Edificios abandonados, comercios cerrados y pastizales a orillas de la carretera son parte de los detalles que, según varios arecibeños entrevistados, dan la apariencia de que la cabecera de distrito de la región norte, Arecibo, está en estado de abandono.

La situación se hace más latente en las entradas y salidas principales hacia la plaza pública, exceptuando el paseo que da hacia el océano Atlántico, remozado recientemente para unas competencias de surfing. Esto, a pesar de que allí también se observan varias zonas con drones anaranjados en los que se alerta de áreas de grietas o de posibles derrumbes.

Aunque muchos edificios cerrados tenían tormenteras para evitar ser dañados, se observaron también varios vandalizados, con cristales rotos y mucha basura en el interior.

Estos detalles, aunque se podían observar a simple vista, fueron en esencia los que denunciaron los arecibeños cuando Primera Hora recorrió el centro urbano para escuchar su sentir sobre el estado de su ciudad.

Bien lo resumió Rubén Torres López, un residente de 74 años de la comunidad Víctor Rojas II, que fue el primero en ser interceptado para conocer cuál es el principal problema que se vive en Arecibo y cómo lo resolvería.

“El gobierno atiende otras cosas y hay muchos edificios abandonados, y no se hace nada respecto a eso. Entonces, si alguien reclama un edificio, le ponen muchas, muchas, tretas, que el que trate de adquirir un edificio se le hace difícil, porque hay mucha burocracia de papelería y muchas cosas. Y los que tienen, pues, recursos económicos grandes pueden aprovecharse de toda esa situación, pero tampoco lo hacen. Por eso estamos decaídos”, diagnosticó Torres López.

Otro detalle que destacó el hombre es lo caro y burocrático que a su juicio es mantener un negocio en Arecibo.

“Es una burocracia para adquirir los permisos y todo eso. Y después las patentas están muy caras en Arecibo. Yo tuve negocios, mi esposa tuvo un negocio y tuvo que dejarlo, porque las patentas eran muy caras, le cobran la basura sin recogérsela a uno en los negocios, no digo en las casas, en los negocios. Pues, el problema de los pequeños negociantes es que es bien fuerte para levantarse”, estableció.

Añadió que “son muchas cosas que pasan y el pueblo de Arecibo ha ido menguando. Antes era un pueblo con mucho comercio y todo el mundo se ha tenido que ir para otros pueblos cercanos, porque el comercio aquí se ha bajado un montón y no hay un gobierno que estimule el comercio de Arecibo”.

Como solución, Torres López llamó a la ciudadanía a unirse para rescatar a Arecibo. Mientras, al tornarse más espiritual, el hombre alegó que “se puede solucionar el problema solo al hacer oración. Porque, esto no hay quien lo arregle, sino el que está allá arriba”.

Marena Carrión Silen, de 48 años y también residente de Víctor Rojas II, coincidió en el deterioro que muestra la ciudad.

Con un tono pesimista, expresó que, “de verdad, este pueblo está perdido completamente en todos los aspectos. Por ejemplo, yo estoy tratando de montar mi negocio, (pero) aquí es imposible. Costoso, no hay espacio, aquí no te dan oportunidad para nada, para nada. Uno tiene que buscar otros pueblos para poder echar adelante, porque aquí no te dan ayuda en nada. Todo es negocio cerrado y, cuando tú vas, no se puede, pero los deambulantes sí viven en ellos”, se quejó.

Achacó a la mala administración que ha tenido el municipio como el responsable del decaimiento que se observa en la ciudad. Por eso, aludió a que la solución que se tiene para arreglar a Arecibo es “con una persona que esté dispuesta a trabajar, no a robar, ni a lucrarse, ni a estar tirándose fotos, haciendo lo que hacen y cuando llegan al poder, siempre es lo mismo”.

Juan Luis Soto Guzmán, un residente de la urbanización Paseos Reales y de 56 años, fue más lejos al responsabilizar al gobierno central del “estancamiento” que dice sufre su pueblo.

“Arecibo no está recibiendo el respaldo de las agencias estatales, el municipio está trabajando, el alcalde está trabajando, como quien dice, solo, sin el apoyo del gobierno estatal, que fundamentalmente es necesario para que un municipio pueda ejecutar sus funciones. O sea, no vemos el apoyo del gobierno estatal de ninguna manera”, denunció.

De inmediato, comentó que la situación “nos afectan como ciudadanos, porque las ayudas y todo lo que pueda venir a este pueblo, pues, no llega con la misma fluidez ni facilidad que se supone que tiene que fluir. O sea, no estamos recibiendo las ayudas pertinentes, porque el gobierno estatal no está dando el apoyo que el alcalde necesita para que el pueblo pueda levantarse. O sea, que el alcalde, como quien dice, está enfrentando el problema del pueblo de Arecibo solo”.

A tono con su respuesta, el hombre vio la solución en un cambio de gobierno estatal, ya que cree que el problema no está centrado en el alcalde Carlos “Tito” Ramírez Irizarry.

Por otro lado, la comerciante Marie Ángel Agosto Torres, de 35 años y quien reside en Islote, indicó que en la zona urbana también hay un problema de deambulantes. Se quejó porque tiene un negocio de comida y la zona es ocupada por iglesias para darle de comer a estos, lo que le genera pérdidas.

Mientras, Carmen Molina Cruz, vecina del residencial El Cotto y de 41 años, urgió por proyectos de reciclaje. Dijo que estos ayudarían hasta para que la ciudad se vea más limpia y que también se generen empleos.