20 políticos contestan: ¿Qué representó la renuncia de Ricardo Rosselló?
La noche del 24 de julio de 2019 fue histórica para Puerto Rico: un gobernador anunciaba por primera vez su dimisión.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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La noche del 24 de julio de 2019 fue histórica en Puerto Rico.
Al filo de la media noche –y tras dos semanas de multitudinarias manifestaciones– Ricardo Rosselló Nevares le anunciaba al pueblo: “Estaré renunciando al puesto de gobernador”.
A un año del evento, hablamos con 20 políticos boricuas y les preguntamos: ¿qué reflexión podría hacer de lo que representó la renuncia de Rosselló Nevares en términos políticos y para el País?
A continuación, sus respuestas (por orden alfabético):
1. Adrián González, candidato a alcalde de San Juan por el Partido Independentista Puertorriqueño
“A un año del Verano del 19, es muy revelador que nos encontremos teniendo la misma discusión sobre corrupción y abuso de poder en el gobierno, prueba de que estas malas prácticas están institucionalizadas y no era cuestión personal de quienes ya no están. Por el otro lado, es esperanzador ver cómo el país –sobre todo la gente joven– cada día tolera menos las conductas que por muchos años estaban normalizadas y aspiran a cambiar este país”.
2. Alexandra Lúgaro, candidata a la gobernación por el Movimiento Victoria Ciudadana
“Hace un año expulsamos a quien jamás mereció el privilegio de gobernarnos. Durante esos días aprendimos, experimentamos y vivimos en carne propia el poder que tenemos cuando nos unimos para luchar por un objetivo común por encima de las diferencias que, por décadas, la vieja política ha alimentado para dividirnos. Recordamos que el poder del gobierno es uno delegado, que nos pertenece y que tenemos el deber de retomarlo cada vez que no esté siendo utilizado correctamente. En fin, hace un año nuestro pueblo probó el dulce sabor de la unión con propósito al sacar a un corrupto del poder y, el próximo 3 de noviembre, sacarlos a todos de un golpe, nos sabrá a Victoria”.
3. Ana Irma Rivera Lassén, candidata a senadora por el Movimiento Victoria Ciudadana
“Hace un año Puerto Rico marcó un antes y un después en la consciencia de lo que es el poder político de las personas a la hora de exigir transparencia y rendición de cuentas en la gestión pública de las personas gobernantes. El poder de revocar las personas en puestos públicos cuando les fallan al país debe ser un derecho reconocido y así con sus acciones lo exigió este país. Cualquier persona que aspire a un puesto tendrá que tener esa regla presente. Es decir, que un país que se tiró a la calle para sacar al gobernador no callará ante lo que identifique como corrupción y falta de transparencia en el manejo de fondos públicos. La gente podrá quedarse en la casa por la pandemia, pero la voz exigiendo rendición de cuentas está en la calle desde hace un año”.
4. Ángelo Cruz, alcalde de Ceiba por el Partido Nuevo Progresista
“Al año de la salida de Ricardo Rosselló del poder somos testigos de cómo el pueblo de Puerto Rico redefinió lo que conocíamos como la vieja política partidista de la isla. Vimos como una nueva generación de votantes jóvenes se movieron en masas y salieron a la calle a exigir respeto, dignidad; cansados de que si querían cambios tenían que esperar al típico proceso eleccionario. Con la salida de Rosselló todo eso cambió. Cambió la forma en la que era aceptable confiar en un candidato solo porque su papá había ocupado cargos públicos, eliminando así la común tradición de las herencias políticas. Cambió de manera contundente y sin marcha atrás ese falso sentido propietario de los cargos públicos, llevando a toda la clase política del país un claro mensaje de NO tolerancia y que sepan que si no nos ajustamos a trabajar con ética y transparencia, el pueblo NO va a esperar 4 años. Sin embargo, a mi juicio, el mensaje contundente que trajo la salida de Ricardo Rosselló fue la importancia del voto ‘millennial’ o voto joven. Con esto, le pusimos fin a la típica frase de ‘quienes votan son los de corazón del rollo’. Ahora hay que tomar en cuenta el cuerpo interno, reconociendo una nueva forma de hacer campaña política donde cobra igual importancia la típica campaña casa a casa, pero sin olvidar que la presencia en las plataformas sociales puede significar la diferencia entre ganar o perder una elección”.
5. Aníbal Acevedo Vilá, exgobernador de Puerto Rico y candidato por el Partido Popular Democrático a comisionado residente en Washington
“Los acontecimientos que llevaron hace un año a la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló nos demostraron la fuerza y el poder que podemos tener los puertorriqueños cuando nos unimos en defensa de nuestra dignidad. Pero, también, nos abrieron los ojos en cuanto a reformas constitucionales que son urgentes para que el valor del voto no disminuya nunca y no volvamos a caer en una situación como la presente. Debería ser unánime el respaldo a una enmienda constitucional que garantice que será una persona electa por el pueblo quien sustituya al gobernador de Puerto Rico en caso de una vacante. Tal como se espera en una democracia, el poder del pueblo sacó a Rosselló por sus graves ofensas hacia el pueblo que, mayoritariamente, lo eligió. Pero irónicamente, esa gran victoria nos dejó a merced de un gobierno parcialmente ilegítimo con una gobernadora que nadie eligió. El verano del año pasado también nos dejó claro que debemos movernos para establecer una segunda ronda electoral que garantice que quien sea elegido gobernador lo haga con más del 50% de los votos”.
6. Aníbal José Torres, presidente del Partido Popular Democrático
“La renuncia de Ricardo Rosselló tiene muchas implicaciones, sin embargo, las más importantes son la demostrada capacidad de indignación de nuestro pueblo ante actos reprochables por parte de sus gobernantes, y la determinación que vive en el espíritu puertorriqueño de luchar contra la corrupción, rechazar el abuso de poder y condenar todo acto de humillación y ultraje a la dignidad del ser humano, del que fueron objetos muchas y muchos por parte de Rosselló y sus colaboradores, en particular las víctimas del huracán María. Estamos ante un nuevo capítulo de la historia política de Puerto Rico. La acciones populares del verano pasado, que tanta impresión dejaron aquí y en el mundo, significan que dentro de nuestra sociedad reside una fuerza inmune a las amenazas, que aún en sus momentos más difíciles, no está dispuesta a tolerar el abuso y la mentira en el quehacer público; un pueblo que añora y respeta a sus instituciones y está dispuesto, cuando y donde sea necesario, a activarse para reivindicar esos valores de honestidad y sacrificio que exige de sus funcionarios electos, así como de todos aquellos que por alguna razón aprovechan la honrosa función pública para defraudar y engañar al pueblo. Quienes opten por el servicio público con propósitos ajenos al bienestar general, deben estar conscientes que la maldad, la insensibilidad, la indiferencia y la incompetencia, no serán toleradas, como tampoco podrán confiar en poder esconderse tras términos o períodos de tiempo definidos por ley. El pueblo actuará, de manera inmediata, en desterrar del poder a aquellos que le fallen”.
7. Carlos “Charlie” Delgado Altieri, alcalde de Isabela y precandidato a la gobernación por el Partido Popular Democrático
“La renuncia de Ricardo Rosselló tuvo como consecuencia el que la gente desconfíe, en su nivel más alto, en los políticos y en las instituciones gubernamentales del país. De la misma manera, esta renuncia marcó en nuestra historia política un nuevo despertar del pueblo hacia los líderes políticos que quiere el país. El pueblo demostró que ya no le tiene miedo a exigir el respeto que se merecen y demostraron que son ellos, el pueblo, el dueño de ese poder que nos otorgan a la hora de gobernar para que lo hagamos de una manera justa y equitativa. Quién no tenga claro que la justicia social y el desarrollo económico del país van por encima del partidismo político, le ocurrirá lo mismo que le ocurrió a Ricardo Rosselló. Hay que estar conscientes de que, con esta renuncia, comenzó una nueva era en nuestra política local. El país está cansado de los viejos estilos de hacer política y de los políticos de turno. Mi impresión es que el país quiere gobernantes que no los engañen con frases bonitas de campaña. Quieren una nueva forma de gobernar, abierta y transparente, sin agendas amarradas o intereses personales. La sana administración pública y el repunte del desarrollo económico tienen que ser las bases para recuperar la confianza de la gente en su gobierno. Cualquier otra cosa sería desatender el reclamo que nos hizo el país”.
8. Carmen Yulín Cruz Soto, alcaldesa de San Juan y precandidata a la gobernación por el Partido Popular Democrático
“El nombre del gobernador ha cambiado, pero el gobierno es el mismo. Son los mismos, con las mismas malas mañas, la misma incapacidad y con la misma falta de sensibilidad ante el dolor de la gente. Pero el país ha cambiado: ya no aguanta más abusos ni más corrupción. El pueblo ha aprendido que tiene el poder y que cuando los gobernantes no sirven basta con resistir para recordarles que EL PODER ESTÁ EN LA CALLE”.
9. Denis Márquez, representante del Partido Independentista Puertorriqueño
“La renuncia forzada de Ricardo Rosselló fue el resultado de la indignación colectiva de amplios y diversos sectores del país, incluida la Legislatura, desde dónde descargué mi responsabilidad. Fue también parte de ese proceso continuo de la madurez política del país y sirve de precedente y dirección para que el rechazo colectivo a la corrupción se manifieste en el proceso electoral”.
10. Eduardo Bhatia, senador y precandidato a la gobernación por el Partido Popular Democrático
“El día que se publicó un chat donde Ricardo Rosselló conversaba con altos líderes del PNP y se burlaban de los muertos después del huracán María, el pueblo pudo ver el verdadero Ricky. Le dije esa mañana a mi esposa, Isabel, que los días políticos de Ricky estaban contados. Su insensibilidad era de una magnitud histórica; su mera estancia como gobernador era una amenaza a su partido, a sus legisladores y sus alcaldes. Optaron por sacarlo bajo una presión pública enorme. Que quede la lección política que Luis Muñoz Marín tanto repetía: quienes profesan amar la patria y desprecian al pueblo, tienen un gran enredo de espíritu. Quien pretenda gobernar sin corazón ni consciencia está destinado a fracasar. Por otro lado, para Puerto Rico, lo que pasó con Ricky es la versión del siglo 21 del día que los indios taínos ahogaron a Diego Salcedo en el río en 1511. Cuando nos damos cuenta que los que ostentan el poder no son inmortales, ocurre un momento mágico y liberador en la vida de un pueblo: no hay que aguantar atropellos, insultos, injurias ni estar de rodillas ante un gobernante opresor. El pueblo de Puerto Rico tiene herramientas para reparar sus agravios. Y por fin las usó”.
11. José Vargas Vidot, senador independiente
“La salida del gobernador Rosselló ha marcado un punto de partida histórico en el escenario político puertorriqueño. Desde la historia real donde Diego Salcedo pierde la vida en un ataque perpetrado por taínos reclamando justicia (”hay consenso entre los historiadores al aceptar que todo comenzó con el ahogamiento de Diego de Salcedo en el río Guaorabo, hoy río Grande de Añasco”, Sued Badillo y Martínez Cruzado), nunca se había evidenciado un movimiento absolutamente tan enraizado en la gente independiente de su ideología o afinidad ideológica. El gobernador fue destituido por dos elementos, su incapacidad de organizar gobierno y la capacidad reflexiva de un pueblo que, comenzando por sus juventudes y trascendiendo a todos los sectores, orgánicamente hundieron en el río de la vergüenza a quien identificaron como el alma del desastre. La renuncia por reclamo directo del gobernador Rosselló es un mecanismo novel de la democracia participativa y una advertencia a cualquier persona que de igual forma asuma una actitud desafiante y dañina al pueblo. La victoria del pueblo nos puso en la lista de los pueblos que se comienzan a emancipar del miedo.
Sin embargo, este acto pone en perspectiva el hecho de que, para el pueblo, la capacidad de gobernar, la transparencia, la comunicación honesta y el desempeño sensible es y será un asunto apremiante. La indignación del susodicho chat revela desconexión de la clase política actual con las realidades de los ciudadanos. De igual forma, revela el sentido de impunidad de algunos sectores que, no importa qué, siempre salen bien. Por otro lado, aun cuando los ciudadanos se volcaron a exigir la renuncia de Roselló y la consiguieron, me parece que el sentido de querer pasar la página de algunas personas no permitió que se reflexionara críticamente la razón de por qué estábamos en esa situación y qué acciones deberían de acogerse para prevenir este tipo de situaciones. No olvidemos que, además de las bochornosas y repudiables expresiones y burlas que se vertieron en ese chat, se destaparon influencias indebidas hacia figuras de la política y de la prensa; persecuciones contra familiares de opositores políticos y conversaciones relacionadas a contratos y subastas con personas ajenas al gobierno que pudieron culminar en actos de corrupción. De igual forma, los sucesos posteriores a la renuncia de Roselló que involucran la cadena de sucesión obligan a una conversación emergente e inaplazable. Los vestigios de estos eventos llegan hasta el día de hoy, donde muchas personas miran a la figura de la gobernadora como una carente de legitimidad por ser una persona no electa. Difícil lastre para formar gobierno. Hay personas que pensamos que esta coyuntura debe servir para llevar a cabo una reflexión obligada sobre el tipo de líderes y el tipo de gobierno que queremos. Esto, sin duda, incluye una reconceptualización de nuestras leyes anticorrupción, de la politización de nuestras instituciones, del problema de la falta de representatividad real de nuestro sistema político-electoral y, sí, una conversación seria sobre una nueva Constitución. Dejar el tema de Roselló en la mera renuncia y evitar la reflexión crítica que esto implica, incluyendo el desempeño de gobernadores anteriores a él, es quedarnos en la antesala de una obligada transformación”.
12. Juan Dalmau, senador y candidato a la gobernación por el Partido Independentista Puertorriqueño
“La expulsión de Ricardo Rosselló por parte del pueblo, es un hito que muestra la fuerza que tenemos los puertorriqueños cuando sumamos voluntades para darnos a respetar. Mi esperanza es que esa misma disposición de lucha y respeto propio se traduzca de la calle a las urnas. Particularmente, las nuevas generaciones tuvieron la capacidad de inspirar a otras generaciones a movilizarse. En el contexto actual, serán punta de lanza para romper con la mala costumbre de votar por costumbre”.
13. Julia M. Nazario Fuentes, alcaldesa de Loíza
“Desde mi punto de vista, lo más asombroso de la salida de Ricardo Rosselló de La Fortaleza no es que la fuerza de la ciudadanía logró lo impensable (desalojar a un gobernador electo) es que a estas alturas aún tenemos políticos que no aprendieron la lección. Aún estamos viviendo situaciones que pudieran desembocar en lo mismo que vivimos en el Verano de 2019. Nadie olvida la respuesta inepta y abusiva a los destrozos del huracán María de 2017, los arrestos de altos funcionarios del gobierno por corrupción, pero la rabia por el chat en el que Ricardo Rosselló y sus allegados mezclaron la planificación de política públicas con ácidas bromas sobre los cadáveres del huracán María, conspiraciones contra la oposición, ofensas a mujeres, políticos, homosexuales, periodistas. La ineptitud se asoció a la arrogancia del poder y el pueblo desató su furia por tantas afrentas”.
14. Luis Javier Hernández, alcalde de Villalba por el Partido Popular Democrático y vicepresidente de la Asociación de Alcaldes
“La historia de los pueblos no se mide en años; se mide en gestas. Se mide en momentos que quedan marcados como referencia en la memoria colectiva. El Verano del 19 es uno de esos momentos marcados como gesta en la historia de Puerto Rico. Más allá de cualquier crisol a través del cual pueda observarse, hace un año el alma de Puerto Rico vibró en una misma sintonía. Al hacer la vista atrás, tomamos conciencia de que aquellos eventos que marcaron el verano pasado fueron inéditos en nuestra historia. Con toda seguridad, el conjunto de generaciones que conviven hoy en Puerto Rico no puede recordar otro evento que siquiera se parezca al vivido entonces. Fueron días grabados a fuego en nuestro ser colectivo. Pero no solo por lo inédito de la situación. Es cierto que nunca había sido exigida con tanto ahínco la renuncia de un gobernante. También es cierto que como consecuencia de la contundencia de esa petición se dio por vez primera la renuncia de un gobernador electo. Sin embargo, analizar lo vivido como una cadena de acción y reacción, de causa y efecto, no es suficiente. Ni los eventos que provocaron la renuncia del gobernador Rosselló ni las consecuencias de ésta pueden ser analizados desde la perspectiva de la causalidad. Eso sería muy simple. Sería, incluso, ofensivo y desmerecedor de la verdadera importancia de la gesta. Lo que vivimos en el Verano del 19 abrió la puerta del autodescubrimiento de lo que somos capaces de hacer como pueblo. Tomamos conciencia de que, a pesar del tribalismo y la diversidad de pensamiento, de la aparentemente eterna división a la que algunos nos quisieran condenar, podemos reunir en una sola voz todos los sentimientos que somos capaces de arrinconar en el alma. Nadie se llame a engaño. Fueron muchos los sentimientos desbordados cada vez que alguien gritó la palabra “renuncia”. Tantos sentimientos como personas repitiéndola. En cada “renuncia” repetido por un puertorriqueño había frustración; en cada “renuncia” consignado, rabia y vergüenza. En cada “renuncia” había coraje y decepción; tristeza e indignación; desilusión y desencanto. Pero había más. También había esperanza y anhelo; había ilusión por el futuro y ganas de construirlo; había ganas de caminar, de erigir y de crear. Había apuesta por el porvenir. Fuimos capaces de romper cualquier esquema y dimos cátedra a nivel mundial, al punto de servir de inspiración a otros pueblos que se miraron en nuestro resplandor y actuaron. Precisamente, es esa una de las más grandes y elocuentes consecuencias de aquel verano: no solo haber actuado, sino haber inspirado a actuar. Consecuencia que debe traducirse diariamente en el envolvimiento de los ciudadanos en la gobernanza del país. Cuando un pueblo se sabe empoderado, cuando tiene claras sus posibilidades, la democracia pasa de ser sistema político a acción política. Fue eso lo que sucedió hace un año. Quién ocupaba entonces la gobernación resulta inconsecuente. Estoy convencido de que aquellos acontecimientos no se trataron de un movimiento contra la persona del entonces gobernador. Más bien, se trataron de una conjunción de fuerzas capaces de recordarnos que ante todo somos país, somos pueblo, somo patria. Una patria despierta, viva, creadora. No una patria despertada por el grito ensordecedor de las consignas de entonces, sino aquella cuya fuerza nace en sí misma y se impulsa a alcanzar lo que nunca había soñado. Una patria, no que dice vivir en democracia, sino que construye la democracia con su acción. Cada uno de los cientos de miles de puertorriqueños y puertorriqueñas que expresaron su sentir en aquellos eventos le dio sentido al sistema democrático en el que vivimos. Eso es algo de lo que debemos sentirnos profundamente orgullosos y satisfechos. No podemos caer en el error de pensar que la democracia se ejerce solamente cada cuatro años cuando nos llaman a las urnas. La democracia se ejerce a diario, en la participación ciudadana, en el reclamo de nuestros derechos y en la acción colectiva. La democracia se ejerce cuando los pueblos levantan su voz para reclamar agravios y demandar justicia. En el Verano del 19 los puertorriqueños demostramos que la palabra democracia no es letra muerta en un sistema de gobierno, sino que es una fuerza viva que anida en nuestro ser. Es motor que impulsa y fuerza capaz de transformar. Como decía Luis Muñoz Marín, es la fuerza que permite transformar la realidad de un tiempo en la esperanza de otro tiempo. Precisamente, eso fue lo que ocurrió hace un año ya. Hicimos de la realidad de un tiempo la esperanza de otro tiempo. La transformamos para convertirla en aviso de lo que es capaz un pueblo que se respeta a sí mismo y levanta su voz. Los que tenemos el privilegio de servir al pueblo estamos en la obligación de mirarnos cada día en el espejo del Verano del 19. Vernos reflejados en él para no olvidar jamás a quién le respondemos. Para asumir a diario la responsabilidad depositada sobre nuestros hombros y ejercerla, no a nuestro nombre y según nuestra moral individual, sino a nombre del pueblo y según los valores y la moral que ese pueblo nos impone. Al así hacerlo, fortalecemos el sistema democrático y le damos sentido a nuestro paso por el servicio público. Ese pueblo no es un ser etéreo, ni impalpable, ni incorpóreo. El que así lo crea no aprendió nada de aquella lección y se condena a sí mismo a verse repetido en los acontecimientos de otro. Ese pueblo tiene voz; de hecho, más de una. Es un solo pueblo, con millones de voces. Lo que sucede es que, hace poco más de un año, vivíamos convencidos de que eran voces individuales, incapaces del unísono. Pero esa es otra de las consecuencias, otra de las grandes lecciones que debimos haber aprendido. Las voces del Verano del 19, las voces del pueblo durante aquellos días del año pasado, no se apagaron. Aún se escucha su eco, como advertencia. Nos recuerdan que el servicio público no es un privilegio personal sino una responsabilidad que se asume. Que cuando un gobernante olvida la diferencia y se aleja de los sentimientos del pueblo, se expone a ser derrocado. Lección que deben aplicarse, no solo los que ostentan el poder sino, también, aquellos que aspiran a conseguirlo. Sobre todo, si se aspira al poder por el poder mismo. Ya no somos un pueblo dormido. Somos un país despierto y alerta. Por eso guardo la esperanza de que hayamos comprendido en toda su magnitud, el verdadero significado del Verano del 19. Una gesta grabada en nuestra historia con la fuerza del fuego. Un fuego nacido del encuentro de los sentimientos de un pueblo que se sintió burlado en sus esperanzas de entonces. ¿Y hoy? ¿Qué sentimientos anida nuestro pueblo hoy? ¿Sabemos reconocerlos? Que los más recientes acontecimientos públicos, la forma en que algunos aún pretenden jugar con la desgracia y la necesidad, con la pobreza y la desesperanza, no vayan a ser la borrasca que avive aquellos fuegos y el nervio que despierte aquellas voces. Estamos sobre aviso”.
15. Manuel Natal, legislador y candidato a la alcaldía de San Juan por el Movimiento Victoria Ciudadana
“La renuncia de Rosselló fue un primer paso hacia retomar el control de nuestro País y, por lo tanto, de nuestro gobierno. La corrupción y la incompetencia que han caracterizado a la vieja política no se resuelven con sacar a un gobernante. Para muestra, con una Wanda basta. Ahora nos toca dar el próximo paso y lograr el cambio con nuestro voto el 3 de noviembre”.
16. María de Lourdes Santiago, exlegisladora del Partido Independentista Puertorriqueño
“El verano del 2019 demostró que vale la pena lanzarse a la calle, pero que es un esfuerzo incompleto si no se expulsa del poder, desde la raíz, a los que nos han traído hasta aquí. Hay que derrotarlos en la calle y en las urnas”.
17. Pedro Julio “Pellé” Santiago, senador del Partido Nuevo Progresista
“Siempre hay espacio para mejorar y aprender de cada lección”.
18. Pedro Pierluisi, excomisionado residente en Washington y precandidato a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista
“Hace un año nuestro pueblo practicó una renovada participación ciudadana que se tradujo en un llamado y exigencia a transformarnos. Ese llamado requiere un gobierno de resultados, de ejecución y de excelencia en todas las áreas. Por eso, mi visión y mi compromiso siempre ha estado enfocado en las acciones concretas que Puerto Rico necesita y a dar un gobierno que verdaderamente responda a las necesidades y aspiraciones de nuestra gente”.
19. Rafael Bernabe, candidato al Senado por el Movimiento Victoria Ciudadana
“El verano del 2019 marcó algo nuevo. Por primera vez en nuestra historia, el pueblo, desde abajo y a través de la movilización persistente, derribó a un gobernante que consideraba inaceptable. Se demostró que la historia se hace a través de las instituciones y, a veces, hay que hacerla actuando más allá de las instituciones. Nunca en nuestra historia hubo tanta gente reunida en un mismo sitio y con un mismo propósito como el día del paro general del 22 de julio de 2019. Así se removió a Rosselló de la gobernación y se detuvo el intento posterior de (Pedro) Pierluisi de usurpar la gobernación. Se ha querido reducir esta lucha a algunas celebridades o presentarla como una explosión repentina y espontánea. En realidad, fue preparada por decenas de luchas y protestas a lo largo de muchos años. Para las y los que creemos en la necesidad del cambio social profundo, los hechos del Verano del 2019 siempre serán una fuente de inspiración. Su historia merece escribirse, como una experiencia tremendamente rica y compleja”.
20. Rossana López León, senadora y candidata a la alcaldía de San Juan por el Partido Popular Democrático
“A un año de la salida de Ricardo Rosselló de la gobernación y de la vida política de Puerto Rico, aún vemos las secuelas. Ha sido una vergüenza para el País y para su historia el haber pasado por el gobierno más insensible y corrupto. Aún hoy padecemos su mala administración en la salud, pensiones, desempleo, educación y pobreza. De esta gesta de pueblo que fue ejemplo para el mundo entero, aprendimos varias cosas fundamentales. Se evidencia la importancia de ser más selectivos con los candidatos que seleccionamos para dirigir el país y que todos los sectores estén más atentos a lo que pasa día a día en el gobierno. Hoy más que nunca se evidencia que la democracia tiene que ser un ejercicio para todos los días, donde la transparencia y honestidad sean la norma y no la excepción”.