Trump nomina a Amy Coney Barrett para el Tribunal Supremo de Estados Unidos
Si es avalada en el Senado, reemplazará a la difunta jueza Ruth Bader Ginsburg.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, nominó esta tarde a la jueza Amy Coney Barrett para el Tribunal Supremo, una decisión que corona una drástica reorganización del poder judicial que resonará durante una generación y que el mandatario espera ofrezca un necesario impulso a su campaña de reelección.
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President Donald Trump announces his nominee for the Supreme Court seat previously held by Justice Ruth Bader Ginsburg. https://t.co/MHxRc4lUE3
— HuffPost (@HuffPost) September 26, 2020
Barret, exsecretaria del fallecido magistrado Antonin Scalia, dijo sentirse “de verdad honrada” por la nominación y rápidamente se alineó al enfoque jurídico conservador de Scalia al afirmar que su “filosofía judicial es la mía también”.
Barret, de 48 años, estuvo acompañada en la Rosaleda de la Casa Blanca por su esposo y siete hijos. Si el Senado la ratifica en el cargo, ocupará la vacante de la icónica ministra liberal Ruth Bader Ginsberg. Podría ser el giro ideológico más brusco desde que Clarence Thomas sustituyó al juez Thurgood Marshall hace casi tres décadas.
La jueza podría convertirse en la sexta ministra en la corte de nueve miembros postulada por un mandatario republicano, y la tercera en el primer periodo de Trump en la presidencia.
Trump elogió a Barrett como “una mujer de notable intelecto y carácter”, y agregó que había estudiado su historial detenidamente antes de hacer la elección.
Los senadores republicanos de antemano están agrupados para una pronta confirmación de Barrett previa a las elecciones el 3 de noviembre, al tiempo que buscan asegurar la ventaja conservadora en la judicatura federal ante una potencial transición de poder. Mientras tanto, Trump espera que la postulación sirva para mover a sus partidarios mientras intenta defenderse ante el demócrata Joe Biden.
Para Trump, cuya victoria en 2016 dependió en gran medida del renuente apoyo de los evangélicos de raza blanca con la promesa de ocupar la vacante de Scalia con un conservador, la postulación más reciente cierra de alguna manera el círculo de su primer periodo. Incluso antes del fallecimiento de Ginsburg, Trump estaba interesado en tener confirmados a más de 200 jueces federales, cumpliendo un objetivo generacional de activistas jurídicos conservadores.
Trump dijo en broma que el próximo proceso de ratificación “deberá ser sencillo” y “extremadamente sin polémica”, aunque es probable que resulte todo lo contrario. Ningún aspirante ha sido considerado antes tan cerca de unos comicios presidenciales, en los que la votación adelantada ya está en marcha. Trump alentó a los legisladores a que consideren la postulación de Barret con rapidez y pidió a los demócratas que se “abstengan de hacer ataques personales y partidistas”.
En 2016, los republicanos bloquearon la postulación que hizo el presidente Barack Obama de Merrick Garland a la Corte Suprema para ocupar una vacante durante un año electoral y afirmaron que los electores debían tener autoridad en un nombramiento vitalicio. Los republicanos en el Senado afirman que avanzarán esta vez y arguyeron que las circunstancias son distintas ahora que la Casa Blanca y el Senado están controlados por el mismo partido.
¿Quién es Amy Coney Barrett?
Barrett, de 48 años, era ampliamente considerada como favorita. Ya estuvo entre los finalistas para la segunda nominación de Trump al alto tribunal, que finalmente obtuvo el juez Brett Kavanaugh. Barrett, católica devota y con siete hijos, es una favorita de los conservadores religiosos y se considera que rechaza de plano el aborto.
Barrett fue nominada por Trump a la Corte de Apelaciones del 7mo Circuito federal y confirmada por el Senado en octubre de 2017 por 55 votos a favor y 43 en contra. El 7mo Circuito, con sede en Chicago, cubre los estados de Illinois, Indiana y Wisconsin.
En sus casi tres años en el puesto ha firmado unas 100 opiniones, incluidas varias opiniones discordantes en las que mostró su claro y consistente cariz conservador.
Barrett sirvió como asistente legal del juez de la Corte Suprema Antonin Scalia. Trabajó brevemente como abogada privada en Washington D.C. antes de volver a la Facultad de Derecho de la Universidad de Notre Dame, donde estudió, para convertirse en profesora en 2002.
En 2017, durante su vista de confirmación en el Senado para el puesto en la corte de apelaciones, los demócratas presionaron a Barrett sobre si sus creencias afectarían a sus posibles fallos sobre el aborto y otras cuestiones sociales controvertidas.
Barrett respondió que se tomaba su fe católica en serio, pero: “Yo recalcaría que mi afiliación religiosa personal o mi creencia religiosa no me eximen de mis deberes como juez”.
Está casada con Jesse Barrett, un exfiscal federal que ahora es socio en una firma legal de South Bend, Indiana. La pareja tiene siete hijos, incluidos dos adoptados en Haití y uno con necesidades especiales.