Los contagios de COVID-19 en Puerto Rico han aumentado 15 veces su cifra en el último mes, mientras que las hospitalizaciones se han quintuplicado durante el mismo periodo, lo que evidencia un acelerado repunte de casos a poco más de una semana de comenzar las clases presenciales en el sistema escolar y universitario del país.

Así lo alerta un análisis realizado por Primera Hora con los datos suministrados por el Departamento de Salud y los que publican expertos bioestadísticos de la comunidad científica, en el que se alerta que el nivel de positividad aumentó de 1.3% en junio a un 10.1% este miércoles. En pueblos del oeste y suroeste -donde se están evidenciando un alza sostenible de infecciones- la tasa de postividad aumenta a un 18%.

Relacionadas

Según el dashboard que realiza diariamente el profesor de la Universidad de Harvard y miembro de la Coalición Científica, Rafael Irizarry, el pasado lunes, 2 de agosto, se registraron 1,000 casos únicos por prueba molecular y de antígenos, el mayor número informado desde abril cuando se atravesó el pasado repunte que obligó al gobierno a decretar nuevas restricciones.

Este aumento exponencial se refleja comparando los casos únicos (entre pruebas moleculares y de antígenos) registrados un mes antes, para el 2 de julio, cuando se reportaron 69 casos.

Los datos de brotes son desalentadores

De otra parte, la agencia sanitaria informó esta semana que para el periodo del 19 al 25 de julio, un total de 47 municipios reportaron al menos un brote. En total, fueron 191 los brotes identificados, a través de investigaciones de casos realizados por epidemiólogos del Sistema Municipal de Investigación de Casos y Rastreo de Contactos (SMICRC). El saldo de personas contagiadas en estos brotes se elevó a 1,465 casos (el total de casos en todo Puerto Rico para la fecha fue 2,245). Los municipios con mayor número de brote fueron San Juan, Mayagüez, Cabo Rojo con 24, 23 y 11 brotes, respectivamente. Del cúmulo de infecciones hubo cinco muertes y 57 hospitalizaciones. Salud insiste en que el 73.3% de los casos vinculados a brotes se trata de personas no vacunadas o que no han culminado el proceso de inoculación contra el COVID-19.

En términos generales, los grupos de edad con mayor proporción de casos vinculados a brotes fueron los de 0-11 años (20.3%), de 40 a 49 años (15.7%), de 20 a 29 años (15.1%), de 12 a 19 años (14.9%) y de 30 a 39 años (13.2%). El grupo de 0 a 11 años no está apto para vacunarse, por lo que son más vulnerables a contagios.

Mientras tanto, Salud reporta que en promedio se están confirmando diariamente 243 infecciones por prueba molecular y 233 por pruebas de antígenos para una cifra total de 476 casos cada 24 horas. En total, se han diagnosticado en la isla 127,698 casos por pruebas moleculares y 20,500 por pruebas de antígeno, para un total de 148,900.

La diferencia entre el repunte de abril y el que se desarrolla actualmente es la circulación de la variante Delta, cuya infección es más contagiosa y virulenta. Se estima que en Puerto Rico la variante Delta es la que predomina en las últimas semanas.

La viróloga Loyda Meléndez, catedrática del Departamento de Microbiología de la Facultad de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas, alertó mediante comunicación escrita la preocupación que esta variante está causando a nivel mundial por su rápido nivel de propagación.

Detalló que la Delta ocasionó un aumento diario de casos en Estados Unidos de 11,000 a 67,000 y que el 80% corresponden a contagios con esta variante. Subrayó que esta cepa tiene varias mutaciones que le permiten infectar más rápidamente a las células.

“Por ejemplo, la cepa original de COVID se transmite de una persona a cuatro personas. Pero, en el caso de la variante Delta esta se trasmite una persona a 12 personas. Por lo que, su propagación es tres veces mayor. Esto hace que las personas no vacunadas sean las más vulnerables; es vital que todos nos vacunemos”, expuso, al añadir que estudios recientes publicados en la prestigiosa revista Nature apuntan que la eficacia de la vacunación (Pfizer y Moderna) disminuye de 95% a un 88% y en personas que tienen una sola dosis la eficacia es de solo un 10%. Mientras las vacunas de Johnson & Johnson protegen menos de un 60%.

“Todos los científicos coinciden en una cosa: que se debe tomar acción inmediata para detener la transmisión de esta variante aumentando la vacunación, continuando con las mascarillas y el distanciamiento físico. La meta no es solamente salvar vidas sino quitarle las oportunidades al virus de seguir transmitiéndose de persona a persona y evolucionando en nuevas variantes contra las cuales no podamos defendernos”, dijo la viróloga, al insistir en las medidas de prevención.

Suben como espuma las hospitalizaciones

Y a medida que aumentan los contagios tambien se han elevado las hospitalizaciones, al extremo que los casos se han quintuplicado en 31 días.

El miércoles, las cifras de ingresos en clínicas eran de 229 personas (206 adultos y 23 menores de edad). La cifra global representa 34 más casos que el martes y 52 más que los reportados el lunes.

Sin embargo, el aumento drástico se evidencia yendo a las cifras publicadas por Salud para el 2 de julio -hace un mes- cuando había 50 hospitalizados (33 adultos y 17 pediátricos) hospitalizados. La matemática es clara: las hospitalizaciones se han quintuplicado.

El infectólogo Lemuel Martínez, presidente de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas, confirmó que, en efecto, el aumento en contagios y hospitalizaciones comienza a sentirse, particularmente, en el área oeste de la isla.

Lo sabe por conocimiento de colegas que laboran en el área y han mostrado especial atención a los ingresos de las últimas semanas.

En el área metro, aunque a menor escala, también se están registrando hospitalizaciones y el perfil de la mayoría de los pacientes, aseguró, “es que no están vacunados”.

“Definitivamente tengo más personas no vacunadas y casi todos son mayores de 40 años”, dijo el galeno, al aclarar que sí se han registrado casos de personas inoculadas, pero no muestran la misma severidad de infección que los que no han recibido las dosis del fármaco.

“Es momento que como sociedad entendamos que en la pandemia estamos todos y nos afecta a todos de alguna manera u otra. Por eso es importante que la gente entienda la importancia de la vacunación: es el mecanismo que tenemos ahora mismo, junto a las medidas de prevención con el uso de mascarilla y el distanciamiento, para poder salir de esta crisis”, expuso, al añadir que de las entrevistas que ha realizado a los pacientes no vacunados que han enfermado ha resaltado que muchos no acuden al llamado de inmunización “por dejadez o porque tienen un pobre apoyo social”.

Recordó a los que aún lo piensan que visualicen las secuelas que puede dejar el COVID-19 en la vida de los que han logrado sobrevivir a la enfermedad.

“No se trata solo del evento agudo de la enfermedad, también hay un grupo de personas que se quedan con unos problemas neurológicos de concentración, de arritmias y otras condiciones que afectan su funcionalidad. No es simplemente que se afecta el pulmón y se tengan que ir para su casa con un tanque de oxígeno, también están estas otras secuelas que ha provocado que mucha gente haya tenido que dejar de trabajar hasta por tres meses”, advirtió.

De otra parte, dijo que una de las alertas bajo observación con el alza de casos es el impacto que tengan las hospitalizaciones en las clínicas de la zona oeste.

“Una de las preocupaciones que hemos expresado es que cuando se impactan ciertas zonas con contagios el efecto puede ser más fuerte para el sistema de salud de las áreas donde hay hospitales más pequeños. Siempre hablamos de capacidad hospitalaria y de camas, pero no necesariamente están distribuidas equitativamente entre los hospitales. Y a eso es que estamos pendientes ahora mismo, a que con el aumento en casos y hospitalziaciones hayan hospitales que se saturen”, explicó quien atiende pacientes con enfermedades infecciosas en el área metropolitana.

Respecto a los tratamientos disponibles, dijo que desde la llegada de la variante Alfa (B.1.1.7) o la “británica” se comenzó a observar que la enfermedad del coronavirus se desarrolla con más agresividad y progreso de síntomas, lo que ha ocasionado que el tratamiento de anticuerpos monoclonal no tenga el mismo alcance que con la cepa que dominaba en un inicio.

Se supone que el tratamiento monoclonal se ofrezca a personas con síntomas leves del virus y con factores de desarrollar una enfermedad severa al inicio de un diagnóstico, de modo que se evite la hospitalización o gravedad del paciente con la infección. Sin embargo, las variantes Alfa y Delta han acortado la ventana de tiempo que tenían los médicos para dar el tratamiento pues los síntomas de las personas están evolucionando más rápido.

“Estamos usando Regeneron... lo que se está observando es solicitar un permiso especial para que este tratamiento se ofrezca a personas que estén expuestas al virus y que tengan un riesgo de contagiarse y enfermar de gravedad. No esperar ni siquiera a los síntomas”, explicó.

“Este repunte era de esperarse”

A juicio de la demógrafa Judith Rodríguez, este escenario fue una crónica de un aumento anunciado y así lo advirtió a inicio del verano cuando surgieron unas flexibilizaciones generadas por el gobierno.

De hecho, alertó a que la tendencia sostenida de infecciones aún no toma en consideración los contagios que se hayan propiciado en el último fin de semana de julio y exhortó a las autoridades a estar vigilantes a la población mayor de 60 años que vive en el área sur y oeste de la isla, donde el virus se propaga con mayor rápidez.

“Cuando tienes un trasfondo de lo que ocurre en el mundo y más en Estados Unidos, donde se empezaron a ver el disparo de casos, era de esperarse que también iba a ocurrir aquí... pero en lugar de prevenir, se flexibilizó demasiado y más con la cuestión de la mascarilla. Ahí despuntó todo y mira lo que estamos viendo ahora, justo cuando van a comenzar las clases y estarán expuestos los más vulnerables: los menores de 12 años que no se pueden vacunar”, indicó Rodríguez, al agregar que los pequeños entre ese grupo de edad representan el 11% de la población de Puerto Rico.

“Y otra cosa que me preocupa y que se tiene que examinar demográficamente en la parte oeste es cómo este repunte está afectando a la gente de edad avanzada, pues el 30% de las personas mayores de 65 años viven en esa zona. Y sabemos que el virus es más agresivo en esta población”, sostuvo, al sugerir que el gobierno debe tomar decisiones enmarcada en la demografía de los pueblos más afectados.

Por su parte, el gerente de investigaciones del Puerto Rico Public Health Trust, Marcos López Casillas, quien también es miembro de la Coalición Científica, dijo que el repunte ha sido objeto de discusión en los últimos días y que se han hecho unas recomendaciones al Departamento de Salud.

“Lo más que nos preocupa es que las clases comienzan pronto y sabemos que la educación no puede seguir afectándose. Así que las escuelas y colegios deben discutir con los padres y madres las guías y protocolos y explicar a cada miembro de la comunidad escolar cuál será su rol y responsabilidad en todo este proceso. Ahí creo que todavía hay muchas lagunas que hay que resolver”, declaró el también profesor de la Universidad de Puerto Rico, en Humacao.

Al mismo tiempo, enfatizó en que el enfoque principal de toda la comunidad, no solo del gobierno, debe ser la vacunación. “Es la herramienta más útil que tenemos ahora mismo”, sostuvo.

Según datos provistos por la Coalición Científica, el 67% de la población en Puerto Rico tiene al menos una dosis de la vacuna, mientras que el 58.3% completó el proceso requerido.

El último Informe Semanal Sobre Vacunas en Puerto Rico, realizada por los bioestadísticos José Zavala y Rafael Irizarry, detalla que el mayor rezago en vacunación está en las poblaciones jóvenes, particularmente, las del grupo de 12 a 29 años.

Mientras, se destaca que los municipios con menores tasas de vacunación con dosis completadas son Cataño (33.1%), Loíza (33.9%), Peñuelas (36.5%), Añasco (37.1%), Naguabo (38.7%), Guánica (40.9%), Luquillo (42.0%), Río Grande (43.3%), Salinas (44.7%) y Canóvanas (44.8%).

Actualmente, en Puerto Rico hay más de 500 proveedores administrando las vacunas disponibles contra el COVID-19 (Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson).