Albita Rivera: antes muerta que sencilla
Reconoce que es buena amiga de populares como Carmen Yulín Cruz.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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Graciosa, espachotá, espontánea, dramática, fashion (uy, y cómo), feminista, sensible, activista política, defensora de la comunidad LGBTT... así es ella y, al que no le guste, tiene tremendo problema porque la legisladora penepé Albita Rivera es de esas personas a las que les resbalan las críticas si son destructivas.
De hecho, Albita considera que, precisamente, la sinceridad con la que se proyecta ha sido su mayor virtud y la clave del éxito en sus 40 años de carrera política, aunque muchos piensen lo contrario.
Así lo dijo a Primera Hora en un encuentro casual en el mostrador de Estée Lauder, en Plaza Las Américas, lugar al que va cuando quiere cambiar la paleta de colores de su estuche de maquillaje o cuando quiere adquirir alguna cremita para minimizar las arrugas.
Y es que si de algo se vanagloria esta capricorniana -próximamente cumplirá 65 años- es de ser “chavona” con el cuidado de su piel, una regla básica de belleza que heredó de su tía materna, Virginia, a quien describe como una mujer hermosa.
“Era la única rubia de las hermanas (de su mamá) y recuerdo que era de ese tipo de mujer que siempre estaba bien arreglada y se cuidaba mucho la piel... siempre estaba bien bonita”, expresó la representante del distrito de San Juan sobre la pariente que vivió en la casa de sus padres durante un tiempo.
La moda es otra de sus pasiones. Es costumbre verla siempre bien elegante y luciendo accesorios llamativos. Por cierto, durante nuestro encuentro, Albita tenía una cartera chulísima, de esas que capturan la atención.
“Te estoy viendo... estás mirándome la cartera. ¿Verdad que está linda? Es de Roma”, dijo sobre el bolso que adquirió durante un viaje.
¿Siempre ha sido coqueta?
Yo creo que nací así..., pero a los 12 años lo comencé a manifestar cuando me pintaba para ir al colegio y las monjas me regañaban y me lavaban la cara... total, a los dos o tres días volvía a maquillarme, recuerda sobre esas primeras travesuras que hizo cuando niña mientras estudiaba en el Colegio La Milagrosa, en Río Piedras.
Eso sí, admite que tiene sus días en los que el mood le exige andar con la cara lavada. “Se lo puedes preguntar a cualquiera... hay veces que voy sin una gota de maquillaje al hemiciclo”, dice quien se ha sometido a varias cirugías plásticas, incluyendo una reducción de senos, una abdominoplastia, un levantamiento de cejas, recogimiento de la papada y un lift en las líneas de expresión de los ojos.
“Pero se me ven natural... porque yo le dije al doctor: 'Me va a quitar el cansancio de la cara. Nada de ponerme como una geisha'. Y así fue”, dijo la representante tras confesar que volvería a recurrir al bisturí “de ser necesario”.
¿Siempre es así de espontánea?
Sí, pero tú sabes lo infeliz que debe ser que las personas no puedan sacarse del sistema lo que sienten. Yo soy así y punto.
¿Y le ha traído problemas esa sinceridad?
Bueno, supongo que hay algunos que no me soportan, inclusive dentro de mi colectividad. Pero yo no soy un billete de mil para caer bien. Supongo que sucede con personas con los que no he podido ponerme de acuerdo porque son intransigentes.
¿Y cómo le afecta no caerles bien?
Uno lo sufre en la legislación... hay muchas que no me han aprobado por eso. No les da la gana de sacarla para que me fastidie.
En cambio, reconoce que es buena amiga de populares como Carmen Yulín Cruz y Héctor Ferrer, en especial de este último, quien se convirtió en uno de sus aliados cuando ambos se oponían a la polémica Resolución 99, la cual buscaba elevar a rango constitucional el matrimonio entre un hombre y una mujer.
Justo cuando tocamos el tema de la controvertible medida, Albita dijo que no descarta revivir el famoso sobre manila con el que andaba para arriba y para abajo el cuatrienio pasado y el cual contenía una lista con la que amenazaba revelar las infidelidades de ciertos legisladores.
“Si lo tuviera que volver a reproducir, lo hago y lo saco... es que yo no me explico cómo es posible que si tienes esqueletos en el clóset, haces señalamientos contra otros”, expresó Albita, quien dice tener conocimiento de muchos legisladores que llevan “una doble vida”.
Y es que si hay algo que ella no tolera es la hipocresía que a veces impera en su ambiente laboral, que también describe como “machista” y “homofóbico”.
De hecho, dice que la gestión que ha hecho como defensora de las mujeres -Albita presidió hace algunos años la Comisión de Asuntos de la Mujer para el Gobierno- y de la comunidad lésbica del país le han valido críticas fuertes que, posiblemente, la han afectado a nivel romántico.
La legisladora asegura que aun cuando ha pensado que su carácter y personalidad pueden espantar a dos o tres macharranes que se sienten “intimidados”, hay otros que tal vez ni siquiera se acercan porque piensan que es lesbiana.
¿Ha escuchado esos rumores?
Han habido sus rumores. No en la Cámara (de Representantes), pero ha habido el que ha sido honesto y me lo ha comentado. Acuérdate que ésta es una lucha (la de los gays) que he defendido casi sola. Ahora es que tengo el apoyo de Liza Fernández y de Melinda (Romero)... y a Melinda también la acusaban fuertemente.
Y, ¿qué les diría a esas personas?
Me dan una pena terrible porque lo cierto es que a mí me encantaría compartir mi vida con un compañero, no te lo niego. Lo echo mucho de menos el Día de Navidad, el Día de las Madres, el Día de Thanksgiving o cuando hay actividades que todo el mundo va acompañado. En esos momentos sí extraño mucho un compañero.
Albita ha estado casada dos veces. Su primer esposo fue José Granados Navedo, quien fue vicepresidente de la Cámara de Representantes y está preso en una cárcel federal por el fraude del Superacueducto. Su segundo marido fue el ex tesorero del PNP, Raúl Vivaldi, de quien se separó y quien murió en el 2007 de un ataque al corazón. Con Vivaldi tuvo un hijo, José Pablo, de 28 años, a quien le dedicó sus mejores años.
“Cuando tenía a mi hijo adolescente fue que perdí la oportunidad de tener un compañero porque estaba tan cuidadosa de a quién escogía y a quién llevaba a mi casa que se perdió el momento”, dijo.
Pero, ahora que su hijo es adulto, ¿sigue pensando que el tiempo se perdió?
No. Estoy llenando solicitudes, lo que pasa es que no aparecen. Bueno, es que creo que los intimido por mi forma de ser. Eso dice mi amigo Carlos Bermúdez.
Entonces, ¿no ha salido con nadie desde que se divorció (1999)?
Honestamente, tuve dos personas que me gustaron mucho y me ilusioné, pero fueron más ilusiones mías que de ellos. Lo cierto es que me gustaban mucho y creo que pudimos haber hecho una bonita pareja y pudimos haber estado muchos años juntos, si no por siempre, pero no resultó.
Pero, ¿qué pasó?
Uno era bien enamorao y el otro no servía.
¿Mentiroso?
Totalmente. Y no es que era casado porque de esas cosas yo me cuido. A mí no me gusta hacerle a las mujeres lo que no me gustan que me hagan a mí. Claro, siempre hay algunos que te guiñan el ojito y te dicen cositas, pero eso no es lo que yo quiero. Yo quiero a alguien que pueda exhibir, que me lleve de su brazo y caminar con él orgullosa, sin estar escondiéndome.
Entonces, le preguntamos a Albita a quién se parece su hombre ideal. Enseguida se relamió y soltó lo siguiente: “Me encantan George Clooney y Richard Gere. Ah, qué buenos están. Son de esos hombres que están bieeeen buenos. Son guapísimos, varoniles. ¿Verdad que tú echarías una con ellos?”.
Eh, bueno, mejor lo dejamos ahí, Albita. Aunque no te niego que son... ¡hermosoooos!