Michelle Villegas comenzó a idear su negocio, La Cocina de Mamu, en el 2020 en medio del encierro del covid-19, cuando no tenía trabajo.

A poco menos de un mes de que acabe el 2024, todavía la también terapista física batalla por conseguir licencias y permisos que le permitan lograr emprender su propuesta para vender el Pique Santos, mezcla para bacalaítos y masa de alcapurrias en los supermercados del país y llevar la experiencia de la cocina casera de su mamá, Lillian “Mamu” Santos, directamente a cada hogar.

Al menos, desde el 2023, la empresaria ha estado concentrada en lograr obtener una licencia del Departamento de Salud. Según explicó, la misma le permitiría “poner los productos en el mercado. Sin ese permiso, no podemos ponerlo en góndola”.

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Pruebas de laboratorio para conocer la durabilidad del producto, tener una cocina industrial, tener unas neveras en específico para guardar los alimentos, conocer dónde se transportará el producto, crear un código de barra y diseñar las etiquetas con los datos nutricionales son algunos de los requisitos que han mantenido atascada a Villegas en esa burocracia que los emprendedores boricuas se quejan a la hora de poner en marcha su negocio.

“No es que ha sido difícil, porque ellos (el gobierno) nos han puesto trabas. Pero, son tantas cosas, que se hace largo el proceso... Aquí siempre hay mucho protocolo y, pues, se nos ha hecho bastante largo por tanto paso que hay que dar”, sostuvo.

“Es un proceso largo, que va poco a poco, que no es como que, aunque tuviera el dinero, no hubiese sido tan fácil”, añadió.

Aunque esta propuesta de cocina casera inició en la pandemia, fue en el 2021 que comenzó a tomar forma cuando Villegas comenzó a buscar ayuda para crear su negocio con la Fundación Sila María Calderón y de Colmena66.

Michelle Villegas muestra su Pique Santos, uno de los productos que busca vender en los supermercados una vez obtenga sus permisos.
Michelle Villegas muestra su Pique Santos, uno de los productos que busca vender en los supermercados una vez obtenga sus permisos. (Captura)

Como parte del proceso, incorporó su marca, creó su plan de trabajo y comenzó a vender sus productos en mercados por toda la Isla, mientras terminaba sus estudios como terapista física.

Todavía no ha solicitado el permiso único para operar ante la Oficina de Gerencia de Permisos (OGPe), ya que primero necesita la licencia de Salud.

A más de un año de haber iniciado el proceso con la agencia, señaló que se ha detenido porque la etiqueta que suministró le fue rechazada. Por ello, deberá crear una nueva para volverla a someter a Salud. Dijo que no sabe cuánto tiempo más debe esperar para que tenga todo aprobado.

Puede tardarse unos días, un mes, dos meses. No va a ser rápido. Tengo que esperar a ver si me la aprueban”, señaló.

Tras esta aprobación, a Villegas todavía le faltaría emprender el proceso para conseguir el permiso único, lo cual le permitiría comenzar a operar en la cocina de la empresa, Agroinnova, en Caguas, que se renta para que pequeños emprendedores puedan prosperar.

La joven aceptó que tiene la expectativa de que este permiso que faltaría obtener también se tarde mucho más tiempo. Pero, señaló que no desistirá de su propuesta. En cambio, dijo que piensa buscar un trabajo en su especialidad, ya que recientemente se graduó, y continuar vendiendo sus productos en mercados o mediante pedidos especiales.

Yo llevo desde el 2020 sin quitarme y no me voy a quitar ahora”, manifestó. “Nosotros no nos hemos quitado, porque yo creo en mi producto y yo sé que, cuando tenga lo que tenga que tener, voy a dar el palo”.

Sin embargo, la empresaria llamó a “acortar los pasos, que no sea tan protocolar esperar por un papel tanto tiempo”.

También pidió a las agencias relacionadas a desarrollo económico que no les nieguen ayudas económicas a empresarios como ella, que luchan por lograr comenzar su negocio. Es que comentó que los requisitos para obtenerlos se les hace inalcanzable, como lo es lograr que su empresa genere $5,000 mensuales.

“Obviamente, si estoy empezando el negocio no voy a ganar $5,000 al mes. Por eso también se me ha hecho difícil, porque estoy sacando de mi bolsillo, porque estoy yendo poco a poco y esos requisitos para incentivos no los veo como viables para negocios que están empezando. Ahí nos hemos tardado mucho más, porque no tenemos ese dinero, ese incentivo, esa entrada que necesitamos para poder llegar al próximo nivel. Entonces, vamos poco a poco”, afirmó.

Complicado lanzar tu negocio

La experiencia de Villegas no está lejos de la realidad.

Según las estadísticas generadas por la Universidad de Arizona, en su estudio Doing Business North America, San Juan, Puerto Rico está en la posición número 83 de las ciudades donde más complicado se hace hacer negocio. La posición previa a la Isla está ocupada por Los Ángeles, California.

Alega el informe que en nuestra capital “se requiere el doble de procedimientos, se demora casi el triple de días y es tres veces el costo en comparación con el promedio de otras ciudades en el estudio”.

Otro análisis suministrado por la organización Colmena66, que ayuda a los emprendedores a formar su negocio, apunta a que el 66.4% de los comerciantes tienen perdidas de entre $1,000 a $20,000 por la espera de los permisos.

Además, se suministró datos de una encuesta que realizaron entre 84 empresas a las que ofrecen apoyo. El análisis apuntó a que la permisología es el segundo problema más identificado por los emprendedores, para un 42.3%. El primero lo es la falta de proyecciones adecuadas, para un 46.2%.

Se necesita “mucha paciencia”

Ricky Santana Villanueva, del PR Icon Institute, destacó también que los permisos son uno de los principales retos a la hora de formar un negocio. Señaló que el tema sale a relucir en los foros y encuentros con empresarios que realizan, como el PR Summit.

Aunque dijo que se ha avanzado mucho en los pasados años con los cambios que se han introducido al sistema de permisos, “hay un consenso de que hay espacio para mejorar”.

“Con este tema de la permisología, hay que tener mucha paciencia, mucha estamina. Las cosas tardan. Cualquier proyecto que se vaya a hacer, requiere una serie de procesos que toman tiempo y, todo lo que toma tiempo, encarece los costos”.

Según expuso, entre más grande es la propuesta y más dinero se piense invertir, más complicado se le hace el proponente obtener un permiso. Pero, no fue optimista para aquel que, a lo mejor, desee poner un establecimiento de venta de café. Pues, su experiencia es que “lamentablemente, no es tan fácil”.

Entre los escollos que señaló está el que “en Puerto Rico hay una amalgama de agencias que se encarga de asegurarse cualquier proyecto se haga en la ley”.

También apuntó a que “el gobierno no le abre las puertas” a los empresarios.

“Por grande o pequeño, lamentablemente, las personas que quieren abrir un negocio tienen que pasar por muchos procesos y eso encarece y muchos se quitan”, reiteró Santana Villanueva.

Expuso que lo que se necesita es acortar los procesos y provocar “menos escollos al empresario”, para que logre generar ingreso y estos puedan tener éxito.

Abogan por los pequeños empresarios

Para el presidente del Centro Unido de Detallistas, Ramón Barquin III, los problemas para obtener permisos es lo que lleva a que las personas que desean poner un negocio se muevan hacia el mercado informal, desistan de su negocio o quiebren a los pocos meses de haber comenzado a ofrecer sus servicios.

Demarcó que esto ocasiona que “el impacto económico probablemente exceda los varios miles de millones de dólares”.

Denunció que el sistema para obtener permisos para hacer negocio es Puerto Rico “sigue siendo demasiado complejo, para que en algunos casos tarde siete, ocho, nueve meses, la concesión de permisos”.

“Hay que reconocer que se ha adelantado mucho del punto bajo que estuvo hace ya algunos años. Pero, falta muchísimo, muchísimo por adelantar. Puerto Rico, simplemente, es una dependencia donde el costo de hacer negocio sigue siendo extremadamente alto y en gran parte está atado a la burocracia gubernamental”, expresó.

Añadió que parte de las complicaciones se deben a que no se ha simplificado el proceso de solicitar permisos y no se le da apoyo al comerciante.

“Es, simplemente facilitar para, no solamente crear actividad económica, sino generar empleo, que al fin redundan en beneficio al fisco”, expuso.

A modo de idea, señaló que se pudiesen conceder permisos provisionales en lo que las agencias completan sus extensos análisis y proveer multas a aquellos que dieron información falsa o no cumplieron con los requisitos que se le impusieron.

También repudió que a los pequeños comerciantes se le exijan iguales requisitos que los grandes inversionistas, pues son los que menos acceso tienen a gestores o abogados que se dediquen a impulsar el negocio y son los que menos capacidad tienen para soportar la burocracia.

“Yo no creo en, simplemente, subvencionar o buscar subterfugios para que se le dé una ventaja competitiva a unos versus otros, pero tenemos que ser justos. ¿Si le damos de alguna manera u otra beneficios y exenciones contributivas a las grandes empresas y al extranjero que viene a invertir en Puerto Rico, por qué no también buscamos de alguna manera u otra darle beneficio y equiparar las oportunidades para competir al micro, pequeño y mediano comerciante?”, cuestionó Barquin.