En un chat de WhatsApp que rápidamente degeneró en perversión, un grupo de agentes de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) se jactaron de su “gira mundial de libertinaje” de “bebidas y prostitución” a expensas del gobierno, intercambiaron imágenes explícitas de sus últimas conquistas sexuales, y en un punto incluso bromearon sobre una “violación anal forzada”.

A los pocos meses de ese intercambio perturbador, un agente del chat grupal fue acusado precisamente de ese crimen.

La detención en 2018 de George Zoumberos por presuntamente obligar a una mujer de 23 años a tener sexo anal en la habitación de un hotel de Madrid encendió las alarmas en los niveles más altos de la DEA, y todo comenzó con la llamada telefónica de un supervisor en la madrugada a la sede de la agencia en las afueras de Washington. Pero los funcionarios estadounidenses nunca hablaron con la mujer y sólo hicieron esfuerzos someros para investigar.

La DEA se ha negado durante años a discutir su manejo del arresto y, en cambio, dijo a The Associated Press en respuesta a sus preguntas que “la supuesta mala conducta en este caso es atroz e inaceptable y no refleja los altos estándares que se esperan de todo el personal de la DEA”.

Los detalles del caso y lo gráfico del chat grupal se describen en miles de documentos policiales secretos obtenidos por la AP y que ofrecen una mirada nunca antes vista a una cultura de corrupción entre los agentes federales antinarcóticos que se valieron de los fondos de las oscuras operaciones de lavado de dinero de la DEA para realizar festejos desmedidos con alcohol y sexo ilícito por todo el mundo.

Zoumberos, casado y de 38 años en ese momento, sostuvo que la interacción fue consensual, y tras una visita a la cárcel por parte de funcionarios de la embajada de Estados Unidos en Madrid, fue liberado y voló a casa pocas horas después de su arresto. Más tarde, un juez español desestimó el caso y dictaminó únicamente que las acusaciones no estaban “debidamente justificadas”. El agente finalmente regresó a sus funciones después de una carta de reprimenda de la DEA por su “falta de juicio”.

“Le dije muy claramente que no quería tener relaciones sexuales”, dijo recientemente la mujer a la AP, que no suele identificar a quienes dicen ser víctimas de agresión sexual.

La mujer, quien habló por primera vez sobre sus acusaciones, refirió que su angustia le provocó ataques de pánico graves que la obligaron a abandonar la universidad, y hasta el día de hoy, la atormentan los temores de que su agresor regrese.

“Tengo mucho miedo”, anunció con voz temblorosa por teléfono. “Podría intentar encontrarme o vengarse”.

“Un juego muy divertido”

Muchos de los documentos que obtuvo la AP se centran en las investigaciones en curso tras el escandaloso arresto en 2020 de José Irizarry, un agente en el chat grupal considerado el cabecilla del libertinaje y quizás el agente más corrupto en los 50 años de la historia de la DEA.

Pero a pesar de su condena y repetidas afirmaciones de que docenas de personas más estuvieron involucradas en su plan para desviar millones de dólares provenientes de incautaciones de lavado de dinero para financiar viajes de fiesta y sexo, no se han presentado cargos penales contra ningún otro agente, supervisor o fiscal de la DEA presuntamente vinculados a la corrupción. El Departamento de Justicia de Estados Unidos no respondió a las preguntas sobre el motivo. No obstante, más de una docena han sido disciplinados discretamente o expulsados de sus puestos de trabajo.

Irizarry, quien cumple una pena de prisión federal de 12 años por lavar dinero para los mismos cárteles colombianos de la droga a los que juró vigilar, ha dicho a la AP en entrevistas recientes que él no era un agente deshonesto o rebelde y que muchos otros que se unieron a él en el viaje salvaje que se burló de la misión de la DEA deben rendir cuentas desde hace tiempo.

“No puedes ganar una guerra que no se puede ganar”, dijo Irizarry antes de presentarse en prisión. “La guerra contra las drogas es un juego... Era un juego muy divertido el que estábamos jugando”.

Ese juego giraba en torno a las operaciones encubiertas de lavado de dinero de la DEA, incluida una con el nombre en código “White Wash” (Blanquear) que fue dirigida por los agentes del chat. Fue cerrada en 2017 antes de que una veloz auditoría interna descubriera que el que los agentes recorrieran el mundo por bares, clubes de striptease y hoteles de París, Madrid y el Caribe era algo “inaceptable” y plagado de corrupción.

“Los agentes programaban una reunión en la ciudad de su elección, pero en realidad sólo se iban de vacaciones”, se lee en un informe de investigación del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) en los documentos obtenidos por la AP. Otros documentos detallaban cómo los agentes frecuentaban el barrio rojo de Ámsterdam en busca de prostitutas y no registraron “ninguna operación de aplicación de la ley” durante un viaje de una semana a Noruega, un país con una de las tasas de criminalidad más bajas del mundo.

Al final, la auditoría de la DEA encontró que la operación de cinco años tenía el crédito de sólo cinco condenas, mientras que los agentes gastaron 900,000 dólares en viajes y 26,000 dólares en comidas al ir de fiesta por todo el mundo, gracias a un fondo gubernamental de 1.9 millones de dólares de ganancias provenientes de lavado de dinero legal a las que se referían como su “alcancía de libertinaje”.

“Todo fue una m...” dijo Irizarry al FBI, y agregó que la operación “White Wash” se vio comprometida desde el primer día por informes falsificados para justificar la siguiente ronda de fiestas. “Todo era un cuento”.

Una fiesta degenerada e interminable

El chat de WhatsApp, recuperado durante la investigación criminal del FBI sobre la mala conducta de la DEA, incluía a cinco agentes de la DEA identificados por la AP —uno de los cuales permanece en la agencia hasta hoy—, y cientos de intercambios de 2017. Irizarry fue el único agente dispuesto a discutir el chat con la AP.

El chat respaldó muchas de sus acusaciones que retrataban la vida en la DEA como una fiesta degenerada e interminable. Los agentes planearon viajes de la DEA para beber sin límites y escapadas sexuales sin temor a que nadie más leyera sus mensajes cifrados. Y en lugar de denunciar la mala conducta de Irizarry, los agentes lo presionaban para que compartiera imágenes pornográficas de sus hazañas.

“José, estás rompiendo traseros”, escribió un agente sobre Irizarry en febrero de 2017, un mes después de iniciar el nuevo gobierno presidencial de Estados Unidos. “No hay nada de malo en eso con Trump. … Estás bien”.

Antes de una excursión, un agente escribió a sus colegas que “esperaba que hubieran organizado una f---a de benvenida para mí mañana cuando aterrice”.

“Vida dura esta guerra contra las drogas”, bromeó un agente en un mensaje. Otro añadió: “Piensa en lo diferente que es nuestra experiencia en el trabajo a la de la mayoría”.

La extracción del chat eliminado por parte de las autoridades federales no determina al autor de cada mensaje, pero la AP identificó a quienes los enviaron a través del contexto, registros policiales federales y entrevistas. La AP sólo identifica a dos de los agentes que han sido acusados de delitos: Irizarry y Zoumberos.

Irizarry dijo a las autoridades federales en 2020 que tenía conocimiento directo de 15 agentes de la DEA que pagaron por prostitutas. Atribuyó los intercambios más condenatorios en el chat grupal a Zoumberos, el agente encarcelado brevemente bajo sospecha de agresión sexual en España.

“Irizarry declaró que Zoumberos habló