Más mujeres demandan a Texas por su ley antiaborto tras haber visto sus vidas peligrar
Las demandantes presentaron este lunes una petición para que se suspenda el veto al aborto en este estado en caso de complicaciones médicas.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Ocho mujeres se sumaron este lunes a una demanda contra la normativa antiaborto de Texas (EE.UU.), que prohíbe esta intervención y penaliza a las personas que les ayudan a interrumpir su embarazo, por haber puesto sus vidas en peligro.
La abogada del Centro de Derechos Reproductivos Molly Duane, que representa a las denunciantes, explicó en una llamada con periodistas que esas mujeres se suman a la denuncia interpuesta en marzo por otras cinco afectadas y dos médicos contra el estado de Texas.
En paralelo, las demandantes presentaron este lunes una petición para que se suspenda el veto al aborto en este estado en caso de complicaciones médicas, a la espera de que el pleito se resuelva.
“Las nuevas demandantes son mujeres con casos similares al de nuestra denunciante principal, Amanda, al haber perdido sus bebés por romper aguas de manera prematura y haberse visto forzadas a enfermar antes de que pudieran tener acceso a una atención”, apuntó Duane.
Durante sus embarazos, todas recibieron diagnósticos de que sus fetos no eran viables y en algunos casos se vieron obligadas a viajar a otros estados fuera de Texas para recibir atención médica.
La abogada señaló que una de las denunciantes recibió una cesárea solo para ver cómo su recién nacido fallecía al poco en casa.
Otra demandante, Jessica Bernardo, supo en agosto pasado que estaba embarazada; a las 14 semanas averiguó que era una niña con síndrome de Down y siete días después recibió “las noticias más devastadoras”.
Emma, el nombre elegido para su hija, tenía una condición fetal mortífera y no tenía esperanzas de vida.
Al mismo tiempo, Bernardo estaba en riesgo de desarrollar una enfermedad “rara y grave”, conocida como síndrome del espejo o síndrome Ballantyne, que “puede hacer que los fluidos (del feto) suban a los pulmones y el corazón”, causando problemas respiratorios, e incluso el fallo renal de la madre, detalló la mujer en la llamada.
El estado del feto comenzó a empeorar y a mostrar síntomas de enfermedad, pero Bernardo no pudo abortar en Texas porque “el corazón de Emma todavía latía”.
En consecuencia, la madre se vio obligada a marcharse de Texas, ya que los médicos de ese estado no podían hacer nada para ayudarla: “Bajo estas leyes, no pueden hablar abiertamente, ni siquiera hablarnos de las opciones que teníamos”, lamentó Bernardo.
Finalmente, consiguió interrumpir su embarazo en Seattle (Washington).
OTRA DENUNCIANTE
Elizabeth Weller estaba en la décimo novena semana de gestación de su primer bebé en mayo de 2022 cuando justo después del Día de la Madre rompió aguas.
“Grité, acudimos al centro de urgencias más cercano y después de que me hicieran unas pruebas quedó claro que el saco amniótico se había roto de forma prematura. Mi médico me dijo que una vez que eso pasa el bebé no puede desarrollarse o crecer”, apuntó Weller en la rueda de prensa telefónica.
Su médico también le avisó de que su cuerpo era vulnerable a “una infección grave” que podría resultar en la pérdida del útero, con lo que podía quedarse estéril e incluso perder la vida.
“Fue descorazonador y aterrador, me dijeron que o bien podía seguir con mi embarazo y dar a luz un bebé que inevitablemente moriría o bien terminar con el embarazo y proteger mi salud”, destacó.
Sin embargo, al día siguiente su médico le comunicó que debido a la nueva normativa antiaborto de Texas, su solicitud para abortar había sido denegada.
En ese momento, se vio ante dos únicas alternativas, “crueles e inhumanas”, como ella las describió, que eran o bien esperar en el hospital a que el corazón del feto dejara de latir para poder recibir un aborto o regresar a casa a esperar a que el bebé falleciera o a que ella misma desarrollara una infección letal.
Weller preguntó a su ginecóloga sobre la opción de viajar a otro estado, pero le dijo que era demasiado peligrosa para ella.
“La semana más oscura de mi vida comenzó cuando salí del hospital con el fluido amniótico todavía resbalando por mi pierna. Cada día que pasaba sufría la crueldad intencionada del estado. Mi bebé no sobreviviría y mi vida no importaba”, se quejó Weller, que finalmente sobrevivió después de perder a su hija.