Cuando se le preguntó al expresidente Donald Trump a quiénes veía como futuros líderes del Partido Republicano, mencionó rápidamente varios nombres, incluido al gobernador de Florida, Ron DeSantis, y a los senadores Josh Hawley y Ted Cruz. Pero había una notable ausencia en esa lista: Mike Pence.

El exvicepresidente estadounidense está reingresando a la vida pública mientras contempla la posibilidad de presentarse a la elección presidencial de 2024. Se está sumando a organizaciones conservadoras, escribiendo editoriales, pronunciando discursos y lanzando un grupo que se dedicará a promover los logros del gobierno de Trump.

Pero el hecho de que Trump no haya mencionado a Pence durante una entrevista en un podcast hace unas semanas indica que el exvicepresidente enfrentará un reto único. Para alguien que se ganó la reputación de ser uno de los partidarios más leales de Trump, Pence ahora es visto con recelo por muchos republicanos por respetar su deber constitucional en enero y facilitar una transición pacífica del poder al gobierno de Joe Biden, una decisión que aún tiene furioso a Trump.

Para ganar en una primaria presidencial republicana, Pence tendría que destacar su lealtad a Trump y también defender sus decisiones en los últimos días del gobierno del expresidente, cuando éste realizó afirmaciones falsas sobre fraude electoral que contribuyeron al fatal asalto al Capitolio en enero. Pero si alguien puede conseguir ese incómodo equilibrio, de acuerdo con los republicanos, es Pence.

“Quien pueda dar su respaldo a Ted Cruz y convertirse en nominado vicepresidencial de Donald Trump no puede ser descartado”, dijo la estratega republicana Alice Stewart, que trabajó para la campaña presidencial de Cruz en 2016 cuando Pence le dio su respaldo. “Él tiene una manera de hacer que un camello pase por el ojo de una aguja que le ha dado sus frutos en el pasado.”

Los asistentes de Pence generalmente ignoran las menciones de la próxima elección presidencial. Insisten en que está concentrado en su familia y en las elecciones legislativas de 2022, cuando los republicanos tienen una buena oportunidad de ganar al menos una cámara en el Congreso.

“Pienso que falta mucho para 2024, y si Mike Pence se presenta a la elección presidencial va a atraer a la base republicana de una forma que lo hará un fuerte contendiente”, dijo el representante republicano Jim Banks, copresidente del Comité de Estudios Republicanos y quien ya ha respaldado una candidatura de Pence para 2024. “Si se postula, pienso que va a tener un fuerte respaldo entre los republicanos a nivel nacional”.

Pence rechazó comentar para este despacho. Por su parte, los asesores de Trump señalaron que no se debe analizar demasiado la omisión durante la entrevista de Trump para el podcast.

“Esa no era una lista exclusiva”, dijo Jason Miller, asesor de Trump. Sin embargo, el expresidente siguió menospreciando a Pence en la entrevista, afirmando falsamente que el exvicepresidente tenía la autoridad para revertir de manera unilateral los resultados de las elecciones, aunque no lo hizo.

Trump no ha dicho si se volverá a postular a la presidencia en 2024. Si no lo hace, otros republicanos han dejado claro que no cederán la contienda a Pence. El exsecretario de Estado, Mike Pompeo, por ejemplo, ya empezó a visitar Iowa y Nueva Hampshire, estados que son cruciales.

Desde que dejó el cargo en enero, Pence, que fungió como gobernador de Indiana y fue miembro del Congreso antes de ser anunciado como el compañero de fórmula de Trump, se ha mantenido lejos de los reflectores. Ha reunido una cartera destinada a mantener la influencia, pagar las cuentas y sentar las bases para una posible candidatura presidencial.

Ha forjado una alianza con la Heritage Foundation e incluso se ha hablado de él como posible presidente de la organización conservadora, según dos personas familiarizadas con las conversaciones. Se ha unido a la Young America’s Foundation y a un importante despacho de conferenciantes: ha escrito un artículo de opinión para el Daily Signal en el que perpetúa falsedades sobre las elecciones de 2020, y recientemente ha realizado una gira por una organización cristiana en Carolina del Norte. El mes que viene pronunciará su primer discurso público desde que dejó el cargo en el evento anual de recaudación de fondos del Palmetto Family Council en Carolina del Sur, otro estado con primarias cruciales.

Pence también ha hablado de escribir un libro, según sus ayudantes; ha mantenido conversaciones continuas con sus aliados evangélicos, y planea pasar gran parte de los próximos dos años ayudando a los candidatos republicanos en su intento de recuperar las mayorías en la Cámara de Representantes y el Senado en 2022. También está planeando lanzar una organización de defensa que, según sus ayudantes y aliados, le dará una plataforma para defender el historial de la administración Trump y repeler las políticas del actual presidente mientras intenta fusionar el movimiento conservador tradicional con el “trumpismo”,

Los aliados de Pence lo ven como el heredero natural de Trump, alguien que puede mantener a su base comprometida al tiempo que recupera a los votantes suburbanos que dieron la espalda al partido en masa durante el gobierno de Trump.

En tanto, los escépticos ven otro hombre blanco de edad avanzada y anodino, cargado con el bagaje de Trump, pero sin su carisma. Para esos críticos, Pence es un adulador que se degradó durante cuatro años para evitar la ira de Trump, sólo para asumir la culpa cuando Trump insistió, erróneamente, en que Pence podría anular unilateralmente los resultados de las elecciones de 2020.