubicar todas las tumbas incluyendo las del área histórica.
En Lares se analiza la posibilidad de tener que reubicar todas las tumbas incluyendo las del área histórica. (Pablo Martínez Rodríguez)

“Pero la decisión final sobre si mover el cementerio en su totalidad o reconstruirlo no es del municipio, eso es algo que está evaluando FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias) en Washington y nos deben estar informando en un par de meses. Se trata de un trabajo costoso que, preliminarmente, costaría unos $190 millones. Al ser tanto dinero, ellos lo están evaluando. Pero reconstruirlo sería peor: serían más de $200 millones”, reiteró Arroyo Rodríguez al aseverar que hizo todo lo posible por salvar la zona histórica del cementerio, pero los expertos en suelo determinaron que aún en esa área -a la que hay todavía acceso público- hay peligro de colapso, pues se encontró agua a cuatro pies de las tumbas, aun cuando el día esté soleado. Lo “normal”, según el jefe de ayuntamiento, es que se detecte agua a más de 14 pies debajo de las fosas.

Ante esta realidad el gobernador Pedro Pierluisi declaró a inicio de cuatrienio un estado de emergencia para el cementerio y otorgó un préstamo al municipio de $2.3 millones. Con la asistencia de la Oficina de Gerencia y Presupuesto (OGP) y la Autoridad para el Financiamiento de la Infraestructura (AFI) se utilizó parte del monto para mitigar de manera provisional algunos daños y realizar un cementerio transicional que tiene 1,000 nichos prefabricados y 60 osarios.

“Ya se usaron de esos nichos más de 100″, narra Arroyo Rodríguez aclarando que los espacios para resguardar las cajas con cadáveres son solo “un resuelve” ante la situación de emergencia, pues los lareños son arraigados a la cultura de sepultar y visitar a sus seres queridos en tumbas.

Se agota el tiempo en Ceiba

Al otro extremo de la isla, en Ceiba, el alcalde Samuel Rivera también hace malabares ante la insuficiencia de espacios para sepultar a sus compueblanos. El mandatario municipal contó a este diario que cuando asumió el cargo en 2020 apenas le “quedaban meses de vida útil al cementerio”, una situación que lo llevó de inmediato a La Fortaleza para buscar una solución inmediata al asunto.

“Sabemos que la vida de este cementerio está en sus últimos días. Por eso fuimos donde el gobernador, quien nos asignó $1 millón y lo tenemos en caja porque para finales de enero o inicios de febrero debemos completar la compraventa de 20 cuerdas de terreno al otro lado del cementerio. Es un área que nos costó $364,000 y vamos a utilizar el resto del dinero para efectos del diseño del nuevo proyecto. Es algo que tenemos que hacer porque ya no hay espacio. De hecho, cuando llegamos, apenas quedaban 40 espacios y, para que tengas una idea, en Ceiba mueren de 95 a 100 personas al año”, explicó Rivera.

Las expectativas son que en un año y medio -tiempo estimado en el que se llenarán los nichos vigentes- se haya completado la primera fase de construcción del nuevo camposanto, donde se prevé crear un área para sepultar a los exmilitares del pueblo, una idea que se conversa con la Oficina del Procurador de Veteranos, a fin de allegar fondos de este organismo.

Entre tanto, los ceibeños colocan a sus seres queridos fallecidos en los improvisados nichos que se hicieron de manera transicional en el antiguo cementerio, que resulta ser el único que hay en el pueblo.

Samuel Rivera Báez, alcalde de Ceiba
Samuel Rivera Báez, alcalde de Ceiba (Pablo Martínez Rodríguez)

Y es que Ceiba es uno de 16 municipios de Puerto Rico que solo tienen un cementerio y es público, según datos recopilados por Primera Hora a través de la Secretaría Auxiliar para la vigilancia y Protección de la Salud Pública del Departamento de Salud. El resto de los pueblos con el gran desafío de tener un solo camposanto para los entierros de su población son: Florida, Dorado, Naranjito, Maunabo, Culebra, Añasco, Hormigueros, Lajas, Maricao, Rincón, Arroyo, Guánica, Jayuya, Peñuelas y Salinas. Actualmente, Lares aparece en las estadísticas con dos cementerios, pero es contando el transicional que se edificó de emergencia.

En total, Puerto Rico cuenta con 216 cementerios y de estos 163 son municipales, 50 son privados y 3 federales. Estos últimos ubican en Camuy, Morovis y Bayamón.

Los pueblos que más cementerios tienen son: San Juan (11), Ponce (9), Arecibo (6), Caguas (6), Carolina (6), Guaynabo (6), Aguadilla (5), Utuado (5) y Bayamón (5).

Cabe destacar que de los 11 cementerios que ubican en la capital, hay siete privados. Además, entre los que son del municipio se distingue Santa María Magdalena de Pazzis en La Perla (Viejo San Juan), aproximadamente construido en 1863.

Asociación de Alcaldes: “La situación es grave”

Para el presidente de la Asociación de Alcaldes, Luis Javier Hernández, la situación debido a la falta de espacios para enterrar a la gente en Puerto Rico es “crítica”.

“Esta situación continúa y se agravó con aceleración de muertes que ha habido desde la pandemia, la cual les ha quitado vida útil a los cementerios. Es algo que hablamos constantemente entre los alcaldes y, por ejemplo, en mi caso, se hizo una extensión al cementerio viejo y se establecieron unos nichos para ahorrar espacios, pero como quiera la situación es grave”, sostuvo el también alcalde de Villalba.

Mencionó que, además de los nichos, varios alcaldes optan por las cámaras de enterramiento, que son tumbas prefabricadas que se insertan a la tierra y tienen espacio para cuatro difuntos.

“En Villalba tenemos un área pre-hecha así, con estas cámaras. Para tener control no se pre-venden arreglos. Antes la gente compraba un espacio con tiempo, pero no podemos hacerlo porque ahora mismo no tenemos nichos disponibles. Lo único son las cámaras y se están agotando. Por eso este nuevo año, con la Legislatura Municipal, vamos a trabajar en el proyecto para un nuevo cementerio que tendrá capacidad de 5,000 espacios y tendrá el mismo sistema de cámaras de enterramiento para maximizar el terreno”, reveló Hernández sobre el terreno cuyo costo es de $1.5 millones y ubicará en un área que resulta “lejano del casco urbano”.

Mientras, el presidente de la Asociación de Alcaldes detalló que el proceso remediativo e inmediato para muchos municipios es exhumar los cadáveres de las tumbas en las que se ha vencido el arrendamiento o no han cumplido con su renta o mantenimiento, algo que resulta incómodo para muchos ciudadanos. Es una de las opciones inmediatas para ocupar esos espacios que se vacían con nuevos cadáveres.

Cementerio Municipal de Ceiba.
Cementerio Municipal de Ceiba. (Pablo Martínez Rodríguez)

Exhumaciones a tutiplén

Mayra Toro, secretaria auxiliar de la División de Salud Ambiental del Departamento de Salud, no pudo ofrecer a Primera Hora el inventario de tumbas en la isla.

Aunque admitió la escasez de espacios para enterrar gente en Puerto Rico, Toro tampoco precisó la cantidad de espacios ocupados y los disponibles para enterramientos, pues según dijo, esa es una contabilidad que lleva cada municipio, aún cuando la oficina que supervisa es la encargada de inspeccionar todos los panteones de la isla y las actividades que se realizan en los camposantos, incluyendo el registro documentado de restos que se reciben y entierran, así como las exhumaciones.

Lo que sí explicó es que las exhumaciones son el as bajo la manga para muchos alcaldes que necesitan extender la vida útil de los cementerios de manera inmediata. Es la oficina que dirige Toro la que otorga los permisos para exhumar los restos y vigilar un buen manejo del cadáver.

“Actualmente, se trabaja en la exhumación de 800 personas en un municipio”, soltó Toro que bajo ninguna circunstancia quiso revelar a Primera Hora en qué pueblo se lleva a cabo el extenso trabajo que debe ser comunicado a familiares, incluso, si es necesario, a través de edictos.

“Me lo voy a reservar... yo esa información no me siento cómoda en compartirla”, acotó aún cuando se trata de una agencia gubernamental que trabaja con fondos públicos.

Lo que sí mencionó es que en el 2022 se expidieron 7,800 permisos de exhumación en Puerto Rico. Mientras, en el 2023 se otorgaron 7,089 autorizaciones.

Lenta la reconstrucción con chavos de FEMA

A preguntas de Primera Hora, FEMA ofreció datos sobre los fondos asignados para proyectos de recuperación en cementerios ocurridos con el desastre del huracán María.

La agencia federal indicó que hasta el 7 de diciembre de 2023 se habían aprobado un total de 87 proyectos para cementerios que totalizan $31,117,913.

“Del total de 87 proyectos aprobados bajo el desastre del huracán María, 85 son proyectos de obras permanentes que suman $30,585,888 y dos son proyectos de categorías de emergencias por la cifra de $532,024″, puntualizó mediante declaraciones escritas personal de FEMA.

Los fondos aprobados por FEMA para proyectos de reconstrucción en cementerios se distribuyen entre los siguientes 59 municipios: Adjuntas, Aguada, Aguadilla, Aguas Buenas, Aibonito, Añasco, Arecibo, Arroyo, Barceloneta, Barranquitas, Cabo Rojo, Caguas, Camuy, Carolina, Ceiba, Ciales, Coamo, Comerío, Corozal, Dorado, Fajardo, Guánica, Guayanilla, Gurabo, Hatillo, Hormigueros, Humacao, Isabela, Jayuya, Juncos, Lares, Las Marías, Las Piedras, Loíza, Luquillo, Manatí, Maunabo, Mayagüez, Moca, Morovis, Naguabo, Patillas, Peñuelas, Ponce, Quebradillas, Rincón, Río Grande, Sabana Grande, Salinas, San Juan, San Sebastián, Santa Isabel, Toa Baja, Trujillo Alto, Utuado, Vega Alta, Vega Baja, Villalba y Yabucoa. Además, se dispusieron fondos para la Oficina del Procurador del Veteranos, en Aguadilla.

Sin embargo, la Oficina Central de Recuperación, Reconstrucción y Resiliencia (COR3), que se encarga del desembolso del dinero provisto por FEMA, asegura que concerniente a fondos adjudicados al huracán María se han obligado $26,762,297 para 72 proyectos de reconstrucción de cementerios.

“De este total, se han desembolsado a solicitud de los municipios $2,680,163″, agregó por escrito el personal de COR3. Esto representa apenas un 10% de los fondos obligados que menciona el gobierno.

Según el COR3, todo proyecto de reconstrucción se trabaja por mecanismo de reembolso de gastos, “a menos que el subrecipiente solicite un adelanto de fondos”, agregó por escrito el personal de COR3″.

En el caso de Lares, donde como explicó el alcalde Arroyo Rodríguez se prevé que próximamente aprueben una nueva cifra millonaria de fondos de FEMA a través de las oficinas en Washington, ya se predestinaron unos dineros para medidas de protección de emergencia que incluyen $523,232 para la reubicación temporal de tumbas y construcción de plataformas de hormigón para alojar los nichos del cementerio.

“El proyecto también incluye estudios profesionales, restauración del lugar (demolición, pavimentación, vallado, etc.) y alquiler de un elevador aéreo”, explicó la agencia federal.

Asimismo, hay una participación federal de $2,726,554 para reparaciones de las instalaciones, incluyendo tumbas, caminos, aceras, orillas y cunetas, estructuras de drenaje, luminarias eléctricas apoyadas en postes, drenaje vial y arreglos en un pequeño edificio de oficinas administrativas.

Mientras, en la capital, hay una aportación federal de $2,781,971.76 para la reparación de varios cementerios municipales, entre ellos uno que ubica en la urbanización San Francisco, el histórico Santa María Magdalena de Pazzis en La Perla, en el Viejo San Juan (construido en 1863), el de la urbanización Villa Nevárez (que data de 1930), así como el de Villa Palmeras (construido en 1920).

El alcance de los trabajos en San Juan son para reemplazo de verjas metálicas, luminarias, verjas de cemento, postes, techos, sistemas eléctricos, puertas, plafones, cristales antiguos y marco de madera entre otros.

“El proyecto incluye un financiamiento de $348,713.90 685.48 para una Propuesta de Mitigación de Riesgos que incluye medidas para el reforzamiento de cercas y membranas para techos”, expuso FEMA.

En Lares la situación es tan crítica, que desde hace varios años el terreno sigue cediendo y las tumbas se van desplazando hacia una quebrada cercana.
En Lares la situación es tan crítica, que desde hace varios años el terreno sigue cediendo y las tumbas se van desplazando hacia una quebrada cercana. (Pablo Martínez Rodríguez)

En espera Añasco

De otra parte, en Añasco, donde el alcalde Kabir Solares espera porque culmine el proceso de subasta para alivianar el problema de escasez de tumbas, la agencia federal de FEMA aprobó $836,637, pero es dinero que solo “se puede utilizar para reparaciones y no para construir fosas”, explicó el ejecutivo municipal.

Información provista por FEMA indica que el alcance de los trabajos para el cementerio municipal de Añasco, que ubica en el barrio Dagüey, son para reemplazo del sistema eléctrico, postes de concreto, asfalto, puerta de la cerca de eslabones de cadena, columnas decorativas de concreto de la cerca, entre otras cosas. Además, se incluyen fondos de $25,527 para una propuesta de mitigación de peligros que incluye un camino “GlasPave” (sistema de refuerzo).

Ese dinero se obligó, pero no se ha desembolsado... ese dinero no está en el municipio. Estamos esperando culminar 14 trabajos en agenda para pasar a ese”, acotó el alcalde Solares.

Mientras, las expectativas están puestas en la extensión de lo que se conocerá como “el nuevo cementerio de Añasco”, donde se planifica construir en un terreno contiguo al camposanto viejo “unas 500 tumbas”.

Este proyecto, que ya entró a subasta, se correría en una primera fase de construcción de entre 60 a 100 fosas con fondos municipales que pudieran alcanzar los $200,000. Las tumbas serán cámaras de enterramiento pre-fabricadas como las que describió el alcalde de Villalba.

Esperamos que ya para verano tengamos esa primera fase completada porque, la realidad es que no tenemos tumbas actualmente. Ahora mismo lo que se está haciendo es enterrar en un área donde no hay panteones ni tumbas en lo que empieza el otro proceso. Una vez tengamos las tumbas, se exhumarán esos cuerpos y se trasladarán a esa área nueva que mencioné”, manifestó Solares, quien al igual que sus homólogos, adjudica a la aceleración de muertes durante la pandemia que “se hayan agotado los pocos espacios para enterramientos” que había en el cementerio.

Se agrava la situación de escasez de tumbas en la isla, obligando a los alcaldes a tomar medidas extraordinarias para enfrentar el problema.