Baja la donación de órganos, mientras decenas esperan por un trasplante
Cirujanos proponen alternativas para fomentar con incentivos o ayudas la donación en vida.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Unas 300 personas esperan por un trasplante de riñón en Puerto Rico. Mientras tanto, la donación en vida como la donación cadavérica han disminuido, advirtió el director quirúrgico del Programa de Trasplante Renal del Hospital Auxilio Mutuo, Pedro Hernández Rivera.
En las listas de espera hay pacientes pediátricos, jóvenes, adultos, pero la mayor parte del grupo son personas de la tercera edad.
En la pasada década, el programa realizaba más de un centenar de trasplantes de riñón al año. Al presente, la cifra puede rondar los 70, precisó el cirujano, quien encabezó el trasplante de riñón que recibió el 31 de mayo pasado el senador Juan Zaragoza Gómez de su hermana, Gilda.
El galeno, que también dirige el Programa de Donación en Vida del hospital, indicó que en los últimos cinco a seis años la baja en la población, las interrupciones en los servicios médicos ocasionadas por el huracán María y otros desastres naturales, así como la pandemia del COVID, afectaron el número de trasplantes en la isla.
“Cuando se dio el evento catastrófico (el huracán María, 2017) no había luz, al mes del evento continuamos operando y ya habíamos hecho un trasplante, pero se redujo significativamente porque no había mucha actividad de donación como hubo antes. Luego nos afectó grandemente la pandemia, porque tuvimos que detenernos para ver cómo se iba a comportar el virus y disminuyó otra vez la cantidad de trasplantes”, dijo para agregar que ahora están “despegando de nuevo”.
En entrevista con Primera Hora, Hernández Rivera puntualizó que la donación en vida estaba “un poquito lenta” y se está reactivando. “Es favorable, porque a los pacientes que reciben donaciones en vida les va mucho mejor. Un donante cadavérico, nos ayuda todo el tiempo, es lo más que hacemos y sacan de diálisis a los pacientes, que es lo que queremos, que se recuperen, pero cuando aparece un donante vivo, el paciente no tiene que esperar en una lista y el órgano va en mejor estado”, explicó el cirujano especializado en trasplantes renales.
Recordó que en un principio los trasplantes de riñón en Puerto Rico solo eran de donantes vivos. Hernández Rivera dijo que el programa de trasplante del Auxilio Mutuo comenzó en 1983, pero desde 1977 ya se habían hecho las primeras intervenciones en el Hospital de Veteranos. Agregó que actualmente, estas operaciones solo se hacen en el Auxilio Mutuo. Desde ese momento al presente han realizado alrededor de 2,500 trasplantes de riñón.
En el centro también se realizan trasplantes de hígado y páncreas.
Hernández Rivera dijo que los donantes vivos son en su mayoría de línea sanguínea directa y otros individuos no relacionados.
Sostuvo que, en comparación con los Estados Unidos y otras jurisdicciones, en Puerto Rico hay una baja incidencia de trasplantes de donantes vivos.
“A principios de los (años) 70, no había una infraestructura de donantes cadavéricos y solo había de donantes vivos. En los 90, la donación cadavérica en Puerto Rico despuntó grandemente y se empezaron a hacer más trasplantes de donantes cadavéricos que de vivos y en esta última década la donación cadavérica se afectó también”, indicó el galeno.
“Tenemos que fomentar hacer más trasplantes de donación en vida porque se puede hacer de una manera programada, los pacientes no tienen que esperar en una larga lista, se pueden hacer cuando ellos lo decidan, van en un estado mejor de salud. El trasplante es la mejor terapia para el paciente que está en fallo renal, pero la donación en vida es el mejor de los trasplantes que puede recibir una persona”, sostuvo el médico, mientras Zaragoza dijo que evalúa la posibilidad de radicar legislación para fomentar la donación viva.
“A nivel del gobierno, puede haber algún tipo de incentivo, un crédito o deducción a través de la planilla”, dijo el legislador.
El doctor Hernández Rivera indicó, por su parte, que a nivel federal hay reembolsos o ayudas limitadas para cubrir los gastos extraordinarios en que incurren los donantes.
“Un regalo de vida tan grande como este implica estar un tiempo fuera del trabajo y hay que buscar la manera de que el proceso sea accesible para todo el mundo”, dijo al agregar que, por lo general, el plan médico del recipiente cubre los gastos médicos del donante.
El cirujano explicó que la condición renal poliquística, que desarrolló el senador Zaragoza, es un padecimiento hereditario, que progresa con el tiempo y exhortó a los pacientes que han sido diagnosticados a cuidar de su salud en general.
“Se puede prolongar la función renal con un buen manejo del peso, nutrición y sobre todo si ya se sabe que el paciente tiene la condición que tenga un nefrólogo pediátrico desde bien temprano”, aconsejó.
Sostuvo que la cirugía del senador Zaragoza “ha sido un éxito, que el riñón de Gilda está funcionando en el cuerpo de Juan, pero como todo esto es un proceso, tiene seguimiento de por vida, tiene que tomar unos medicamentos de por vida y hay unos momentos en que hay que hacer estudios y monitorear que el riñón (trasplantado) esté funcionando bien porque esto la naturaleza no lo hizo, es bien artificial y hay que mantenerlo”.
“Yo soy bien disciplinado. Si me dicen que, por los próximos 30 años, me tengo que tomar esta pastilla a las 9:00 de la mañana, yo me la voy a tomar a las 9:00 de la mañana”, replicó Zaragoza. Dijo que, con una caja de cartón, hizo su propio pastillero “con unos carriles y organicé mis pastillas por horas”.
Como parte de su tratamiento, el senador debe ingerir unas 17 a 18 pastillas al día, vigilar su peso, llevar una dieta balanceada y mantenerse hidratado, consumiendo un mínimo de 64 onzas de agua a diario. No debe ingerir jugo de toronja porque interfiere con los medicamentos, pero puede comer de todo, dijo el cirujano.