Un miembro del grupo ultraderechista estadounidense de Oath Keepers (los Guardianes del Juramento) ha sido la primera persona en declararse culpable por conspirar para la sedición por el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2020.

Joshua James, de 34 años y líder del grupo en el estado de Alabama, admitió este miércoles su culpabilidad ante una corte federal en Washington por sedición, un delito que según el código penal estadounidense conlleva condenas de hasta 20 años de prisión.

En el juicio reconoció que, junto a otros miembros de los Oath Keepers, planeó el asalto al Capitolio con el objetivo específico de detener la certificación de los votos del Colegio Electoral en las elecciones de 2020, en las que se impuso el actual presidente, el demócrata Joe Biden.

James, exmilitar veterano de la guerra de Irak, acordó, asimismo, colaborar con el Departamento de Justicia.

También están imputados por sedición otros diez miembros del grupo, entre ellos su líder nacional y fundador, Stewart Rhodes.

Los Oath Keepers son una organización “poco estructurada” en palabras del Departamento de Justicia, vinculada a las milicias ciudadanas y que, aunque acepta a cualquiera como miembro, centra sus tareas de reclutamiento en exmilitares, policías y personal de primeros auxilios.

Hay más de 700 personas imputadas por diferentes delitos por el asalto a la sede del Congreso de EE.UU., según los datos aportados en enero por el Departamento de Justicia.

La mayor condena emitida hasta ahora por el asalto al Capitolio, donde fallecieron cinco personas y 140 agentes resultaron heridos, recayó sobre un hombre que atacó a agentes de policía con un extintor y que fue sentenciado a cinco años y tres meses de prisión.

El 6 de enero de 2021 una turba de seguidores del entonces presidente Donald Trump (2017-2021) irrumpió en el Capitolio cuando se celebraba una sesión conjunta de las cámaras para ratificar la victoria de Joe Biden en los comicios de noviembre anterior.

Poco antes, Trump pronunció un discurso incendiario desde la Casa Blanca, donde animó a sus seguidores a marchar hacia el Capitolio en medio de sus acusaciones infundadas de que los demócratas cometieron un fraude electoral en esa votación.