Carlos Alberto López Rivera ha sido el alcalde de Dorado por los pasados 33 años y, recientemente, el pueblo decidió darle una novena oportunidad para que dirija los destinos del ayuntamiento cuatro años más.

“Yo jugué béisbol... fue parte de mi formación de mente y cuerpo sano, pero también para poder dominar los retos y las presiones”, expresó.

Antes de ser alcalde, López Rivera trabajó en el ayuntamiento desde 1981 en funciones tales como recreación y sonido, encargado de la propiedad, asistente del director de Finanzas, director del Departamento de Deportes y asistente del alcalde en Ayuda al Ciudadano.

No obstante, a sus 27 años inició el trayecto que se ha extendido por más tiempo del que pensaba.

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“No pensé que era por tanto tiempo porque por encima de lo que los hombres y las mujeres quieran hacer, si no está aprobado por Dios, pues no va a ser… perfecto no soy, pero siempre estamos encomendados al Señor y todo lo que hacemos, lo hacemos en el nombre de Él”, afirmó el padre de tres hijos.

“Siento una gran satisfacción, no por el tiempo en que he estado, sino porque no he cambiado, yo soy el mismo Carlitos que era niño, que caminaba descalzo en la calle Industria, que vendía 115 periódicos en todo el pueblo y eso me conectó con el pueblo. Yo soy amigo de todos”, destacó sobre su infancia en la ribera del Río La Plata.

Asimismo, resaltó que parte de su receta ha sido trabajar fuera de banderías políticas.

“Todo mi personal sabe que yo no tolero que no le den un servicio a una persona por X o por Y; al contrario, si detectamos que hay una persona que no coincide con nosotros, mi instrucción es ‘si viene a buscar uno, denle dos’ para que no vayan a pensar que hay algún tipo de discrimen”, manifestó.

De la misma forma, mencionó algunas de las obras que considera importantes y que impulsó durante su mandato. “Son cosas trascendentales que uno ha podido hacer y que el Señor ha iluminado como la canalización del Río La Plata, reabrimos el Embassy Suites que se hizo de nuevo, cerró el Dorado Beach y trabajamos junto a la empresa privada y abrió el Ritz Carlton Reserve, reconstruimos el Parque de Bombas, se construyó y se inauguró el Centro de Salud que residentemente lo designamos como Silvia Otero”.

Sin embargo, el reconocimiento alcanzado en y fuera de su pueblo no le ha hecho mirar hacia el Capitolio, tal como han hecho otros alcaldes.

“La transformación uno la vive. Cuando quieres hacer un proyecto, ya sea de servicio a la ciudadanía o un proyecto de infraestructura, lo trabajas y básicamente lo construyes y lo logras. En el término de poder ayudar a la gente, no es solamente plasmarlo en escrito a través de un proyecto que va a la Legislatura Estatal o Municipal, sino que tú sigues ese proyecto de ayuda social que lo ejecutas, lo ves y lo de cierta manera, lo disfrutas porque lo pudiste ver”, argumentó.