La primera noticia sobre la orden, ahora revocada, del gobierno del presidente Donald Trump de congelar el gasto en préstamos y subvenciones federales no provino de una organización grande de noticias, sino de una mujer que trabaja sola en su apartamento en Brooklyn.

La primicia de Marisa Kabas esta semana pasada fue un momento clave para un creciente grupo de periodistas que trabajan de manera independiente para recopilar y analizar noticias y se comercializan a sí mismos como marcas. Muchos son refugiados de medios tradicionales, si bien otros son recién llegados audaces como Kabas, a quien los caminos tradicionales de su profesión le resultaron poco atractivos o fuera de su alcance.

“Esta semana ha cambiado mi carrera”, dijo Kabas en una entrevista. “En cierto sentido, mi trabajo ha cambiado de la noche a la mañana.”

Estaba sentada en la mesa de su cocina el lunes pasado, revisando correos electrónicos en su laptop, cuando una fuente le envió una copia de un memorando que anunciaba la congelación, enviado por el director interino de la Oficina de Administración y Presupuesto. Kabas tiene su propio sitio web, el Handbasket, pero para darle mayor difusión a la historia, publicó una captura de pantalla del memorando en el sitio de redes sociales Bluesky.

Luego esperó.

Tenía un nudo en el estómago. Se calmó con una caminata en una noche frígida. A pesar de su creencia en el periodismo independiente —y en su propio trabajo—, reconoció que para muchos, las noticias sólo se vuelven “reales” cuando aparecen en un medio importante. Tres horas más tarde, The Washington Post publicó su historia, con un reconocimiento a Kabas.

La directiva causó tal conmoción que el gobierno revocó su orden dos días después.

Navegó entre empleos hasta encontrar su vocación

Kabas, de 37 años, probó suerte en varios trabajos de periodismo y relaciones públicas y trabajó como freelance para medios como MSNBC.com, Huffington Post y New Republic. Inició su sitio web en 2022 principalmente para escritura personal y decidió dedicarse completamente al periodismo al año siguiente.

La ventaja de trabajar por su cuenta es que “puedo escribir sobre cosas que me importan”, señaló. “No tengo que trabajar en asignaciones que me dan y que no me interesan.” La desventaja es que está sola, dependiendo de su propio esfuerzo.

Kabas escribió sobre el excongresista George Santos, la redada en un periódico semanal en Kansas e Elon Musk, aunque gran parte de su escritura fueron ensayos en lugar de notas o reportajes.

Como muchos en el mundo del periodismo independiente, no oculta sus opiniones. Escribió que el memorando de la OMB era “un documento verdaderamente desquiciado que parece haber sido escrito por el póster más mezquino de 4Chan”.

“Ella tiene actitud, tiene personalidad”, afirmó Greg Munno, profesor de Periodismo en la Universidad de Syracuse. “Creo que la actitud y la personalidad ayudan a estos periodistas independientes a conectar con los lectores y potencialmente con las fuentes”.

Periodistas independientes dejan su marca en varias áreas temáticas

Una amplia variedad de periodistas independientes han dejado su marca, a menudo trabajando en plataformas de publicación como Substack y Beehiiv.

Court Watch, de Seamus Hughes, reúne documentos legales interesantes de todo el país. Letters From an American, de Heather Cox Richardson, explora la intersección de la historia y la política actual. Democracy for Sale, de Peter Geoghegan, investiga el dinero en la política.

Casey Newton, exeditor en The Verge, explora el mundo tecnológico en Platformer, y esta semana pasada instó a las personas preocupadas por la compañía de inteligencia artificial DeepSeek a realizar “algunas respiraciones largas y profundas”. En The Long Game, Molly Knight escribe inteligentemente sobre deportes e incluso admite sus errores, como al abordar recientemente su predicción de que el equipo de béisbol Rangers de Texas repetiría como campeón de la Liga Americana de Grandes Ligas.

Oliver Darcy dejó CNN para analizar noticias y ofrecer comentarios sobre los medios en su propio sitio, Status. Dos experiodistas del diario Washington Post han creado sus propios negocios: la periodista de opinión Jennifer Rubin en su sitio, The Contrarian, con el lema “No es propiedad de nadie”, y la periodista de tecnología Taylor Lorenz en User Mag, que la semana pasada publicó su propia noticia sobre la nueva empresa de la influencer conservadora Candace Owens.

Hace días, el presentador de CNN Jim Acosta anunció que estaba estableciendo su propio espacio en Substack después de dejar la red en lugar de aceptar un traslado a un horario de mitad de noche.

“El periodismo independiente es ahora el camino a seguir”, publicó Dan Rather, el ex presentador de noticias de CBS y quizás el periodista de la vieja escuela por excelencia, en Facebook el jueves. “Lamentablemente, ya no podemos confiar en los medios tradicionales para llevar a los poderosos a rendir cuentas”.

Ampliando aún más la definición de periodista independiente se puede incluir el mundo en expansión de los podcasts, muchos de los cuales jugaron un papel clave en la elección presidencial, y los influencers de TikTok o YouTube que comentan sobre las noticias.

Cuanto más se reduzcan o desaparezcan los medios de comunicación tradicionales, “algo va a llenar ese vacío”, sostuvo Jeremy Littau, profesor de Periodismo de la Universidad de Lehigh. “Va a haber una necesidad de ello.”

¿Cuánto espacio hay para los periodistas y en quién se puede confiar?

Es emocionante para aquellos que buscan variedad y nuevas voces, especialmente con los medios tradicionales rezagados en estima pública. El peligro radica en averiguar en quién confiar en un mundo donde una sola persona a menudo desempeña el papel de reportero, editor, vendedor y gerente de negocios.

Eso es particularmente importante con las noticias de última hora, afirmó Littau. ¿Quién selecciona o edita cosas que aparecen en línea sin los estándares que impone una organización de noticias tradicional?

Munno se mantiene escéptico sobre cuánto apoyo hay en el mercado.

“No creo que el apetito del consumidor por las noticias sea lo suficientemente alto como para sostener una piscina realmente profunda de periodistas independientes que serían capaces de crear una audiencia y ganarse la vida”, dijo.

Kabas juntó lo que consideraba un salario típico de periodista —traducción: modesto— antes de esta semana pasada. Sus ganancias a través de Handbasket provienen de suscriptores que pagan 8 dólares al mes u 80 dólares anualmente. Tan solo esta semana saltó de 800 suscriptores inscritos a unos 1,500.

Su exclusiva la está haciendo repensar el propósito de su trabajo, que ahora la necesidad apremiante es informar profundamente sobre cómo el país está cambiando como resultado de su nuevo gobierno. Incluso está pensando en contratar a otro reportero para ayudar.

“He pasado de tomarme mi tiempo, sentarme con mis pensamientos y escribir desde una perspectiva personal a ser una reportera de noticias de última hora”, declaró Kabas. “Son habilidades muy diferentes”.