La masacre de San Valentín: un crimen que marcó el final de una mafia
El suceso fue el final del conocido Al Capone.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
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La mañana del 14 de febrero de 1929, estaba lejos de ser un día para celebrar el amor y la amistad, pues se acercaba una matanza que marcaría el fin de una de las mafias más conocidas de Estados Unidos.
Chicago era una ciudad corrompida por la mafia y para tratar de contrarrestarla se prohibió el consumo de alcohol, lo que ocasionó múltiples enfrentamientos entre bandas.
La brutalidad de este día marcó un antes y después de la violencia entre bandas delincuenciales de la época y fue de esta forma que inició el fin de la ley seca en el territorio.
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De igual forma, se conoce en la historia como el principio del fin del capo más reconocido en el mundo, Al Capone, el gánster más famoso de los años 20, que aun después de nueve décadas, no se ha esclarecido.
Lo curioso del asunto es que aunque Al Capone se encontraba en ese fecha a mil kilómetros de distancia, sea uno de los implicados en la masacre.
De acuerdo con las autoridades, la matanza de san Valentín comenzó cuando un grupo de cinco hombres vestidos de policías se bajaron en frente de un garage en el que se encontraban otros hombres elegantemente vestidos que pertenecían a la organización criminal de los hermanos Morán.
Esta organización se encargaba de surtir licor ilegal en la zona norte de Chicago.
Al ingresar los supuestos policías al taller, los hombres no pusieron resistencia, entre los que se encontraban dos delincuentes reconocidos por ser el terror de la seguridad de la ciudad: Frank y Peter Gusenberg.
Los hombres vestidos de policías accionaron sus armas contra los que estaban en el lugar y el único testigo del hecho fue el perro del mecánico que se encontraba amarrado a uno de los carros del taller.
Después del suceso, el presidente Gerber Hoover, expresó que esa situación no sería solo cuestión de la ciudad de Chicago, sino que ya le competía al gobierno federal.
De esta forma, empieza a tener más fuerza el recién creado en FBI y a luchar en todo el país contra la delincuencia.
En esa lucha, cayó el gran Al Capone, pero con nada que tenía que ver con la matanza, porque fue arrestado por no haber acudido a una citación judicial y porque le encontraron varias armas escondidas.
Por este motivo, fue encarcelado, pasó seis años allí, pero al salir tenía demencia que había sido causada por una ETS, lo que terminó con su vida criminal.
“La matanza realmente molestó a mucha gente. Hizo parecer que EE.UU. estaba fuera de control, que las bandas estaban dirigiendo las ciudades, y Capone se volvió el objetivo” aseguró el biógrafo de Capone, Jonathan Eig para la BBC.
Eig también se dedicó a investigar los archivo del FBI y encontró detalles como que la matanza se había dado como venganza por la muerte del hijo de un policía, según la carta que un hombre le envió a Hoover en enero de 1925.
Si esta teoría resultó ser cierta, quienes entraron vestidos de policías al taller sí eran oficiales, quienes querían tomar venganza por la muerte del hijo de su compañero.