Los contagios de COVID-19 entre confinados de diversas cárceles de la isla se han duplicado en una semana, elevando las cifras de 167 a 405 casos, un complicado escenario que se desata en momentos en que el gobierno mantiene vigilancia a un patrón de aumento en la positividad del virus en Puerto Rico.

Según cifras oficiales entregadas a Primera Hora por el Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR), actualmente se atienden 398 contagios de confinados y siete de oficiales correccionales, para un total de 405 casos. Yvonne Guadalupe, portavoz de prensa de Corrección, aclaró que el epidemiólogo de la agencia sostuvo que del total de casos no se sabe cuántos están activos pues algunos de los infectados pudiera estar culminando el periodo de aislamiento.

La situación más crítica se percibe en el Centro de Detención del Oeste (Mayagüez) donde hay 166 reclusos y dos guardias correccionales contagiados, lo que refleja 81 casos más que los reportados para el 7 de noviembre cuando la secretaria del DCR, Ana Escobar, reveló que una serie de brotes afectaban a tres instituciones donde se tuvo que decretar un “lockdown”. Posteriormente, el cierre se extendió a todas las prisiones.

Otro lugar en el que aumentaron los casos exponencialmente fue en el Campamento Zarzal (Río Grande) donde hace poco más de una semana había 36 presos con el virus, una cifra que se elevó a 127 confinados contagiados. En este centro no se han detectado casos entre empleados.

La situación también se ha complicado en el Campamento Sabana Hoyos (Arecibo) donde se han detectado 64 casos positivos entre reos y cuatro entre empleados. Estos son 24 casos más entre la población de confinados que los que se habían notificado para la primera semana del mes.

Asimismo se reportan 34 casos positivos entre confinados de Ponce Principal; cinco en Guayama 1000; y dos en el Centro Médico Correccional. De igual forma, se específica que hay un empleado de Bayamón 501 que arrojó positivo en pruebas diagnósticas.

Aparentemente, todos los contagiados -incluyendo a los empleados- están vacunados contra el COVID-19. Esta es la primera vez en toda la pandemia que se reflejan casos del novel coronavirus en las instituciones de Mayagüez y Río Grande. Según Escobar, más del 98% de los empleados y confinados han sido inoculados “y se ha creado inmunidad de rebaño en nuestras facilidades correccionales”. Actualmente, hay 7,233 reclusos y 5,791 empleados de la agencia. Se informó que en estos días se iniciaba el proceso de poner el refuerzo de la vacuna entre el personal y la población correccional.

Afortunadamente, según reporta la agencia, no hay personas hospitalizadas. Sin embargo, durante la pandemia han fallecido tres empleados y tres confinados por complicaciones relacionadas al COVID-19.

Ante lo acontecido, la secretaria de Corrección ordenó un “lockdown” del 11 al 30 de noviembre en todas las cárceles. Se indicó que el cierre excluye a los Centros de Tratamiento Social.

Escobar explicó que esta directriz implica que se suspenden las visitas familiares. Además, mencionó que se cancelan las salidas de las brigadas de ornato, los traslados entre instituciones, las actividades en el interior y exterior de las instituciones, y el movimiento de confinados a trabajar a otras instituciones correccionales. También, establece el cumplimiento de los periodos de cuarentena.

La última vez que se detectó un brote grande en las cárceles fue en agosto cuando, particularmente, se registraron más de 38 contagios en Ponce 1000. Entonces, se decretó un cierre de esa institución.

Los brotes en las cárceles ocurren en momentos en que la comunidad científica tiene el ojo visor sobre la tasa de positividad del virus en la isla, luego que se reportara un aumento sostenido desde el 31 de octubre cuando estaba en 1.8%. En los últimos cinco días ha fluctuado entre un 2.7% y un 2.9%.

La positividad en Puerto Rico llegó este año a su punto máximo en el repunte de abril cuando se alcanzó un 12.9%. Posteriormente, en agosto -con el repunte asociado a la variante Delta- estuvo en 10.6%. De hecho, en agosto se registraron 313 muertes, el tercer más mortífero en toda la pandemia.

Paulatinamente, y tras medidas extremas de prevención y seguridad por parte del gobierno -así como el impulso para que la ciudadanía acuda a vacunarse-, las hospitalizaciones y fallecimientos fueron bajando.