Están los miembros, pero eso es todo.

La Junta de Supervisión Fiscal, creada por virtud de la Ley para la Supervisión, Gerencia, y Estabilidad Económica de Puerto Rico (Promesa), cuenta con siete miembros con voz y voto y uno con voz (a este paso, el gobernador o gobernadora que sea elegido en noviembre), pero es mucho el trabajo que queda por hacer. Para empezar, construir desde el piso una corporación pública. 

Así lo especificó Antonio Fernós, economista y catedrático asociado en Economía y Finanzas de la Universidad Interamericana. 

“La ley establece que se tienen que reunir y crear reglamentos y reglas de incorporación. Promesa crea una agencia gubernamental y se comportará como cualquier dependencia de gobierno”, explicó.

Como cualquier empresa, “van a montar un organigrama y establecer las divisiones que correrán los asuntos de la agencia; recursos humanos, asuntos legales, finanzas… los miembros elegidos de la Junta van a diseñar una corporación y tienen que tener un director ejecutivo, un subdirector ejecutivo, subdirectores auxiliares, etcétera”.

¿Sigue sonando Bill Cooper como director ejecutivo?

Todavía no se han reunido. No tengo idea de quién es Cooper y aquí, hasta que no lo nombren, o la nombren, porque puede ser una mujer, todo es especulación. 

Según Fernós, cabe destacar que la ley Promesa estipula que la Junta no tiene que reunirse necesariamente en Puerto Rico. “Esas personas tienen un trabajo al que tienen que ir todos los días, no van a cobrar por sus servicios. El que cobra es el director ejecutivo. Además, están en Estados Unidos.  Por otro lado, nada dice que tienen que verse todos los días y pueden hacerlo por llamadas en conferencia o por internet”, señaló. “El que esté aquí esperando en el aeropuerto para cuando ellos lleguen a lo mejor tendrá que esperar un ratito”, comentó.