Un asesor clave le advirtió al presidente estadounidense John F. Kennedy tras la desastrosa invasión de Bahía de Cochinos en Cuba en 1961 que la agencia detrás de ella, la CIA, se había vuelto demasiado poderosa. Propuso darle al Departamento de Estado el control de “todas las actividades clandestinas” y desmantelar la CIA.

La página del memorando del asistente especial Arthur Schlesinger Jr. que describe la propuesta estaba entre el material recién publicado en documentos relacionados con el asesinato de Kennedy, divulgados esta semana por los Archivos Nacionales y Administración de Documentos. También estaba la declaración de Schlesinger de que el 47% de los funcionarios políticos en las embajadas de Estados Unidos estaban controlados por la CIA.

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Algunos lectores del material previamente retenido en el memorando de 15 páginas de Schlesinger lo consideran evidencia de la desconfianza entre Kennedy y la CIA, y una razón por la cual la CIA al menos no haría de la seguridad de Kennedy una prioridad elevada antes de su asesinato en Dallas el 22 de noviembre de 1963. Eso le dio nueva atención el jueves a una teoría de décadas sobre quién mató a JFK: que la CIA desempeñó un papel en ello.

Algunos estudiosos de Kennedy, historiadores y escritores dijeron que aún no han visto nada en las 63,000 páginas de material liberado bajo una orden del presidente Donald Trump que socave la conclusión de que Lee Harvey Oswald, un infante de Marina de 24 años y en una ocasión desertor a la Unión Soviética, fue el atacante solitario. Pero también dicen que entienden por qué los escépticos se inclinan hacia la teoría.

“Se tiene a este presidente joven y carismático con tanto potencial para el futuro, y en el otro extremo de la balanza se tiene a este joven sin hogar de 24 años, Oswald, y la balanza no está en equilibrio. Uno quiere poner algo más pesado en el lado de Oswald”, señaló Gerald Posner, cuyo libro, “Case Closed” (“Caso cerrado”), detalla la evidencia de que Oswald fue un atacante solitario.

Arthur Schlesinger Jr., historiador de la Universidad de Harvard y exasesor personal del presidente John F. Kennedy, hace breves declaraciones mientras su libro "A Thousand Days: John F. Kennedy in the White House" era presentado al público italiano el 24 de enero de 1966, en Roma. A la izquierda se encuentra el periodista y escritor italiano Luigi Barzini Jr., que introdujo a Schlesinger ante la audiencia.
Arthur Schlesinger Jr., historiador de la Universidad de Harvard y exasesor personal del presidente John F. Kennedy, hace breves declaraciones mientras su libro "A Thousand Days: John F. Kennedy in the White House" era presentado al público italiano el 24 de enero de 1966, en Roma. A la izquierda se encuentra el periodista y escritor italiano Luigi Barzini Jr., que introdujo a Schlesinger ante la audiencia. (The Associated Press)

El primer “evento de gran magnitud” en Estados Unidos en generar teorías de conspiración

Los críticos de la conclusión de que Oswald actuó solo habían pronosticado que el material previamente no publicado reforzaría sus posiciones. Uno de ellos, Jefferson Morley, editor del blog JFK Facts, dijo el jueves que el material recientemente divulgado es importante para “el caso JFK”. Morley es vicepresidente de la Fundación Mary Ferrell, un depósito de archivos relacionados con el asesinato.

Morley indicó que, incluso con la publicación de 63,000 páginas esta semana, todavía hay más material no publicado, incluidos 2,400 archivos que el FBI dijo que descubrió después de que Trump emitiera su orden en enero, y material en poder de la familia Kennedy.

Kennedy fue asesinado durante una visita a Dallas, cuando su caravana estaba concluyendo su recorrido por el centro y se escucharon disparos desde el edificio del Depósito de Libros Escolares de Texas. La policía arrestó a Oswald, quien se había posicionado en el sexto piso en una posición de francotirador. Dos días después, Jack Ruby, dueño de un club nocturno, baleó de muerte a Oswald durante una transferencia de cárcel transmitida en vivo por televisión.

“Fue el primer evento de gran magnitud que derivó en una serie de eventos que involucraron teorías de conspiración que han dejado a los estadounidenses creyendo, casi permanentemente, que su gobierno les miente tan a menudo que no deberían prestar mucha atención”, observó Larry Sabato, director del Centro de Política de la Universidad de Virginia y autor de “The Kennedy Half-Century” (“El medio siglo de Kennedy”).

El fiasco de Bahía de Cochinos impulsa a un asistente a mandar un memorando

Morley dijo que el memorando de Schlesinger proporciona la “historia de origen” de la desconfianza mutua entre Kennedy y la CIA.

Kennedy había heredado el plan de Bahía de Cochinos de su predecesor, el presidente Dwight Eisenhower, y llevaba menos de tres meses en el cargo cuando la operación se lanzó en abril de 1961 como una invasión encubierta para derrocar al gobernante cubano Fidel Castro. El memorando de Schlesinger estaba fechado el 30 de junio de 1961, un poco más de dos meses después.

Schlesinger le dijo a Kennedy que todas las operaciones encubiertas debían ser aprobadas por el Departamento de Estado en lugar de permitir que la CIA presentara en gran medida las operaciones propuestas casi como si fueran tareas ya realizadas. También indicó que en algunos lugares, tales como Austria y Chile, mucho más de la mitad de los funcionarios políticos de las embajadas estaban controlados por la CIA.

Ronald Neumann, exembajador de Estados Unidos en Afganistán, Argelia y Bahréin, dijo que la mayoría de los diplomáticos estadounidenses ahora son “no CIA”, y en la mayor parte de los lugares, los embajadores no se someten automáticamente a las órdenes de esa agencia de inteligencia.

“Los jefes de estación de la CIA también tienen una función importante para los embajadores, porque el jefe de estación suele ser el funcionario de inteligencia sénior en un puesto”, indicó Neumann, y agregó que los embajadores consideran que los jefes de estación de la CIA son proveedores de información valiosa.

Pero señaló: “Si te adentras en las áreas donde estuvimos involucrados en operaciones encubiertas apoyando guerras, vas a tener una imagen diferente. Vas a tener una imagen que diferirá de una embajada normal y operaciones normales”.

Una propuesta para desmantelar la CIA que no se concretó

El memorando de Schlesinger concluye con una página que previamente había sido censurada, la cual detalla una propuesta para dar control de las actividades encubiertas al Departamento de Estado y dividir a la CIA en dos agencias que reportaran a subsecretarios de Estado distintos. Morley considera que es una respuesta al enojo de Kennedy por lo ocurrido en Bahía de Cochinos y algo que el mandatario estaba sopesando seriamente.

El plan nunca se concretó.

Sabato señaló que Kennedy simplemente “necesitaba a la CIA” en el conflicto de la Guerra Fría con la Unión Soviética y sus aliados como Cuba, y una enorme reorganización habría obstaculizado las operaciones de inteligencia. También indicó que el presidente y su hermano, el secretario de Justicia federal Robert F. Kennedy, querían derrocar a Castro antes de que JFK se postulara para la reelección en 1964.

“Recordemos que un buen porcentaje de las operaciones encubiertas estaban dirigidas a Fidel Castro en Cuba”, observó Sabato.

Timothy Naftali, profesor adjunto en la Universidad de Columbia que está escribiendo un libro sobre la presidencia de JFK, descarta la idea de que las tensiones entre el presidente y la CIA duraran hasta la muerte de Kennedy. Por un lado, señaló, el mandatario usaba operaciones encubiertas “ávidamente”.

“Encuentro que cuanto más detalles obtenemos sobre ese período, más parece probable que los hermanos Kennedy controlaban a la comunidad de inteligencia”, indicó Naftali. “Puedes ver la huella de él. Puedes ver que hay un sistema por el cual él está dirigiendo a la comunidad de inteligencia. No siempre es en forma directa, pero la está dirigiendo”.