Alex Morales Quiñones nació con glaucoma y catarata, dos condiciones serias y progresivas que a la edad de 15 años lo llevaron a perder totalmente la visión.

Sin embargo, para él no hay impedimento ni obstáculo que no se pueda vencer y desde su adolescencia aprendió a desenvolverse en su natal Cataño con el llamado bastón blanco, que típicamente utilizan los ciegos para desplazarse.

“El bastón blanco es un símbolo de independencia. No es otra cosa que unos pedazos de metal, tensados con una goma. Tiene una parte blanca y la parte inferior es roja, porque cuando se camina de noche es un reflector”, detalló Alex, quien trabaja hace 18 años como técnico de labor social en la Oficina de la Primera Dama del Municipio de Cataño.

Actualmente, a sus 46 años de edad, asiste a Reinaldo Oneil Rodríguez Rivera, un joven también catañés, con una condición de pérdida de visión progresiva.

Aunque se dedica a enseñar a otros no videntes a cómo desenvolverse y a ganar independencia, no quiere que lo llamen maestro, pues no tiene estudios formales en el magisterio. “No tengo un plan de trabajo como los maestros. Lo que hago es traspasar un conocimiento en un orden como yo recuerdo que me lo enseñaron a mí cuando tenía ocho o diez años”, narró el técnico de labor social en entrevista con Primera Hora junto a su ahora alumno, Reinaldo.

De su vida, Alex relató que estudió en el Instituto Loaiza Cordero para niños ciegos, en la escuela superior Josefina Barceló en Guaynabo y en la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, donde hizo un bachillerato en Relaciones Laborales y comenzó a hacer una maestría en Administración Pública, pero no la pudo terminar. Trabajó en la Oficina del Procurador de Personas con Impedimentos en dos ocasiones y ofrecía talleres alrededor de la Isla sobre la Ley ADA.

Tras lograr una propuesta para que cada municipio tuviese una persona con impedimentos que atendiera las necesidades de la población con impedimentos, el 6 de febrero de 2003 comenzó a laborar en el Municipio de Cataño.

“Alrededor de toda mi vida, tanto escolar como académica me he rodeado de personas con impedimentos, específicamente impedimentos visuales y ciegos totales. Cuando llego aquí sabía ya bastante sobre el tema y con los estudios que tuve se complementan esos dos factores”, narró.

Sobre su condición dijo que le han hecho alrededor de 12 operaciones, algunas, siendo todavía un bebé. Contó que de niño llegó “a correr patines, bicicleta y motora porque podía distinguir el blanco de la acera con el verdor del pasto a los lados”, pero la condición fue progresando hasta que a los 15 año perdió totalmente la visión.

Se crió en el residencial Simón Díaz Valcárcel. Estudió con becas y con ayudas de Rehabilitación Vocacional. Tenía lectoras y dice que siempre le gustó leer. Se transportaba a la UPR de Río Piedras en las guaguas de la AMA. “Cogía una guagua frente a mi casa, me bajaba en Río Piedras, en la Ponce de León y cruzaba a la Iupi para estudiar”, dijo para recordar que, cruzando la avenida, “tuve situaciones”, pero afortunadamente leves.

Después se hospedó por espacio de tres a cuatro años en la Torre Norte.

“Por allí janguié y la pasé muy bien”, contó riendo.

Añadió que esa experiencia lo ayudó “a crecer”, pues encontró personas con y sin impedimentos, algunos con muchas necesidades, sin recursos y con distintas maneras de ver la vida.

“En la inmensa mayoría de los casos recibí apoyo, pero también, desprecio, por decirlo así, pero esas cosas son las que te hacen un poquito más fuerte en la vida”, rememoró.

Alex tiene cuatro hermanos y cuenta que su vida la ha pasado con su mamá, Carmen Quiñones. “Ella me crió junto con mi padrastro, que para mí es mi padre”, sostuvo.

No le molesta que le llamen ciego, de hecho, aclaró que ese es el término correcto, aunque dijo que algunas personas se refieren a los ciegos como no vidente o invidentes.

“Lo que sí me molesta mucho es que usen el término en diminutivo: ‘el cieguito... el cieguito que trabaja en la alcaldía’ ”, reprochó. “Yo no digo me atendió un ‘tellercito’ allí en el banco, pues es lo mismo con las personas con impedimentos. Primero es una persona y luego se evalúan las capacidades que tenga”, dijo.

Como parte de sus labores en el gobierno municipal, detalló que ha entrenado unos seis a siete ciegos totales y desde el pasado 6 de septiembre comenzó a impartirle “clases” a Reinaldo de cómo usar el bastón blanco, tras ser referido por la organización sin fines de lucro Luz de Amor.

“Él solo tiene un residuo visual hacia el frente, pero en los laterales no tiene visión y el bastón le va a dar seguridad, le va a dar dirección, cuando hay algo en el medio, cuando hay una bajada, una subida, y el bastón le va a decir a la población: tengo un impedimento visual, probablemente soy un ciego total o tengo serios problemas porque el que usa un bastón es porque tiene serios problemas de visión. Le va a decir a la sociedad que cuando tropiece contigo o cuando te pise las matas en el jardín tan lindo que tienes, no es por capricho, es porque tengo mi impedimento”, sostuvo al tiempo que describió a Reinaldo como “un excelente” alumno.

“Esto ha significado mucho para mí, porque me he sentido muy seguro y confiado. Siento que tengo más oportunidades para seguir adelante. Puedo independizarme y hacer mis cosas”, expresó por su parte Reinaldo, quien hace un mes que utiliza el bastón blanco, que le fue gestionado por Alex a través de Luz de Amor.

Reinaldo dijo que ha aprendido a desarrollar más el sentido auditivo y el tacto. “Todo esto me ha ayudado a mí a comprender más las cosas como son. Alex es una persona muy buena, grandiosa. Le doy gracias al Señor por haberme dado a un gran amigo porque él siempre ha estado ahí y se ve que quiere ayudar a las personas con nuestros impedimentos”, expresó mientras, con voz quebrada su mentor dijo que el joven de 27 años para él ha sido una bendición.

“Es la primera persona que atiendo de la edad de él. Me siento contento trabajado con él. Le dije que esto es un largo camino, que aunque las dinámicas de cómo utilizar el bastón no sean tan largas, vamos a entrar en un tipo de amistad. Somos del mismo pueblo y tenemos la misma condición. Es una oportunidad de sentirme útil y de compartir los conocimientos que tengo. Según como yo estoy trabajando, en algún momento él trabajará también y será productivo para el País”, aseveró.

Añadió que para un ciego total, el equivalente a los ojos son las manos y los oídos, “pero más los oídos, porque no todo se puede tocar”.

Reinaldo, relató por su parte, que al entrar a la escuela intermedia comenzó a tener problemas de visión y en la universidad la condición ya había empeorado. Primero tenía astigmatismo y miopía, pero le fue empeorando y continuó perdiendo visión.

“Llevo mucho tiempo tratando de sobrevivir y yo no quiero sobrevivir, quiero vivir la vida”, manifestó el joven, que va tres veces en semana al Municipio para recibir el entrenamiento que le brinda Alex en el uso del bastón.

Con pérdida de visión, Reinaldo completó estudios con honores como entrenador personal en la Universidad Interamericana de Bayamón. Alza pesas, tiene tres hermanos que viven en Estados Unidos y él reside con sus padres en el complejo El Coquí. Como entrenador personal, dijo que tiene “par de clientes”.

De su vida personal, ambos catañeses contaron que actualmente están solteros.

Alex dijo que le encanta la música, la playa, salir a comer y hablar con personas. Tuvo una relación de más de 10 años, que recién culminó. “Fue una excelente dama que me dio básicamente la oportunidad de ser padre porque aunque no soy padre biológico, ella tiene dos jovencitas que me permitieron a mí sentirme como un padre”, reveló para agregar que mantienen comunicación.

“A mí toda la vida me ha gustado el ejercicio y ayudar a los demás”, dijo por su parte Reinaldo. “Me gusta oír música y he tenido dos relaciones, pero en estos momentos estoy soltero, eso sí, tengo muchas amigas, muchos amigos”, sostuvo antes de añadir que muchos le dicen “Rei, Reinaldo, ONeil“, y otros por su condición física, “Steve Rogers, El Capitán América”.

El 15 de este mes de octubre tanto Alex como Reinaldo participarán en una actividad que lidera la organización Luz de Amor, en el Frente Marítimo de Cataño como parte de la conmemoración del Día del Bastón Blanco.

“El bastón blanco es independencia, es vida, es seguridad, es certeza, porque cuando él (Reinaldo) no tenía bastón su integridad física corría peligro. Ir bastoneando por ahí cuando conoces el área te brinda rapidez y es una herramienta extremadamente útil. Yo desde que lo empecé a usar hace muchos años no lo suelto y procuro tener hasta tres”, dijo Alex.

Reinaldo dijo por su parte, que el Viernes Santo del 2019 caminaba a la iglesia a una vigilia, cerca de su casa y una conductora lo impactó en el pie derecho y en la espalda.

“Si hubiera tenido el bastón, a lo mejor eso no hubiera pasado. Para mí siento como si (el bastón blanco) ya fuera mi vida entera. Yo pude desarrollar bastante la audición, pero sentía que me faltaba algo, una ayudita y necesitaba tener esa seguridad”, expresó lleno de optimismo el joven de Cataño.