Seattle. Investigadores estadounidenses dicen que el número de ballenas grises en la costa oeste de América del Norte ha seguido disminuyendo en los últimos dos años, un declive que se asemeja a oscilaciones previas de la población de esa especie en las últimas décadas.

De acuerdo con una evaluación del Servicio Nacional de Pesca Marítima de Estados Unidos —NOAA Fisheries en inglés, perteneciente a la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica— publicada el viernes, el recuento más reciente sitúa a la población de ballenas en 16.650 ejemplares, lo que supone un descenso del 38% con respecto a su pico en 2015-16. Las ballenas también tuvieron el menor número de crías desde que los científicos comenzaron a contar los nacimientos a partir de 1994.

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Un aumento en el número de ballenas que el mar arroja a las playas de la costa oeste hizo que la agencia de pesca declarara un “evento de mortalidad inusual” en 2019. Los investigadores todavía investigan los motivos de la mortandad, pero dicen que el cambio climático y sus efectos sobre el hielo marino y la disponibilidad y ubicación de presas son factores cruciales. Muchas de las ballenas arrastradas a las costas parecían desnutridas, pero no todas.

La población se recuperó de la época de la caza comercial antes de que se produjera un descenso similar de 40% en su número a finales de la década de 1980 y principios de la de 1990. Las ballenas grises fueron retiradas de la lista de especies en peligro de extinción en 1994.

La cantidad de ejemplares se incrementó antes de que un aumento en las ballenas que aparecían en las playas provocara que se declarara otro “evento de mortalidad inusual” en 1999 y 2000, cuando el número de ballenas se redujo en una cuarta parte.

Los científicos dicen que, aunque la fluctuación actual de la población se ajusta a los patrones históricos, de todas formas es preocupante.

“Tenemos que vigilar de cerca a la población para ayudar a entender qué podría estar impulsando la tendencia”, dijo David Weller, director de la División de Mamíferos Marinos y Tortugas del Centro de Ciencias Pesqueras del Suroeste en San Diego.

Los investigadores cuentan las ballenas cuando regresan de sus zonas de alimentación de verano en el Ártico a las lagunas de la península mexicana de Baja California, donde amamantan a sus crías en invierno. Normalmente los recuentos se llevan a cabo durante un período de dos años, pero para supervisar mejor a la población, NOAA Fisheries va a añadir un tercer año al estudio actual, en el que se contarán las ballenas a su paso por la costa central de California desde finales de diciembre hasta mediados de febrero de 2023.

Las crías son contadas a medida que las ballenas se dirigen al norte hacia el Ártico. En el recuento que finalizó en mayo había 217 crías, una disminución con respecto a las 383 registradas el año previo.