Nueva York. La ciudad de Nueva York exigirá constancias de vacunación contra el COVID-19 para todo el que desee comer en restaurante, entrar en un teatro o ir al gimnasio, siendo la primera ciudad importante del país en imponer tal restricción.

La medida, que se aplicará gradualmente entre agosto y septiembre, es la más agresiva tomada hasta la fecha por la ciudad en su intento por frenar la propagación de la contagiosa variante delta.

“La única manera de poder entrar en estos establecimientos será si uno está vacunado”, declaró el alcalde Bill de Blasio al anunciar la medida.

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“El objetivo es convencer a todo el mundo que ha llegado el momento. Si vamos a detener a la variante delta, este es el momento, y eso quiere decir que hay que ir a vacunarse ahora mismo”, añadió.

Los que deseen entrar en esos establecimientos tendrán que presentar constancia de que han recibido por lo menos una dosis de la vacuna, pero los detalles finales de la medida aún no han sido resueltos.

La nueva política entrará en vigencia el 16 de agosto, pero las inspecciones y la vigilancia sobre la aplicación comenzarán hasta el 13 de septiembre, la misma fecha en que reabrirán las escuelas públicas.

De Blasio ha estado haciendo llamados para que la gente se vacune, aunque se ha negado a hacer obligatoria la medida como lo han hecho algunas localidades en California.

El lunes, el alcalde declaró que está emitiendo “una enfática recomendación” de que todos se pongan la mascarilla en espacios cerrados, pero que “el principal objetivo estratégico” de su administración es lograr que más gente se ponga la vacuna.

La semana pasada, De Blasio anunció que todos los empleados municipales, a partir de mediados de septiembre, tendrán que vacunarse o de lo contrario someterse a la prueba de coronavirus una vez por semana, y además ha ofrecido 100 dólares como incentivo a todo habitante de la ciudad que se inocule.

Un 66% de todos los adultos de la ciudad de Nueva York están totalmente vacunados, según datos oficiales.

Hasta el lunes, el 70% de la población adulta de Estados Unidos ya estaba vacunada, una meta ansiada por la presidencia de Joe Biden, aunque ocurrió un mes más tarde de lo planeado.