La temporada de influenza llegó puntual a Estados Unidos después de tomarse un año de descanso, trayendo consigo un aumento en el número de hospitalizaciones y la muerte de dos niños.

El año pasado, la temporada de influenza fue la más baja de la que se tiene registro, seguramente debido a que las medidas de prevención por el COVID-19 —cierre de escuelas, distanciamiento, uso de mascarillas y cancelación de viajes— impidieron la propagación de la influenza, o quizá porque el coronavirus de alguna manera marginó a otros virus.

“Esto se está convirtiendo en una temporada de influenza normal”, dijo Lynnette Brammer, que hace un seguimiento de las enfermedades gripales para los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).

Las muertes infantiles, dijo Brammer, son “por desgracia, lo que cabría esperar cuando la actividad de la influenza aumenta. Es un triste recordatorio de lo grave que puede llegar a ser esta enfermedad”.

Durante la temporada de influenza del año pasado, que fue inusualmente leve, murió un niño. En cambio, hace dos años murieron 199 niños a causa de la gripe, y 144 el año anterior a ese.

En los datos más recientes, la actividad gripal más intensa se registró en la capital del país, Washington, D.C., y el número de estados con una elevada presencia de gripe aumentó de tres a siete. Según las cifras de los CDC publicadas el lunes, los estados con una elevada tasa de influenza son Nuevo México, Kansas, Indiana, Nueva Jersey, Tennessee, Georgia y Dakota del Norte.

El tipo de virus que circula este año tiende a causar un mayor número de cuadros graves, sobre todo en los ancianos y los más jóvenes, dijo Brammer.

La pausa de la influenza del año pasado hizo más difícil la planificación de la vacuna contra la enfermedad este año. Hasta ahora, todo indica que lo que está circulando se encuentra en un subgrupo un poco diferente al que la vacuna tiene como objetivo, pero es “realmente demasiado pronto para saber” si eso disminuirá la eficacia de la vacuna, agregó la epidemióloga.

“Tendremos que ver cuál es el impacto de estos pequeños cambios”, dijo Brammer. “La vacuna contra la gripe es la mejor manera de protegerse contra ella”.

Los primeros indicios apuntan a que menos personas se están vacunando contra la influenza en comparación con el año pasado. Ahora que los hospitales ya están saturados por los casos de COVID-19, es más importante vacunarse contra la gripe y tomar otras precauciones, señaló Brammer.

“Cúbrete al toser. Lávate las manos. Quédate en casa si estás enfermo”, añadió la especialista. “Si contraes gripe, existen antivirales de los que puedes hablar con tu médico y que pueden prevenir la enfermedad grave y protegerte de que no requieras ir a un hospital”.