Con una cantidad de votos suficientemente cómoda como para ser considerada senadora electa, la doctora Ada Álvarez Conde estará debutando como legisladora por el Partido Popular Democrático (PPD) en este próximo cuatrienio.

Luego de dos intentos fallidos, en 2016 como senadora por San Juan, y en 2020 como senadora por acumulación, Álvarez Conde se ubicaba en la sexta posición entre los aspirantes a senadores por acumulación en las recién celebradas elecciones y, aunque falta por contar, sus más de 69,000 votos deberían ser suficientes para que quede entre los 11 que entrarán al Senado por acumulación.

Álvarez Conde, una estudiosa de 38 años que se calificó a sí misma como “comelibros” y “nerd”, traerá al Senado una extensa experiencia de estudios y trabajo, que aseguró pone al servicio de Puerto Rico.

¿Quién es?

La futura legisladora explicó en entrevista con Primera Hora que se graduó de periodismo en la Universidad de Puerto Rico (UPR), luego hizo una maestría en comunicación social en FIU (Florida Internacional University), y de regreso a la Isla hizo un doctorado en historia de Puerto Rico.

Recientemente, acaba de terminar otro doctorado en teología y neurociencia, o neuroteología.

También posee certificaciones en relaciones internacionales y diplomacia, producción de documentales y “estudios ministeriales, que ahí me llevan al doctorado, porque soy capellana licenciada, visito hogares de niños maltratados y soy la capellana de Casa Julia de Burgos”.

“Realmente, me dediqué mucho tiempo a estudiar, me dediqué a estudiar y trabajar”, explicó, agregando que no contaba con recursos suficientes y “tuve que enredarme en un préstamo estudiantil”, que es justamente uno de los asuntos que intentará abordar, “para ver cómo hacemos justicia a los estudiantes”.

La senadora electa es hija de la activista de derechos humanos Ada Conde, una abogada por cuenta propia a la que veía “fajarse en la oficina” mientras trabajaba con asuntos de derechos civiles y quiebras, y de Fermín Álvarez Silva, un inmigrante cubano “que hizo de Puerto Rico su segundo hogar”, estableció una tienda de monedas en el Viejo San Juan y compró una finca, donde “me daban un machete, tenía que hacer cosas en el campo”.

“Y de ahí pues, el amor a la tierra. O sea, la tierra literal, la tierra mía, con la historia, porque uno ama más cuando conoce más, lo mismo que aplica a la fe, pero también este tema de apreciar más a Puerto Rico”, compartió.

A propósito de su padre, entre risas, comentó que heredó su acento, y “por si acaso, advierto que voy a pelear cubano en el hemiciclo. Cuando yo peleo se me sale (el acento). Están advertidos”.

Por otro lado, indicó que “me casé, y me divorcié, en 2015 por ahí. No tengo hijos. Quiero (tenerlos), pero como entenderán, no estoy recibiendo resumés en estos momentos… déjenme acomodarme primero, que si los dejan me hacen un ‘reality show’, ‘un capitol challenge’, y no, gracias”.

Ha hecho de todo

Sobre su experiencia laboral, repasó que su primer trabajo fue en un restaurante de una conocida cadena de comida rápida, “a mucha honra, como anfitriona de cumpleaños”.

Luego en una tienda en el centro comercial Plaza Las Américas; un internado en Washington D.C., en la oficina de la congresista Nancy Pelosi, que fue su primera experiencia política; una entidad sin fines de lucro; de vuelta en Estados Unidos, en el Departamento de Veteranos; en la televisora Telemundo; como editora en el Wasington Hispanic; y en la Organización Mundial de la Salud (OMS).

De vuelta en la Isla, trabajó prensa en el Capitolio, y luego en la Comisión de la Mujer, dos veces, en 2013 y 2016, “como técnica y después me volví la directora”. En resumen, “tuve la experiencia desde una tienda, hasta (una agencia) federal, Naciones Unidas y el periodismo”.

“Lo otro que he hecho es profesora universitaria, en tres universidades, (Universidad) Ana G. Méndez, Centro de Estudios Avanzados (de Puerto Rico y el Caribe), y (Universidad del) Sagrado (Corazón), y llevo dos años en la Academia de la Policía, entrenando policías”, contó.

“O sea, que llevo un tiempito combinando la comunicación, aspectos sociales, el tema de la historia, que realmente me gusta, pero me gusta más porque me dio herramientas para debatir o para entender o para investigar”, comentó.

“Pero siempre ha sido comunicación política, siempre ha sido política pública. O sea, más que política partidista, el tema de cómo hacemos legislación, qué proyectos hay de ciudades, de países”.

Comprometida contra la violencia

Álvarez Conde ha sido una activista de varias causas sociales, como la lucha contra la violencia en el noviazgo y la violencia intrafamiliar.

“Hay dos cosas que son mías, que tengo en el corazón. Primero, yo nací con una condición de corazón, que tengo tres operaciones de corazón abierto, así que el tema desde chiquita tuve que pelearlo. Y lo segundo es que también me machucaron el corazón la primera vez, porque mi primer novio fue violencia en el noviazgo y tuve que radicar una orden de protección a los 15 años”, indicó, resaltando que esa mala experiencia “me llevó al activismo, a encontrar mi causa”.

Entre otras acciones, presentó un proyecto de ley sobre violencia en el noviazgo, que fue adoptado y radicado por dos legisladores populares y, eventualmente, se convirtió en la Ley 89 de 2015.

Eso promovió que se declarara a febrero como el mes de prevención de la violencia en el noviazgo en Puerto Rico, “y de ahí pasó a ser de testimonio a entrenarme en el tema, dar charlas aquí o en otros países, volverme perita en el tema, e insertarme en todo lo que es la conversación de cómo prevenir o proponer legislación relacionada”.

También, a través de su experiencia dando clases en una escuela de niñas removidas por el Departamento de la Familia, donde “en un salón como de 25 o 27 niñas, 16 habían sido violadas por padres”, comenzó a “trabajar el tema de violencias y crimen intrafamiliar”.

“Y por eso yo uso siempre la paloma de la paz con el ramo de olivo, porque es el tema de que hay que educar por la paz”, afirmó. “Y no puede haber paz si no hay injusticia. Así que ese es un poco el motor, política pública de prevención, y combatir injusticias”.

Considera que, en esos temas, “va a ser fundamental que esté ahí (en el Senado), y que pueda brindar mi ‘expertise’, porque no va a ser por apasionamiento, o porque alguien me dijo. Es porque lo trabajo. Y creo que tanto mi delegación como el Senado debe de aprovechar que tiene una especialista en este tema”.

Sus prioridades

De cara a su futuro como senadora, impulsaría “tres proyectos principales”: Primero, para que la violencia en el noviazgo se tipifique como delito, “que esté bien escrito en esa Ley 54 (de 1989, para la Prevención e Intervención con la Violencia Doméstica), para que, si hay un joven o una joven que esté pasando violencia, pues quede claro que también está cobijado, que le cobija la escuela, la universidad… y eso incluye que el Departamento de Educación tenga un protocolo de violencia en el noviazgo, porque no lo tiene”.

Segundo, que haya servicios híbridos en las agencias para atender a los adultos mayores, pues está ocurriendo que “lo viran, le dicen, ‘no, ahora es por el app, ahora sácate el turno, ahora es online’. Y no los ayudan. Y creo que eso es inaceptable”.

Y tercero, que “creo en un currículo de inteligencia emocional en las escuelas… porque ayuda a los chicos y a las chicas a cómo manejar las emociones, cómo generar acuerdos, manejo de conflictos, y tenemos hasta una manera de identificar si alguien tiene ansiedad, depresión, cualquier otra cosa, efectos de ‘bullying’, lo que sea, y cómo yo manejo pedir ayuda, a tiempo”.

Asimismo, sostuvo que “creo que Puerto Rico se tiene que insertar en temas internacionales. Y hay dos cosas que creo que tenemos que aprovechar: uno, tenemos que dar la batalla para estar en la UNESCO; y segundo, somos miembros de la Organización Mundial de la Salud, tenemos voz, pero no voto, y a veces no le dan ni el dinero para pagar las cuotas. Esa oficina está en Puerto Rico, en el Departamento de Salud, y no aprovechamos las herramientas” para, por ejemplo, evaluar y adoptar políticas públicas y mejores prácticas de otros países.

Pese a que maneja todas esas ideas, dijo que tiene claro “mi rol en minoría de buscar que se ejecuten comoquiera” aquellas “que sean, obviamente, acordes con” el programa de gobierno de los ganadores, que ya se ocupó de analizar.

“Nosotros teníamos unas ideas, pero el que prevaleció fue el programa de gobierno de la gobernadora (electa, Jenniffer González). Pues perfecto, ¿qué áreas tenemos en común? Y de ahí estoy partiendo. Ya yo tengo unos proyectos sin haber mirado eso, pero hay unas cosas que ella quería, o que dice querer, que yo voy a estar atenta, que sepa tiene una aliada en ese tema. Pero veremos cómo lo hacen. Así que es un poquito eso, es identificar mi rol fiscalizador, que denuncie cuando esté mal y que diga OK cuando algo esté bien”, aseguró.

Yo le pido a la gobernadora, le pido al Senado que en estos temas utilice mi conocimiento, y me pongo a la disposición de dar ideas, etcétera. Y como dije, apoyaré cualquier proyecto que sea para el bien del país”, insistió.

No quiso terminar la entrevista sin resaltar la trascendencia que da a su fe. “Les puedo decir, que he aguantado todas esas vainas que he pasado en mi vida porque tengo fe. Y siempre va a ser una puerta más que un muro. Hay mucha gente que usa la fe, lamentablemente, para lastimar. Para mí, es la razón por la cual soy bondadosa, generosa y cómo me lleno de posibilidades de ver a la gente con misericordia y con mucho amor, porque todos valen”, afirmó.