Soldados armados de la Guardia Nacional patrullaban las calles de Los Ángeles el domingo al tiempo que la ciudad iniciaba un proceso de recuperación tras una noche de violencia en que los manifestantes se enfrentaron repetidamente con oficiales, incendiaron vehículos de la policía y saquearon negocios.

Un inusual toque de queda para toda la ciudad culminó cuando los primeros rayos del sol revelaban escaparates de tiendas rotos, vallas de seguridad derribadas y grafiti que cubría cuadras enteras. Bomberos sofocaban los pocos incendios restantes en zonas de conflicto mientras que los dueños de negocios recogían los vidrios y entablaban ventanas quebradas a fin de proteger lo poco que quedaba de sus inventarios.

El alcalde Eric Garcetti indicó el sábado que solicitó al gobernador Gavin Newsom que entre 500 y 700 miembros de la Guardia Nacional ayudaran a los cerca de 10,000 agentes del Departamento de Policía de Los Ángeles.

Garcetti agregó que los efectivos de la Guardia Nacional que llegaron la madrugada del domingo fueron asignados “al apoyo de nuestra respuesta local para mantener la paz y la seguridad en las calles de nuestra ciudad”.

Las cuadrillas de bomberos enfrentaron decenas de incendios, mientras que cientos de negocios sufrieron daños. Una de las áreas más golpeadas fue la que se encuentra en los alrededores de The Grove, un popular y lujoso complejo comercial al aire libre ubicado al oeste del centro de la ciudad y al que cientos de manifestantes irrumpieron arrojando rocas y otros objetos contra los policías y vandalizando tiendas. Un agente sufrió una fractura de cráneo durante los enfrentamientos, informó el jefe de la policía de Los Ángeles, Michel Moore.

Líderes comunitarios se pronunciaron en contra de los actos de violencia que se han registrado durante las protestas por la muerte de George Floyd, un afroestadounidense que falleció esposado después de que un policía de raza blanca en Minneapolis presionó su cuello con la rodilla. Su muerte ha desatado protestas en diferentes partes de Estados Unidos y Europa.

En Los Ángeles, prácticamente todas las tiendas a lo largo de Melrose Avenue presentaban sus escaparates quebrados.