La designación de José Aníbal “Joey” Meléndez Méndez como nuevo alcalde de Fajardo en sustitución de su padre, Aníbal Meléndez, exvicepresidente del Partido Nuevo Progresista (PNP), fue criticada hoy por académicos que lamentan que se esté obviando el voto del pueblo para elegir a sus gobernantes.

Meléndez Méndez llegó a la posición en sustitución de su papá, quien deja el puesto alegando razones de salud, porque fue certificado como alcalde por el PNP. No hubo votos en primarias, ni de asamblea de delegados porque, según se dijo, no hubo otro candidato.

“El problema es que la democracia puertorriqueña se ha canalizado a través de los partidos políticos, y es uno distorsión y ha empobrecido la democracia puertorriqueña”, dijo Raúl Cotto, catedrático de ciencias políticas del recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.

Cotto dijo que en Puerto Rico se permite que vacantes en la legislatura y los municipios sean llenadas por los partidos. Lo ideal sería que, como en puestos congresionales en Estados Unidos, cuando se produzca una vacante debería ser abierta a votación de toda la ciudadanía.

Además del asunto de la forma en que se votó, llama la atención que el designado primer ejecutivo sea el hijo del alcalde. Meléndez Méndez se une a una larga lista de municipios cuyos alcaldes son hijos de exalcaldes. Otros primeros ejecutivos municipales que ocupan hoy la silla que antes fue de su papá son Lornna Soto, en Canóvanas; William Miranda, en Caguas; José Aponte, en Carolina; Jesús Colón Berlingeri, en Orocovis; y Ramón Luis Rivera, en Bayamón.

“Se puede concebir que las posiciones públicas sean monárquicas, heredables, y eso es en contra de la democracia”, añadió Cotto al recordar que hubo otro intento de herencia reciente con la salida del exalcalde de Lares, Roberto Pagán.

Pero, Cotto dijo que lo fundamental no es si el sustituto del alcalde es su hijo, es si tiene los méritos, la preparación, la experiencia. “El que un hijo ocupe ese puesto, no es malo. Lo malo es que ese sea el factor principal, lo que debe mediar es el criterio del mérito”, indicó Cotto.

Por su parte, Ángel Collado Schwarz, historiador y profesor adjunto en Columbia University en New York y Yale University en New Haven, dijo que los linajes familiares en la política no solo en la isla, sino que en Estados Unidos también ocurre mucho que miembros de una misma familia ocupen puestos públicos, como es el caso de los Bush y de los Kennedy.

Sin embargo, dijo Collado Schwarz, hay que distinguir entre ciertos hijos de alcaldes y otros. Hay unos que son electos por la ciudadanía, y que son reiteradamente reelectos por el buen trabajo que realizan. Otros llegan a la posición porque fueron nombrados por el partido, como sería el caso de Meléndez Méndez.

“Esto no es una finca privada. Que el electorado tome una decisión”, sostuvo Collado Schwarz.

Pero, para la doctora Palmira Ríos, ex directora de la Escuela Graduada de Administración Pública Roberto Sánchez Vilella, el problema es cuando no es el pueblo quien los elige, sino que se usan mecanismos alternos como el caso de Meléndez Méndez. “Los partidos no deben estar tomando mis poderes para decidir quién va a ocupar un cargo”, indicó.

“Estos son modelos monárquicos en los que los puestos se van a heredar. Es contrario a las expectativas de las sociedades democráticas donde se espera que sea el pueblo el que elija a sus gobernantes”, añadió Ríos.

Lamentó que estos cuestionamientos democráticos surjan en momentos en que los desastres naturales como los temblores de 2020 y los huracanes de 2017 han demostrado la importancia de las estructuras municipales en el país. Dijo que hay hijos de alcaldes que han demostrado con el tiempo que pueden hacer el trabajo, como el caso del alcalde de Carolina quien es del PPD, pero gana en un área donde el candidato a gobernador que prevalece es el PNP.

La cifra de hijos de alcaldes puede crecer para las próximas elecciones. Miguel Rivera Quiñones, profesor del Departamento de Ciencias Políticas del UPR-RP, recordó que el hijo de Héctor O’Neill, Edward O’Neill, está tratando de lograr la alcaldía.

En los municipios es donde es más evidente, según Rivera Quiñones, que “el sistema político de Puerto Rico se establece la relación de patronazgo” en las que los partidos mantienen el poder a través de conceder trabajos y contratos a aquellos que le son leales.

“Cuando el papá y la mamá le hereda al hijo, lo que hay es una sucesión de la estructura de poder porque las lealtades se han construido alrededor del alcalde”, indicó.

“Esa es la forma perfecta para que nada funcione en los gobiernos locales porque la política no se enfoca en lograr objetivos de política pública, sino repartir la riqueza pública”, sostuvo.