Durante un servicio en la Catedral Nacional de Washington luego de la toma de posesión de Donald Trump, La obispa Mariann Edgar Budde cerró su sermón pidiendo misericordia hacia las comunidades LGBTQI y migrantes, lo que generó una polémica con el presidente de Estados Unidos.

Budde, tiene 65 años y es la primera líder espiritual femenina de la Diócesis Episcopal de Washington.

Según el sitio web de la diócesis que dirige desde 2011, la obispa es una defensora de causas como “la igualdad racial, la prevención de la violencia con armas de fuego, la reforma migratoria y la plena inclusión de las personas LGBTQ+”.

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Además, la iglesia episcopal de Estados Unidos permite que personas “de todos los géneros y orientaciones sexuales” sirvan como obispos, sacerdotes y diáconos.

Budde, nacida en New Jersey y criada entre Colorado y New York, estudió Historia en la Universidad de Rochester antes de servir como rectora de la Iglesia Episcopal de St. John en Minneapolis durante casi 20 años. Es madre y abuela.

El pasado martes, con el presidente en los primeros asientos de la iglesia junto a su familia, finalizó su sermón instándole “a que tenga piedad de la gente de nuestro país que ahora tiene miedo”.

Citó a las personas LGBTQ y a los migrantes, aparentemente en respuesta a los esfuerzos del presidente por reprimir la migración ilegal y desmantelar las protecciones federales para las personas transgénero.

La reverenda afirmó posteriormente en una entrevista con The New York Times que no buscaba confrontar directamente al presidente, sino invitarle a reflexionar sobre la responsabilidad de un líder hacia las personas que viven con temor.

“Quería recordarnos a todos que se trata de nuestros vecinos”, dijo.

Este gesto no ha sido el primero en captar la atención.

En 2020, Budde criticó duramente a Trump por utilizar una biblia como símbolo político frente a la Iglesia de St. John, luego de que agentes dispersaron con gases lacrimógenos en la Plaza Lafayette a manifestantes por la justicia racial, específicamente las protestas por el asesinato de George Floyd. En su artículo publicado en The New York Times se declaró “indignada” y “horrorizada”.