LOÍZA - Felo y Yulín se conocían desde pequeños. Fueron amigos por años y se contaban hasta sus problemas con otros novios. Una invitación que él le hizo a asistir a un juego de baloncesto cambió sus vidas. A los nueve meses le pidió matrimonio por teléfono y dos meses más tarde ya estaban casados.

Sus primeros años como esposos fueron muy difíciles. Arrancaron hasta con la noticia de que no podrían tener hijos. La perseverancia, la comunicación, la comprensión y el trabajo en equipo, sin embargo, han logrado que ese amor que la alcaldesa de Loíza, Julia Nazario Fuentes, y su esposo, el comerciante Félix Algarín Sánchez, se juraron hace ya casi 38 años perdure y con signos de que esa llama sigue vive.

Su historia de amor, contada con motivo de San Valentín a orillas del Río Grande de Loíza, incluye lágrimas y sonrisas de complicidad, algo que la alcaldesa no se atreve a aventurar que es lo que anhela la juventud de hoy.

“Yo no sé si la juventud de hoy quiere esto. Yo no sé si para ellos nosotros somos anticuados. Lo que sí les puedo decir es que tener un compañero de vida da estabilidad, de seguridad y tener un amor, una persona que te demuestre amor de la manera en que Felo me la demuestra, cuidándome de la manera en que él lo hace, debería ser el fin de que cada persona busque. Una mujer sola puede tenerlo también, pero yo tengo la dicha de tener a mi lado a un gran compañero”, afirmó Julia, a quien todos en su familia y fuera del ámbito político conocen como Yulín.

Felo y la alcaldesa, que no usa su apodo para evitar confusiones con la exalcladesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz Soto, nacieron para la década de los años ’50, cuando San Isidro era parte de Loíza y Canóvanas no era considerado un municipio.

Aunque el comerciante se mudó a Río Grande en su infancia, nunca perdieron contacto. Sus madres eran amigas y se visitaban.

“La mamá de ella trabajó con mi mamá 20 y pico de años en fábricas de brasieres en Carolina y por eso hubo esa relación”, contó Felo.

Esa relación de amistad infantil se transformó en una interesante historia de amor.

“Un día, ya adultos, Felo llegó a casa, que iba para un juego de baloncesto, si lo quería acompañar. Pero, realmente, no había como ningún interés. Era como la amistad que habíamos tenido. De hecho, Felo me hablaba de sus novias y yo de los muchachos. Ese primer día comenzamos a salir”, afirmó.

Las intenciones del comerciante loiceño no solo era cultivar una amistad. Riendo, aceptó que desde esa primera vez sabía que “yo la quería para mí”.

Las salidas continuaron con cenas, bailes y otros eventos sociales.

“Pasamos unas veladas muy buenas”, aceptó el esposo.

Julia no perdió oportunidad y reveló que “yo creo que él se enamoró de mí primero”.

No hubo una declaración formal. Todo surgió porque “uno empieza a tirar su poquito de maíz, como quien dice, hasta que llega uno al sitio”, contó Felo.

A los nueve meses, se enojaron. La alcaldesa llegó a pensar que sería el fin de la relación. Una llamada telefónica cambió la historia.

“Yo estaba trabajando cuando él me pidió que nos casáramos por teléfono. Sí, no hubo una ceremonia oficial ni nada. Estábamos enojados y yo creo que él pensó que me iba a perder. Entonces, me llamó y me dijo que él me amaba y quería compartir el resto de su vida conmigo y si yo me casaría con él”, relató la alcaldesa.

Sorprendida por la propuesta, Julia añadió que “yo le dije que esa era la forma que él estaba buscando para contentarme. Yo le dije que eso lo teníamos que hablar más tarde y que yo creía que era la forma de él congraciarse. Pero, me dijo que no, que era cierto. Nos vimos ese fin de semana y ya más formalmente me trajo la sortija y me dijo que era en serio y dos meses después nos casamos, un febrero 23”.

Felo contó que estaba “bien decidido (a casarse). Ahora miro que no fue en vano”.

“Admítelo, que estaban enamorado”, le señaló la alcaldesa, al interrumpirlo con mucha tenacidad.

“Estaba enamorado y encontré a la mujer correcta”, prosiguió Felo, quien describió a su amada como una mujer correcta, “bastante, bastante controladora” y muy trabajadora.

Pocos meses después de casarse, cuando tenía 26 años, a la alcaldesa le extrajeron sus órganos reproductores, debido a que la menstruación le afectaban sus niveles de sangre y la hemoglobina. Después, los problemas no cesaron en esos primeros cinco años de matrimonio.

“Fueron cinco años muy difíciles, pero la perseverancia de estar ahí y de aprender a escucharnos, a hablar, a todo decírnoslo, lo que gustaba decirlo y lo que no también, ayudó”, indicó Julia, quien reveló que todas las pruebas que superaron las compartían en talleres matrimoniales en Manresa.

Pero, la nobleza de Felo y el amor que le brindó en todo momento, llevaron a que el matrimonio superara sus diferencias. Buscar ayuda y unirse a otras parejas estables también fueron clave. De hecho, la alcaldesa hasta confesó que su esposo tiene cuarto año de escuela superior y que este se fajó trabajando en su negocio, el Colmado Nuevo, en Río Grande, para que ella pudiese tener un doctorado en consejería de la Universidad de Puerto Rico.

Las pruebas, sin embargo, no terminaron. A los 36 años, la alcaldesa fue diagnosticada con cáncer de seno.

“Fue estupendo el proceso de ayuda que Felo me dio en ese momento. Pero, cuando yo salí del hospital y me vi mutilada, eso es importante que los hombres sepan que la mujer se siente que la mutilaron… Entonces, yo comencé a esconderme de Felo. Me acostaba más tarde que él, me levantaba más temprano que él. Me cubría mucho para que él no me viera y comencé a como distanciarme, en un proceso doloroso que pasa toda mujer que pierde sus senos”, reveló.

“Una tarde, eran como las 4:00 p.m., yo estaba sola en mi casa. Y Felo llega tarde, así que yo no lo esperaba. Por lo tanto, entro a bañarme y dejo todo abierto, y de momento corren la cortina de baño, y era Felo. Era Felo que llegó a casa a confrontarme y me encontré bañándome y nunca me voy a olvidar que él me miró y me dijo: ‘Tú no eres tus senos. Lo que yo amo de ti, está dentro de ti y sale de ti hacia afuera’. Me dijo una palabrota. ‘Te dejas de eso y comienza a ser la que eras en la casa, porque yo te voy a amar igual’. Y me dijo otra cosa, me dijo: ‘Que tu perdieras esos dos ojos que yo amo y adoro, yo te seguiría amando’. De ahí para acá, seguí bien. ¿Verdad mi amor?”, añadió Julia, mientras Felo dejó escapar las lágrimas.

Ambos confesaron que esta etapa marcó sus vidas y le dio mayor unidad.

“Felo cuida mucho de mí, porque yo soy eléctrica y él como que me da calma”, prosiguió la alcaldesa, quien crió a un sobrino desde los 10 años como su hijo y que también acogió con amor a una hija que ya su esposo tenía.

Tan importante es Felo para la alcaldesa de Loíza que hasta que no logró su aprobación, no comenzó su carrera política. De hecho, se sinceraron al reconocer que el hombre creía que no había posibilidades de triunfo.

“Le dije: ‘No quiero hacer esto sin ti’. Y me dijo: ‘Tú te lo mereces, porque has trabajado mucho’”, contó sobre el momento decisivo.

Actualmente, la alcaldesa se encuentra en su segundo término al mando de Loíza. La comida nunca ha faltado en el hogar. Felo reveló que, aunque sea un sándwich, su esposa le hace para que no se acueste sin comer. Tampoco deja que nadie lave o doble su ropa.

Pero, más que su aportación, el secreto para este matrimonio duradero es la ayuda mutua. Yulín cocina y Felo frega o Yulín se enoja y Felo la calma. Las frases de amor tampoco faltan. La alcaldesa dejó escapar uno que otro “bebé” para referirse a su amado. Mientras, el ramo de flores para San Valentín y cumpleaños tampoco han cesado cada año de parte de Felo para su esposa.

“Ella es mi ser favorito”, concluyó el enamorado.